Memoria
El mal fario del estreno

Publicado el 07/07/2022 a las 06:00
7 de julio de 1922. Pasen y vean. Aquellos Sanfermines de hace un siglo marcaron a fuego el inicio de una nueva era festiva, con la inauguración de la ansiada nueva plaza de toros, la misma -con algo menos de aforo- que hoy acoge a diario a miles de mozos y mozas. El caso es que aquel primer encierro con final en la flamante plaza pamplonesa se inauguró con un montón de corredores en el callejón. Ya hubo agoreros pamploneses que en los meses previos advertían del peligro de un callejón en cuesta. Y el 7 de julio de 1922, un mozo tropezó con el albero y los demás se fueron amontonando como si formasen una gigantesca hamburguesa humana. Durante 40 segundos, los 14.000 espectadores que contemplaban la entrada en el coso, tuvieron que contener la respiración, y la tensión podía cortarse con un cuchillo. Nadie quería una inauguración con tragedia. Y el capotico de San Fermín extendió su manto y aquel montón, con los toros volando sobre los corredores, se saldó sin heridos.
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