Pocas cosas claras a seis meses de las urnas

El Día de Navarra nos recuerda lo que somos, una comunidad con una personalidad propia muy marcada y con una historia singular. Pero también que el futuro está por escribir. Una idea clave a seis meses de las próximas elecciones para elegir el Gobierno foral. Políticos muy poco valorados. Según un reciente estudio del BBVA, los partidos políticos son la institución en la que menos confían los españoles (sólo un 28%), junto a los bancos (35%) y las redes sociales (44%). En el otro extremo, el de máxima confianza, están la sanidad pública (con un 88%), la policía (85%) y el ejército (76%). El primero de los datos habla del grave y preocupante desprestigio de la actividad política. A la hora de buscar causas, los expertos escriben libros enteros. Pero no ayuda nada el lamentable espectáculo de un Congreso de los Diputados convertido en espacio de insultos cruzados. O el de un Gobierno de España, con Pedro Sánchez a la cabeza, empeñado en pactar y ceder sólo ante los independentistas para seguir en el poder. Cuando más necesario es contar con políticos con credibilidad y liderazgo, menos abundan en el poder. La fuerza de la unión. La clase política navarra tiene los ojos fijos ya en la cita electoral del 28 de mayo. Sin embargo, de entre todo el espectro, sólo algunos partidos tienen clara la fórmula para presentarse ante los votantes. Por ejemplo, el PSN y Bildu. Sin añadidos. El resto de las fuerzas políticas todavía no ha cerrado el cómo acuden a las urnas. Es el caso de Geroa Bai, que no termina de cerrar su acuerdo interno entre los socios:el partido socialverde de Uxue Barkos y el PNV. Que desde fuera no se ve, pero es evidente que existen tensiones internas. Y luego existen otras dos formas de ver tú propio espacio político que van en sentido contrario. La primera, de la dispersión a la unidad. La izquierda del PSN lo tiene claro. Podemos e I-E fueron separados a las urnas en el 2019 y obtuvieron muy discretos resultados. Dos escaños en el Parlamento los primeros y uno los segundos, y la división les dejó fuera en Pamplona. Así que se han dado cuenta de que la unión hace la fuerza y ahora irán juntos para aprovechar todos y cada uno de los votos que obtengan y no tirar ninguno a la papelera. Y por eso han creado la marca Contigo Navarra para 2023. De la unidad a la dispersión. En cambio, el centro-derecha lleva el camino exactamente opuesto, de la unión a la disgregación de ofertas. El centro derecha fue todo junto a las elecciones de 2019 en las siglas de Navarra Suma (UPN, PP y Ciudadanos) y obtuvo 20 escaños de los 50 del Parlamento, la lista más apoyada con muchísima distancia sobre el resto (el siguiente, el PSN, 11 escaños). Eso no impidió que Javier Esparza (UPN) se quedara en la oposición, porque todos los demás partidos se aliaron para dejarlos fuera y dar la presidencia a María Chivite, que necesitó también la luz verde de Bildu. ¿Y ahora? Una gran incógnita. El centro derecha es hoy todo un galimatías de siglas donde puede haber hasta cinco posibles listas electorales para el mes de mayo. Y eso genera desasosiego entre muchos votantes. Sin duda. Cinco posibles opciones. La fuerza que siempre ha liderado con amplitud el centro-derecha, UPN, no ha terminado de deshojar la margarita de si repetirá o no coalición. Las quinielas alrededor de la sede regionalista apuestan porque UPN abogará por ir sola a las urnas esta vez, al contrario que hace cuatro años. Veremos. En este caso, porque entienden que marcan mensaje más centrado, no diluyen más las siglas y generan más opciones para entenderse con otros en la próxima legislatura. Por el otro lado, un PP al alza a nivel nacional, que busca consolidar presencia y siglas en Navarra tras muchos vaivenes y que hoy elige a su nuevo presidente regional, Javier García, con la prevista presencia de Alberto Núñez Feijóo. El PP quiere subir el precio para reeditar la coalición por el ala derecha (lo que la hace mucho más difícil) y hoy está previsto que Feijóo y Esparza se saluden, pero nada más allá, sin entrar al meollo del debate que se traen entre manos. Y el tercero es un Ciudadanos liderado por Carlos Pérez-Nievas, un partido con una grave crisis interna a nivel nacional y que se resiste a morir y desaparecer. Para completar el puzzle , los dos diputados expulsados temporalmente de UPN (Sergio Sayas y Carlos García Adanero) que tampoco han despejado el camino pero quieren seguir estando activos en política. Se entiende que el PP estaría encantado de contar con ellos. Por último, un Vox irrelevante hasta ahora a nivel regional, pero que quiere buscar su hueco a rebufo de su evidente protagonismo nacional. Una partida de mus en marcha. Toda esta gran partida de mus está en marcha. De fondo, un electorado que clama por tener opciones de gobernar. Y dar con la estrategia correcta no es fácil. Como siempre, la política es una suma de proyectos, egos, siglas y necesidades. A priori, cuanta más unidad, más fácil se lo pones a los electores. Menos votos habrá que se vayan por el desagüe porque no sirvan para obtener escaño. El caso más evidente es Pamplona, donde tener un concejal más o menos decidirá la alcaldía clave. Pocas bromas caben. Otros politólogos señalan que, por el contrario, varias siglas sumarían más votos dada la polarización que existe también en el seno de la derecha en estos momentos. Los estrategas del centro-derecha debieran ser capaces de pensar con la cabeza. Y recordar que lo que les pide su electorado a estas opciones es que piensen menos en sí mismas y más en la fórmula que abra posibilidades de llegar al Gobierno, que pueda movilizar más votos y que genere más ilusión. Ese es el reto que tienen, y no es pequeño.

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El galimatías del centro y derecha lleva a que haya hasta cinco posibles ofertas electorales distintas en Navarra en mayo

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