El quinto peldaño de la escalera se celebró en honor a las personas que colaboran en el culto al santo
El quinto peldaño de la escalera se celebró en honor a las personas que colaboran en el culto al santo.
Las hermanas Yolanda y José Serrano Cañamares entregaron las cinco rosas a San Fermín.
José Antonio GoñiQuedan dos meses para dar comienzo a las fiestas de San Fermín. Y así lo celebraron decenas de personas el domingo por la tarde en la capilla del Santo en la quinta misa de la escalera que oficio el párroco Javier Leoz y amenizada musicalmente por Tempo Inter Mezzo. En esta ocasión el peldaño estaba dedicado a las personas que colaboran en el culto a San Fermín. Un reconocimiento a “todo el equipo de personas que están en la trastienda de San Fermín y que realizan una labor encomiable para que todo esté a punto”, según el párroco.
San Fermín siempre luce y está preparado para el culto de sus fieles en su capilla en la iglesia de San Lorenzo. Nunca le faltan flores frescas que embellecen su figura, los paños bordados que decoran el altar siempre están blancos y limpios. La luz que lo ilumina permanece encendida y no se apaga para que los fieles siempre puedan admirar su rostro moreno. San Fermín también tiene siempre quien le lea y quien le ayude a llevar la misa sin problema.
Todo esto gracias a las personas que están detrás, los que “se quedan a la sombra del capote”, como describió el párroco, “los que no se ven. El capital humano de la capilla de San Fermín y la parroquia de San Lorenzo que es un joya. Siempre están en segunda fila, pero hoy (por el domingo), su sitio es la primera fila”. Este grupo que el domingo recibió su reconocimiento lo forman, entre otros: los catequistas, lectores de la palabra de Dios, el despacho parroquial y la administración, el mantenimiento de manteles, flores, luces, carpintería y fontanería, el coro parroquial, el grupo de guitarras de la misa familiar, las hermanas de la Soledad, los encargados de la puesta a punto del Santo, la sacristanía, el grupo de voluntarios y acólitos, los infanticos de San Fermín y otros colaboradores.
De todas las personas que forman este grupo, alrededor de 80 personas, las hermanas Yolanda y José Serrano Cañamares, las encargadas de mantener las flores en buen estado, fueron las elegidas para la ofrenda de las cinco rosas a San Fermín. “Entre las bodas, bautizos y algún fiel, a San Fermín nunca le faltan flores. Nosotras las regamos, quitamos las flores que se estropean, lo que es el mantenimiento”, explicó Yolanda. Así llevan, día sí y día no, desde hace dos años, “empezamos cuando se arregló la capilla”, contaron estas dos hermana de la Rochapea que aseguraron sentirse muy a gusto y contentas con la gente que colabora. Entre estos, la familia de Israel Suárez, su mujer, Idoya Redrado, y sus hijos, Rocío y Guillermo, infanticos de San Fermín, que fueron los que pusieron el pañuelo al santo.
La ceremonia terminó con la entrega del pañuelo de San Fermín a una pequeña representación de todas las personas que se encargan de que San Fermín este a punto en cada ocasión. Un paso más en esta particular cuenta atrás hacia las fiesta de San Fermín, de la que solo quedan dos peldaño más: el 6 de junio y el 7 de julio.
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