La batalla electoral por Pamplona

QUEDA sólo una semana para la cita con las urnas y está claro cuál es el escenario de la gran batalla que se avecina por los votos. Pamplona, convertida en un pulso mano a mano entre UPN y Bildu. Entre Cristina Ibarrola y Joseba Asiron. Y es que la encuesta de CIES para este periódico señala que UPN sería la primera fuerza el 28-M en la capital navarra, pero que EH Bildu le pisa los talones. En la capital navarra confluyen todas las claves políticas que se entrelazan en estos endiablados comicios. A saber: las consecuencias que tendrá para el centro derecha su división; la fortaleza de EH Bildu a pesar del clamor contra la inclusión de condenados de ETA en sus listas. Y, por supuesto, que el fiel de la balanza del poder seguirá en manos del PSN, a pesar de su posible desgaste y de su silencio vendido a la estrategia de mantener el poder. Un duelo nuclear. Vayamos por partes. La encarnizada batalla por la alcaldía de Pamplona entra en su recta final. Es un duelo nuclear para UPN y para Bildu. Los regionalistas defienden su territorio, el gran bastión que conservan, la joya de la corona del poder municipal recuperado en 2019 (Pamplona, Tudela, Barañáin). Para Bildu, también es una joya, pero en este caso la que buscan recobrar con todas sus fuerzas, al igual que el resto de las alcaldías perdidas. Sería su gran baza de poder, el regreso de Joseba Asiron a su capital simbólica, un gran trofeo para exhibir. Hay que recordar cómo se elige al alcalde: el candidato que tenga mayoría absoluta de ediles (en Pamplona son 14 concejales) y, si no lo hay, se proclama alcalde el candidato de la lista más votada. De ahí el plus clave de ser la lista más votada. ¿Por qué las fuerzas están hoy mucho más ajustadas que en anteriores comicios? Confluyen un montón de causas que, entrelazadas, originan este panorama insólito. Para empezar, la ruptura del centro-derecha, de Navarra Suma, que pasa factura a este gran bloque electoral, el que mayor respaldo tiene entre los pamploneses. Porque, ojo, la encuesta de CIES indica que el voto de centro-derecha no disminuye. Al revés, es que crece en la capital. La suma de los votos de UPN, PP y Ciudadanos podría ser de casi dos puntos más que hace cuatro años (el 40,8% con Navarra Suma en 2019 y el 42,6% ahora entre las tres fuerzas). El difícil acomodo del centro-derecha. Lo que pasa es que este aumento no se traduce en concejales. Donde ahora tienen 13 ediles, la encuesta señala que se quedarían entre 11 en el peor caso y 13 en el mejor. Para empezar , porque el voto a Ciudadanos se perdería (según la encuesta, claro), al no llegar al mínimo del 5% que se exige para tener un concejal en el ayuntamiento. Por cierto, lo mismo ocurriría con el voto de Vox en la capital. Pero sobre todo, porque la división y el equilibrio interno de fuerzas que se está formando entre UPN y PP en Pamplona debilita sus posición de conjunto. UPN ya no tiene a su figura más representativa como candidato (Enrique Maya) y el relevo regionalista, Cristina Ibarrola, no tiene todavía el mismo peso entre sus votantes. Por otro, el PP, rival ahora, va muy crecido en Pamplona donde presenta un candidato muy conocido (el diputado Carlos García Adanero, expulsado de UPN y ahora en las filas populares). El trueque de Bildu. Por contra, por el lado del voto nacionalista, EH Bildu crece también casi dos puntos y de 7 podría pasar a 8/9 ediles. Asiron le roba votos a Geroa en Pamplona entre los nacionalistas, igual que Uxue Barkos lo hace con Bildu en el Parlamento. Son los componentes personales de la política, que claro que influyen cuando se trata de la política local. Así que UPN debe preocuparse primero por revalidar como fuerza más votada. Y luego, si acaso, confiar en que el PSN cumpla lo que ha prometido (que votará a su propia candidata, Elma Saiz), a pesar de que Bildu exige a voz en grito Pamplona como pago, como moneda de cambio, por darle apoyo al Gobierno de Chivite en el Parlamento. Demasiadas dudas e intereses políticos en juego. Tan sólo queda la esperanza de que el escándalo mayúsculo de los ex-etarras en las listas de Bildu ponga al PSOE más difícil este trueque por el posible coste electoral que supondría en el resto de España antes de las generales. Lo único que no ofrece dudas hoy es que la batalla de Pamplona es cosa de dos.

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