La sensación de falta de seguridad es una de las principales preocupaciones ciudadanas

Hace unos días Pamplona acogía una jornada sobre la delincuencia en las ciudades, en la cual se ponía en valor el trabajo de las cámaras de seguridad y cómo estas ayudan a la resolución del delito. Pero me gustaría ampliar el foco y poner sobre la mesa algo que es tan importante como contar con cámaras de seguridad, integrar todos los recursos disponibles para crear una estrategia en materia de criminalidad para toda Navarra. Hacer que esta se adapte a los distintos ámbitos delincuenciales, los cuales vemos cómo se mimetizan en las nuevas tecnologías y los cambios sociales. Tenemos que revisar y adaptar nuestra estrategia en materia de seguridad pública analizando las nuevas amenazas delincuenciales y afrontar los nuevos desafíos a los que nos enfrentamos, una estrategia que sea el origen de la prevención y un instrumento vital para la reacción ante las distintas amenazas. Los escenarios delincuenciales está claro que cambian, haríamos un flaco favor a la sociedad navarra mirando hacia otro lado ante el aumento de los hechos ilícitos y la sensación de inseguridad que se genera en ocasiones cuando el ciudadano ve que no se aportan las soluciones necesarias. Me refiero a quienes de una forma u otra son parte del entramado de la seguridad pública, no solo policías y jueces, ya que la seguridad como un bien común que es debe preocupar a toda la sociedad navarra. La sensación de falta de seguridad que en las distintas encuestas ciudadanas se refleja como una de las principales preocupaciones, no deja de ser una de las consecuencias negativas asociadas a la percepción que tienen los ciudadanos ante hechos delictivos. La percepción de inseguridad es libre y es por eso que en las encuestas se ven valores muy altos de inseguridad subjetiva, sin haber sido víctima de ninguna acción objetiva. Navarra, como Comunidad foral diferenciada en su modelo de seguridad pública tiene que ser capaz de generar y diseñar una respuesta eficaz a las principales amenazas, no solo en materia de seguridad pública, sino que se debe integrar en esa estrategia a todos los actores que trabajan en el mundo de las emergencias, desde el ámbito preventivo hasta el paliativo. La adaptación del plan de seguridad pública de Navarra a los nuevos tiempos tiene que hacerse bajo la premisa de los distintos informes prospectivos en materia de seguridad pública, donde se detectan los nuevos riesgos y amenazas que en materia de seguridad y emergencias pueden poner en peligro no solo la seguridad sino el estado de bienestar social de Navarra. Dentro de esos riesgos, podemos indicar uno al que nuestros recursos nunca se habían enfrentado, como fue la pandemia, que tanto dolor dejó entre los navarros, pero también nos dejó alguna lección en materia de seguridad. No me refiero solo a la seguridad ciudadana, sino a la seguridad como un bien común, abarcando sanidad, emergencias, seguridad alimentaria, seguridad asistencial, seguridad medioambiental, etc. Las amenazas son muchas en este ámbito, pero podríamos indicar algunos de los principales ejes, como son, los riesgos naturales que son los olvidados en materia de seguridad pública y luego pasa lo que sucedió el verano pasado. La seguridad vial y movilidad, con el reto ilusionante de la competencia en exclusiva para nuestra Policía Foral. Los distintos riesgos tecnológicos, donde vemos el salto exponencial en delitos cibernéticos. Está claro que Navarra no es una isla en materia de seguridad pública y se ha visto salpicada por el crimen organizado, donde verdaderas organizaciones delictivas tratan con seres humanos y realizan verdaderas operaciones financieras de gran tamaño en materia de narcotráfico. La violencia contra la mujer tiene que estar en uno de los primeros lugares a la hora de analizar esta adaptación del plan de seguridad pública, optimizar los sistemas y mecanismos de evaluación del riesgo de la víctima y sobre todo la capacidad a la hora de compartir información entre los distintos actores que luchan contra esta lacra. Está ahora mismo sobre la palestra, la violencia y delincuencia en los entornos de ocio. Es un tema que preocupa a la sociedad y que se tiene que abordar no solo de forma reactiva ante el hecho en sí, tenemos que ser capaces de analizar este fenómeno y generar políticas preventivas ante este tipo de hechos. Estas son algunas de las amenazas para nuestra sociedad en materia de seguridad, pero existen bastantes más. Ante esta problemática ¿qué se puede hacer? En primer lugar, quienes nos gobiernan tienen que hacer una elaboración y adaptación legislativa para adecuar y perfeccionar la legislación, adaptando los instrumentos jurídicos y administrativos a las nuevas formas delincuenciales. Sin el compromiso de nuestros dirigentes para generar una verdadera política en materia de seguridad pública seguiremos cayendo en los mismos errores que se repiten una y otra vez en esta materia tan importante. Gustavo Galarreta Analista en Seguridad y Defensa

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