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Teatro

Josema Yuste: "Es fácil hacer humor grotesco y es difícil no hacer daño a nadie"

En ‘El aguafiestas’ interpreta este viernes y este sábado en el Teatro Gayarre a un sicario hospedado en un hotel que no puede cumplir con el encargo pedido por culpa del huésped de la habitación contigua 

Ampliar Josema Yuste y Santiago Urrialde, en una escena de El aguafiestas
Josema Yuste y Santiago Urrialde, en una escena de El aguafiestasSERGIO LACEDONIA
Publicado el 08/07/2022 a las 06:00
Dice tener “la pequeña cualidad” de notar el latido del público durante la función, en pleno silencio. Que recibe mucho de los espectadores incluso entonces. Y que por esa sensibilidad sabe que la gente está disfrutando con su último proyecto, 'El aguafiestas'. “Y nos los está recompensando con un aplauso final enorme”, afirma Josema Yuste (Madrid, 2 de marzo de 1954, 68 años), que actúa hoy y mañana en el Teatro Gayarre. Cuarenta y cuatro años dedicado a la comedia en distintos formatos, si echa la vista atrás ve “agradecimiento a la vida”. Y a él mismo. “Me he demostrado que he sido un luchador ante algunas adversidades. Creo que me merezco lo que tengo porque he tenido pocas ayudas externas y me lo he labrado solo”. 'El aguafiestas' es la historia de un asesino a sueldo [Yuste] que se hospeda en un hotel pero que no puede cumplir con el encargo pedido por el huésped de la habitación contigua [Santiago Urrialde], que pretende suicidarse tras abandonarle su mujer.
Estuvo en Pamplona en 2019 con 'Sé infiel y no mires con quién' y ahora con 'El aguafiestas' se va a repetir la foto: usted y Santiago Urrialde como protagonistas.
Está conmigo desde 'Taxi', la obra anterior a 'Sé infiel...', y ahora en esta. Es un actor con mucha gracia, muy eficaz, que transmite mucha humanidad en sus personajes. Y es muy buena persona: puedes viajar con él tranquilamente y no te va a dar ningún problema, es buen compañero, buen amigo, alguien que no busca conflicto, igual que yo, que trato de esquivarlo siempre que puedo. Tener de compañero de viaje a alguien como Santiago es muy apetecible.
Y es la segunda vez con 'El aguafiestas' que usted adapta una obra de Francis Veber [primero fue con 'La cena de los idiotas'].
Es un autor que me gusta, que creo que escribe muy bien comedia, la trama, los diálogos, los tiempos, el ritmo, los personajes... que no deja nada al azar y te ofrece una estructura literaria muy buena. Escribe de forma bastante atemporal: puedes hacer cualquiera de sus comedias hoy y también estará vigente dentro de 54 años. Pasa el tiempo solo por los giros cómicos, los chistes puntuales, los gags... pero no por la historia, de modo que, respetando la historia, genero nuevos chistes. Además trato de llevar los personajes un poquito más a mi terreno.
¿Qué le atrajo de querer interpretar a un sicario?
Realmente me atrajo esta comedia. Me parece una historia absolutamente surrealista, diferente a cualquier comedia convencional porque en el fondo hay una comedia dramática, dos situaciones duras las de los dos protagonistas que Francis Veber, muy inteligentemente, convierte en comedia y que yo me he atrevido a convertir en más comedia cómica si cabe, apretando un poco más las clavijas, dejando las sutilezas francesas a un lado y yéndome al terreno de la idiosincrasia nuestra española en general.
Usted ha dicho de El aguafiestas que tiene “profundidad desaparente”. ¿Por eso comenta que es una comedia dramática?
Sí, porque parece que no y luego resulta que sacas un conejo de la chistera. Tiene ternura, los personajes dan pena y tristeza -uno por patético y otro porque literalmente te da pena-, y es lo que subyace: la gente ve eso, pero se está riendo viendo ese drama de los dos, no me expliques por qué.
Se plantea qué peldaño situaría el espectador la amistad en la escalera de su vida, si estaría dispuesto a brindar su amistad por nada. Da por pensar que usted se ha cambiado de género...
[ríe] Es que la comedia es así, y tú la puedes hacer incluso más seria y menos divertida, que no he querido hacer aquí. Todos nos hemos reído de quien se cae en la calle hasta que sabes que se ha roto la rótula. Pues aquí ocurre algo parecido. Lo de la amistad se debe a que son dos personas que se encuentran casualmente en un hotel, que se estorban el uno al otro y a las que al final une curiosamente el tiempo y las dificultades que pasan juntas.
En otras funciones ha sido director, productor, actor... aquí se encarga además de la “versión y supervisión general”. ¿Eso es hacer y deshacer a su antojo?
[ríe] Sí, un poco. Como soy también coproductor, no he querido dirigir esta comedia porque es complicado estando el 95% del tiempo en escena. Tengo un amigo de absoluta confianza, con mucho oficio, Marcelo [Casas], al que dije que nos dirigiera. Pero sí, la última palabra es mía.
Se estrenó la obra en febrero en Segovia. ¿Qué sensaciones tenía entonces y cuáles ahora?
Normalmente ocurre que estrenas con la mayor ilusión que tienes en ese momento y la realidad es el público, que te va marcando el camino. Porque tú lo has trazado, pero, si eres inteligente y escuchas al público, vas modificando el camino según te va diciendo él. En mi opinión, no hay que hacerle caso al cien por cien, pero sí a un 75%. Y es lo que hago los seis-ocho primeros meses, lo que te permite corregir errores durante la gira, modificando gags, cambiando unos por otros, buscando una escena con más ritmo, metiendo más comicidad en un momento, quitándola en otro... Creo que ya estoy llegando a dejar la comedia en su sitio.
¿Es una presión añadida que se espere que haga reír siempre?
Sí, y entiendo esa presión y la compro, pero no la siento. No tengo ninguna frustración porque nadie me haya ofrecido un papel dramático. Me encanta hacer reír, me hace feliz hacer feliz a los demás, me lo paso fenomenal y me viene bien a mí, a mi espíritu, a mi alma.
¿Qué es para usted el humor blanco?
El que trato de hacer siempre: el que intenta no ofender a nadie y hacer gracia a todos, que no es fácil porque no siempre se consigue contentar a todos y no herir alguna sensibilidad. Se puede hacer humor de casi todo con inteligencia y buen gusto. Hacer daño a alguien, hacer humor grueso, grotesco y a veces guarro es muy fácil, pero yo trato de lo contrario: hacer cosas sin herir a nadie, y me atrevería a decir que es más bien difícil.

FICHA
Versión y supervisión general: Josema Yuste; dirección: Marcelo Casas; intérpretes: Josema Yuste, Santiago Urrialde, Maribel Lara, Vicente Renovell, Kiko Ortega, Arturo Venegas; una producción de Cobre Producciones, Olympia Metropolitana y Nearco Producciones


Este viernes y este sábado a las 20.30 horas en el Teatro Gayarre de Pamplona. Entradas, entre 10 y 20 €.

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