Cartas de los lectores
Juego de tronos en Navarra

- José Ignacio Palacios Zuasti
El presidente de UPN acaba de plantear la posibilidad de rebajar de 50 a 40 el número de parlamentarios forales. Coincido con él en que esa reducción no supondrá menoscabo alguno de la legitimidad de la Cámara, pero creo que no aborda el problema principal que ahora estamos contemplando en el centro-derecha navarro, que no es otro sino el de la profesionalización de los políticos, que abordé recientemente en estas páginas (La fábrica de chocolate, 12.01.2023). Para solucionarlo, es preciso volver a la situación anterior, a que los parlamentarios y concejales trabajen en sus profesiones u oficios, cobren de ellos y sean por estos por los que coticen a la Seguridad Social, y que al Parlamento o Ayuntamiento dediquen un tiempo y solamente perciban unas dietas.
Cuando uno lee la información que este periódico recoge el 17.04.2023 (visita de Feijoo y listas de UPN) y lo compara con lo aparecido en esas mismas páginas el 1.11.2008 (cinco días después de que UPN afirmara que en las relaciones con el PP “solo cabe un nuevo marco de colaboración”), acaba diciendo que no entiende nada y que se está volviendo loco. Porque ese 1 de noviembre, en una misma página, salía Javier Trigo como uno de los siete primeros cargos electos que dejaban UPN y se iban al PP, y Sergio Sayas, entonces presidente de Juventudes Navarras, anunciando que se presentaba a la reelección, al tiempo que “compartía” las decisiones de la dirección del partido regionalista en el proceso que había precedido a la ruptura del pacto con el PP y daba un apoyo expreso al presidente Sanz. Ahora, casi quince años después, Trigo es candidato al Parlamento por UPN, mientras que Sayas asiste al acto de Feijoo con el que está coaligado.
Estos días, en su despedida, el todavía parlamentario regionalista Jorge Esparza, dice que va a seguir empujando “con la misma ilusión que tenía el chaval que se afilió hace más de 15 años a UPN sin esperar nada de todo lo que ha pasado”. Sí, es mucho y sorprendente lo que en estos años ha sucedido en el centro-derecha navarro. En ellos, UPN ha celebrado dos congresos y tres de los que aspiraron, sin éxito, a ser presidentes, así como una que intentó ser secretaria general, y uno que durante años fue secretario general, que en el momento de la escisión de 2008 todos estaban “a muerte” con UPN y su presidente y nos llamaban “ingratos” y “traidores” a los que volvíamos a nuestra casa después de la ruptura, hoy han abandonado sus filas y militan o se presentan por el PP. No sé si su ideología ha cambiado o si hoy siguen pensando lo que declaraban cuando estaban y optaban a esos cargos en UPN: “Hay muchas cosas que nos diferencian del PP, nosotros somos un partido de Navarra, por Navarra y para Navarra. El Partido Popular es un partido nacional… pero el PP no sé si antepone Navarra, mientras que nosotros sí. (…) Navarra en estos momentos es clave para la vertebración y unidad de España y a veces el Partido Popular entiende muy poco cuál es la singularidad de Navarra”. Como tampoco sé si los que en 2008 eran del PP y ahora encuentran acomodo en las listas de UPN de la noche a la mañana se han convertido en regionalistas o si todos ellos, unos y otros, en este juego de tronos en el que han convertido la política han dado ese salto mortal simple y llanamente buscando el sueldo y la cotización a la Seguridad Social que les garantiza su escaño parlamentario o concejil.
Una cosa tengo clara: el acuerdo estable y permanente que alcanzamos en marzo de 1991 entre UPN y PP, por el que la organización del PP desapareció de Navarra, se integró en UPN y los entonces afiliados entramos a militar en el partido regionalista, ese que se rompió en 2008, fue una fórmula de éxito para el centro-derecha navarro. Prueba de ello es que, en los 17 años de su vigencia, salvo el paréntesis provocado por la escisión del CDN de Alli, se gobernó en Navarra y en sus principales ayuntamientos y que, a partir de entonces, en 2011, UPN formó un gobierno en coalición con el PSN, que se rompió abruptamente y, después, hemos tenido dos cuatripartitos, de Barkos y de Chivite. Y, ahora, además de la poca ilusión que supone ese divide y vencerás, a los votantes del centro-derecha se nos plantea un gran dilema, pues tenemos que optar por unos o por otros cuando las redes sociales están llenas de fotos en los que esos mismos posaban juntos hace cuatro días en amor y armonía y ahora se presentan en listas diferentes y a cara de perro. Una cosa está clara: el fracaso está asegurado.
José Ignacio Palacios Zuasti Presidente del PP de Navarra en 2008
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