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"¿Es usted también euskarófobo?"

Avatar del Iñaki Iriarte Iñaki Iriarte14/03/2023
Menos de un mes le queda ya a la legislatura y continúa el misterio en torno al futuro del II Plan Estratégico del Euskara. Presentado allá por agosto de 2021 por el departamento de Relaciones Ciudadanas, su aprobación definitiva por parte del gobierno que preside María Chivite estaba prevista para diciembre de ese mismo año. Pero dicha aprobación no tuvo lugar ese mes… ni en enero, ni en febrero, ni en marzo… y así hasta ahora. ¿Qué ha podido suceder? Probablemente, los lectores, ocupados como están con sus propios asuntos y, acaso, con la atención más puesta en los escándalos del “sólo sí es sí” y del Tito Berni, lo hayan ya olvidado. Pero, ¡para eso está un servidor! Lo que pasó fue que, aparentemente, una vez publicado el plan, la parte socialista del Gobierno descubrió -e inmodestamente reclamo para mí el haber propiciado el descubrimiento- que el plan incluía objetivos tales como la “universalización de un conocimiento mínimo de euskara” a todos los escolares navarros, saltándose la zonificación y la voluntad de las familias. El PSN, disgustado, insistiendo en que “sólo era un borrador” y con un ojo puesto en la reacción de Bildu, reclamó a Geroa Bai (a Podemos el asunto parecía darle un poco igual) renegociar los contenidos del plan.
Y, según me cuentan, ahí siguen las cosas. Renegociando, pero tampoco mucho. Si este parón es un signo de firmeza por parte de Chivite, Barkos y Araiz (cada uno respecto a sus convicciones) o, simplemente, un mero “acuerdo estratégico” entre todos ellos con el fin de no disgustar a sus respectivas parroquias, cara a las elecciones del próximo mayo, es una incognita cuya resolución dejo al gusto de cada lector.
Sin embargo, no es mi propósito ahora contribuir a sembrar cizaña entre los socios, sacando de nuevo el tema a colación. Mi interés se limita a advertir acerca de otro contenido de ese II Plan Estratégico, digamos, más “de concepto” y que pasó totalmente desapercibida en su momento. Me refiero a qué es lo que se entiende en el mismo por estar a favor o en contra de la promoción del euskera. Verán cómo la cosa tiene su miga.
De acuerdo con el texto publicado por el Gobierno de Navarra: “El 33,3 % de la población navarra de 16 años o más se muestra favorable a la promoción del euskera, el 27,6 % no está ni a favor ni en contra y el 39,1 % está en contra”. Por descontado, la existencia de opiniones desfavorables se considera un mal que hay que remediar, reforzando “las actitudes sociales a favor del euskera”. “¿Y no le parece a usted un mal? ¿Qué clase de euskaldun es usted?”. Bueno, el quid estriba en cómo se defina tener una “actitud desfavorable”. El documento no lo hace expresamente; la fuente que cita -la VI Encuesta sociolingüística-, tampoco. Así que, intrigado, pregunté por escrito a la señora consejera Ollo. Y la consejera, amablemente y como es su deber, me aclaró la cuestión.
Explicado resumidamente: cuando se elaboró esa VI Encuesta sociolingüística se preguntó a los entrevistados su acuerdo, indiferencia o desacuerdo con estas cuatro frases: 1. “Es mejor que la gente estudie inglés en lugar de estudiar euskera”, 2. “Para entrar en la administración pública debería ser necesario saber euskera”, 3. “Es imprescindible que todos los niños y niñas aprendan euskera” y 4. “Todas las radios y televisiones que se reciben en Navarra deberían tener bastantes más programas en euskera”. Quienes respondieran su acuerdo total o parcial con tales afirmaciones (excepto, es de suponer, la primera -aunque la respuesta de la consejera no dice nada al respecto) eran considerados “favorables a la promoción del euskera”; quienes no estuvieran ni de acuerdo, ni en desacuerdo o no contestaran, “ni favorables, ni desfavorables” y quienes estuvieran en total o parcial desacuerdo, “desfavorables a la promoción del euskera”.
Lo primero que me vino a la cabeza al leer la respuesta de la consejera fue que, conforme a tales criterios, estar en contra de la promoción del euskera, ser un malvado euskarófobo, era insospechadamente sencillo. Yo mismo tenía que reconocerme como uno de ellos (como, por otro lado, la propia consejera ya me había advertido en el pasado), puesto que, por limitarme a dos de las frases citadas, ni considero “imprescindible” que todos los niños aprendan vasco ni, menos aún, que su conocimiento sea necesario para acceder al empleo público. En realidad, a mi juicio, reservar éste al 14% de la población (quienes sabemos más o menos bien euskara) equivaldría a instaurar en Navarra un mandarinato lingüístico todavía peor que el que el nacionalismo vasco ha construido en la Comunidad Autónoma Vasca, con el beneplácito del Partido Socialista de Euskadi.
Intuyo, no obstante, que tampoco en el Partido Socialista de Navarra comulgarán con ambas sentencias. Y que no estarán de acuerdo en que ello equivalga a tener una “actitud desfavorable a la promoción del euskera”. Sin embargo, también me temo que continuarán dejando a los nacionalistas seguir definiendo de forma tan parcial quién es un euskarófobo y utilizando el dinero público para cambiar las (supuestas) “actitudes desfavorables a la promoción del euskera”. Una pena. Esperemos que en mayo las urnas les hagan cambiar de parecer.
Iñaki Iriarte López Profesor de la EHU/UPV y parlamentario foral de Navarra Suma
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