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"El término “progresista” lo tapa todo, incluso que el actual bloque de gobierno haya perdido 27.000 votos"

Avatar del Chon Latienda Chon Latienda08/06/2023
El pasado 29 de abril, los socialistas navarros celebraron en Pamplona el “Día de la Rosa” acompañados por Pedro Sánchez. Chivite, tan acertada como siempre, y seguramente con los datos en la mano facilitados por Tezanos, dijo: “Estamos en disposición, por primera vez en muchos años, de ganar las elecciones; ganar para que Navarra gane. Vamos a ganar las elecciones, vamos a ser el primer partido de Navarra y, con ello, tendremos un gobierno mejor porque el PSN será más fuerte”. El viernes 26 de mayo, dos días antes de las elecciones, el gran cerebro del PSOE, Santos Cerdán, decía: “Vamos a ser la primera fuerza de Navarra, vamos a ganar las elecciones en Navarra y en España”. Santos Cerdán, coordinador general de campaña del PSOE para el 28M. Gracias, Cerdán.
Y llegó el 28M. Las intervenciones de todos los partidos, a la vista de los resultados, siempre se tiñen de un triunfalismo que en algunos casos raya en lo ridículo. Geroa Bai, que ha perdido casi 17.000 votos y dos escaños, decía que tenía muy claro que “el empuje que nos han dado las urnas va a ser fundamental en la conformación de instituciones progresistas”. El PSN, que ha perdido 3.600 votos, decía que “el bloque de gobierno sigue sumando más escaños que la derecha y nos proponemos liderar un gobierno progresista con nuestros actuales socios”. Y luego tenemos a Contigo-Podemos que, habiendo perdido casi 7.000 votos, ha dicho que “ganamos fuerza para un hipotético gobierno progresista”. El término “progresista” lo tapa todo, incluso que el actual bloque de gobierno haya perdido 27.000 votos.
Caso aparte es el de las fuerzas de la derecha. El análisis se torna complicado teniendo en cuenta la confluencia de todos ellos en “Navarra Suma” en 2019, así que habrá que mirar a 2015, cuando UPN y PP fueron separados en las elecciones. UPN sigue siendo el partido más votado en Navarra (que no el ganador), y ha conseguido prácticamente los mismos votos que obtuvo en solitario en 2015. Si después de ocho años en la oposición no han logrado atraer votantes, es que algo está fallando. Habría que poner en valor la marca que tanta prosperidad ha traído a Navarra; hacer equipo, tener un proyecto claro, y dejarse de personalismos. El PP ha tenido 10.000 votos más, pero nutrirse de tránsfugas de UPN y haber hecho una campaña de descalificaciones hacia quien durante años ha sido su socio, les ha hecho ser la excepción de un PP que ha barrido en el resto de España y que en Navarra se ha quedado al nivel de Contigo-Podemos con tres escaños. El fichaje de García Adanero, más conocido por sus soflamas contra Sánchez, sin duda justificadas, que por su contribución a los intereses de Navarra como diputado por Navarra, y más interesado por seguir de diputado en Madrid que en Pamplona de concejal, no le ha reportado al PP el tirón electoral que esperaba.
Y, obviamente, no puedo ignorar a los extremos: Bildu y Vox, los grandes triunfadores del 28M, aunque las diferencias entre ellos sean sustanciales. Vox no tiene ningún pasado terrorista ni ha incluido en sus listas a condenados por terrorismo.
Y como ahora toca “salvar al soldado Sánchez”, estamos asistiendo a un espectáculo bochornoso por parte del PSN que, haciendo calculados y fingidos ascos a Bildu hasta después del “pucherazo electoral” (denominación del exdirigente socialista, Paco Vázquez, al anticipo de elecciones generales), y con un Otegi recordándole “¿qué hay de lo mío?”, está subastando sus pírricos cinco votos en el Ayuntamiento de Pamplona al mejor postor. Un PSN, con actitudes zafias, diciéndole al partido más votado, UPN, “que ni le llame”. El PSN, un partido que pone en el mismo plano a Bildu y UPN al evitar una foto con cualquiera de ellos a pesar de no haber tenido ningún empacho hasta ahora en sentarse, fotografiarse y firmar acuerdos durante cuatro años con quien fue miembro de la Mesa Nacional de Herri Batasuna, Adolfo Araiz. Un partido que, con 11 escaños de 50, y hasta que Geroa Bai le ha bajado los humos, aspiraba a la presidencia del Parlamento de Navarra además de a la presidencia del Gobierno de Navarra; y con 5 concejales de 27, también quiere liderar el Ayuntamiento de Pamplona. Un PSN que con todo descaro le ha pedido al PP (partido de “derecha extrema”, según Pedro Sánchez) que apoye al actual alcalde de San Adrián, que ha perdido la mayoría absoluta, para que siga siendo alcalde. El PSN, un partido al que no le importaría pactar con Vox si ello le reportara espacios de poder, baste recordar sus propias palabras refiriéndose a sus pactos con Bildu: “Para nosotros lo importante no es el con quién sino el para qué”.
En resumen. El PSN, un partido que lleva sumido en un pozo electoral desde que su secretario general y presidente del Gobierno de Navarra, Urralburu, fuera condenado por el cobro de comisiones millonarias a empresas constructoras en la adjudicación de obras públicas; un partido que tuvo cuenta en Suiza para, según el propio Urralburu, “futuras necesidades del partido”; un partido cuya matriz (PSOE) está plagada de altos cargos condenados por corrupción y que ha tenido en sus filas a un ministro y a un secretario de Estado condenados por financiar, con fondos públicos, a un grupo terrorista (GAL)… ¿Quiénes se han creído que son para repartir carnets de “buenos” y “malos” y dar lecciones a todo el mundo? ¡Ya vale, hombre!
Chon Latienda Urroz Comentarista
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