San Fermín 2022
Cómo murió San Fermín y por qué es un santo negro
¿Quién fue San Fermín? ¿Existío en realidad? ¿Fue un santo negro? Desvelamos algunas incógnicas del santo morenico días antes de que se inicien las fiestas en su honor

- Diario de Navarra
¿Quién fue San Fermín? Algunos historiadores cuentan que fue el hijo de un jefe romano que llegó a Pamplona - Pompaelo- hacia el siglo III y que fue convertido al cristianismo. Otros hablan ya directamente del plesbítero Honesto, enviado a Pomaelo por San Saturnino para evangelizarla. Al parecer, Honesto evangelizó al senador Firmo y a toda su familia, entre ellos a su hijo Fermín. Fue bautizado con sus padres por el propio santo en el lugar en el que hoy se conoce como 'Pocico de San Cernin', según explican desde Turismo de Navarra. La historia del santo está rodeada de leyendas que hacen que sean varios los que ponen en duda su veracidad.
Sea como fuere, cuando Fermín cumplió diecisiete años comenzó a predicar por los alrededores. Más tarde, a los veinticuatro, fue consagrado obispo en Toulouse y volvió a la ciudad que le vio crecer para quedar unido a su historia para siempre.
MUERTE DE SAN FERMÍN
Tras disfrutar de una temporada en su ciudad, el obispo pamplonés decidió volver a Francia: en un primer momento estuvo en Aquitania, Auvernia y Anjou; más tarde en Amiens.En esta ciudad francesa se dice que bautizó a 3.000 personas, y fue allí donde acabó muriendo decapitado durante la persecución del emperador del Diocleciano. Años más tarde, en 1186, la historia cuenta que el obispo Pedro de París llevó de Amiens a Pamplona una reliquia de la cabeza del santo.
POR QUÉ SAN FERMÍN ES NEGRO
A pesar de ser conocido como el santo morenico, se desconoce si la imagen original mostraba un santo negro o si el rostro de San Fermín se ha oscurecido con el humo de las velas y el paso del tiempo. En cualquier caso, es un Santo moreno, según explica el propio Ayuntamiento de Pamplona en su página web.
SAN FERMÍN NO ES EL PATRÓN DE PAMPLONA
El que muchos creen patrón de Pamplona es en realidad copatrono de Navarra junto a San Francisco Javier, y su celebración arraigó especialmente en la capital navarra porque la ciudad y el cabildo catedralicio se posicionaron como claramente "ferministas" en el pleito con los "javieristas" que enfrentó a instituciones y pueblos en el siglo XVII por la advocación de Navarra a uno u otro, cuestión que zanjó en 1657 el papa Alejandro VII declarándolos a ambos.
En cualquier caso, la fiesta se remonta a siglos antes, pues ya se celebraba cuando en 1186 el obispo de Pamplona Pedro de París recogió en Amiens las reliquias de San Fermín y dispuso que su fiesta el 10 de octubre tuviera igual rango que la de los apóstoles. En 1591 las fiestas fueron trasladadas al actual 7 de julio.
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