El Rincón
La llave del Gobierno de Navarra la guarda Ferraz
Bildu busca avanzar en el poder municipal y tiene la tecla perfecta para presionar al PSN con el Gobierno foral en juego

Publicado el 30/04/2023 a las 06:00
PEDRO Sánchez protagonizó ayer en Pamplona el arranque de la campaña de los socialistas navarros para el 28-M. El presidente, rodeado de la parafernalia del poder, habló de muchas cosas en clave nacional en Baluarte, incluida una apuesta por la FP en una tierra que hace mucho que ya la hizo.
Pero pasó por alto el meollo de estos comicios para la Comunidad foral. Y es que si los electores no dan un golpe sobre el tablero político (la volatilidad es mucha a pocas semanas de las urnas), la llave del Gobierno volverá a estar en manos del PSOE. Y será la sede central de Ferraz, Madrid en última instancia, la que decida sobre el futuro de Navarra ya que los socios que han elegido (los nacionalistas) se frotan las manos pensando en la capacidad de presión que van a ejercer.
Regreso al poder y cambio de alianzas. Es evidente que el PSN vive una nueva época dorada en el poder a pesar de no haber ganado las elecciones. Es fruto del giro completo que dio María Chivite hace cuatro años aceptando negociar con Bildu su abstención para llegar a la presidencia.
Lo que era una línea roja ética sostenida en el tiempo (no pactar con Bildu, que todavía es incapaz de condenar el terrorismo de ETA) pasó a ser un recuerdo. Y el giro de 180 grados consiguió su gran objetivo; asegurar el poder. De hecho, Navarra fue un banco de pruebas para el PSOE, que luego ha adoptado esta estrategia a nivel nacional con Pedro Sánchez.
La realidad es que el PSN hace muchos años que posee la llave de la gobernabilidad en Navarra. Lo que ocurre es que ha cambiado de puerta. En vez de ayudar a construir mayorías desde la centralidad política (como antaño), ha girado a sumar con la izquierda radical y nacionalista. Y en ese cambio de paradigma se ha instalado la política navarra.
El PSN en el ecosistema de Sánchez. El partido en Navarra forma parte del “ecosistema” político nacional de Pedro Sánchez sin ninguna fisura. Vaya, que Chivite no es Lambán o García Page, barones con voz diferenciada, y que el PSN adopta como propio y sin rechistar el tramado de alianzas establecido por Ferraz.
Y más con el vertiginoso ascenso en estos años en el partido de Santos Cerdán, el navarro escudero de Sánchez, todo poderoso (y temido) secretario de organización y muñidor de los pactos en toda España. Incluye el blanqueo político de Bildu (y de ERC) y pactar un gobierno en Euskadi con el PNV y en Navarra con Geroa Bai.
Por eso, en estos nuevos comicios de mayo el PSNa lo que aspira es sencillamente a repetir, a volver a tener la presidencia del Gobierno de Navarra con los mismos socios. Y con la muleta de Contigo Navarra (Podemos, I-E, Baztarre), la fuerza que aúna el voto a la izquierda del PSOE y aquí además sin guerra interna fratricida como la que les desangra a nivel nacional.
Los socialistas se sientan “cómodos” en este panorama. Confían en el poco desgaste de la figura de Chivite, en sus políticas sociales y en la división del centro-derecha y tienden, casi casi, a dar por hecho que seguirán en el Palacio de Navarra.
Un exceso de seguridad. Y cuidado con el optimismo. Primero, porque un exceso de seguridad siempre desmotiva. Dos, porque una parte de su electorado (mucho o poco) recela de sus acuerdos con Bildu y puede quedarse en casa (es al votante al que aspira a atraer UPN, por cierto). Y además porque el equilibrio de las alianzas que sostienen hoy al Gabinete de María Chivite es de todo menos estable. Sus socios y aliados son, a la vez, sus mayores quebraderos de cabeza. Ahí están las infraestructuras. El PSN impulsa el TAV y el Canal de Navarra y su socio Bildu los niega abiertamente. Choque de trenes continuo.
Geroa Bai por otro lado, con la poca sintonía entre Chivite y Barkos, y la tensiones que han aflorado en temas nucleares como el euskera, donde para el nacionalismo todo es poco.
Pamplona y las exigencias de Bildu. Un Bildu al alza (igual que en Euskadi) aspira además a superar a Geroa en votos y a subir el listón de sus exigencias. Hay un trofeo de primera sobre la mesa. La alcaldía de Pamplona. Navarra Suma estuvo cerca de tener la mayoría absoluta y parece claro que la disyuntiva sigue siendo alcaldía para UPN o Bildu, como hace cuatro años.
Y que el PSN, Ferraz de nuevo, tendrá la llave o el fiel de la balanza si el centro derecha no suma 14 de los 27 escaños. En el partido llevan tiempo preparando a Elma Saiz para esta batalla (hay quien sostiene que fue nombrada portavoz del Gobierno sólo para que tuviera más presencia pública y ganar visibilidad). Y ahora aseguran que no van a hacer otra cosa que votarse a sí mismos, como hace cuatro años. Pero nadie se fía, y con toda la razón del mundo.
Bildu va a poner toda la carne en el asador. Porque el próximo avance en la estrategia nacionalista es acrecentar el poder en el mapa municipal. Bildu quiere Pamplona (su logro más preciado), pero no sólo. Quiere teñir toda la Comarca de Pamplona de sus siglas junto a Geroa Bai. Y para eso buscan que el PSN les abra la puerta del poder de par en par. Y tienen la tecla perfecta para presionar con el Gobierno de Navarra en juego. Esa es la clave.