Sánchez se doblega ante los sediciosos
Pedro Sánchez ha anunciado una proposición de ley en el Congreso para sustituir el vigente delito de sedición por otro de desórdenes públicos agravados. Un anuncio que el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, saludó como un logro propio, fruto de un acuerdo con La Moncloa, que en su relato abre el camino hacia modificaciones legales asimilables a la amnistía reclamada por el independentismo catalán y a la convocatoria autorizada de un referéndum en Cataluña. De este modo, Sánchez se asegura la aprobación de los Presupuestos y el final de la legislatura, además de consolidar su relación con los independentistas. El presidente demuestra así que está dispuesto a mantenerse en el poder, sea lo que sea que los independentistas le pidan a cambio, e incumpliendo una vez más lo prometido. La vía elegida no solo acelera la tramitación de este cambio en el Código Penal, sino que está pensada para eludir los dictámenes preceptivos del Consejo de Estado, el CGPJ y el Consejo Fiscal que habría requerido un proyecto de ley. La iniciativa rebajará de forma sustancial las penas por las que fueron condenados los líderes del procès y a las que pueden enfrentarse los huidos de la Justicia por esa causa. Pero sus efectos van mucho más allá, ya que elimina el delito de sedición sin crear otro equivalente para acciones que intenten violentar el orden constitucional, como las desarrolladas en Cataluña en torno al referéndum independentista del 1 de octubre de 2017. De forma que el Estado tendría menos herramientas para defenderse de hipotéticos ataques futuros a su integridad territorial. Porque eso, y no unos desórdenes públicos graves, fue lo que juzgó el Supremo. Aunque no se llamen sedición, las penas previstas para tales actuaciones en los principales países europeos son muy superiores a las vigentes en España, como aclaró en su sentencia el Alto Tribunal, lo que cuestiona la coartada de la homologación con la UE esgrimida por el Gobierno. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, advirtió que revertirá esta “aberración” si alcanza el poder.