Sánchez saca su manual de resistencia
El presidente intenta insuflar aliento al partido, tras la debacle en las andaluzas, las diferencias con Podemos y la proximidad de las elecciones autonómicas y municipales del mes de mayo
El comité federal del PSOE se reunió ayer con el propósito declarado de reactivar el partido tras el mal resultado de las andaluzas, ratificando los cambios propuestos por Pedro Sánchez en la dirección socialista y dando inicio a la preparación de las municipales y autonómicas de mayo de 2023. La sensación de que las estructuras del partido y su propia actividad se habían ido diluyendo bajo las responsabilidades de gobierno, y las dificultades para rescatar la acción del Ejecutivo del ruido generado por las diferencias con Unidas Podemos, desataron las alarmas tras las andaluzas del 19 de junio. Aunque no le será fácil disipar dicha sensación al secretario general y presidente mediante relevos en las portavocías -como si el problema fuese solo de comunicación- o incrementando el peso de ministras y ministros al frente del partido. Resulta ya sintomático que el momento elegido por los socialistas para escenificar el inicio de su recuperación se haya visto ensombrecido, una vez más, por cuitas entre sus socios de Unidas Podemos, dirimidas precisamente a cuenta de cargos en el Ejecutivo. En su intervención ante el comité federal, Sánchez no dijo ni una palabra que no hubiera pronunciado con anterioridad. Volvió a esgrimir el argumento moral de que los socialistas se están enfrentando a adversidades desde su llegada a la Moncloa. El mensaje de fondo es que el presidente aspira a poder culminar su obra cuando ya haya pasado lo peor -es decir, a partir de 2024- y que sería injusto que acontecimientos globales penalizaran su ejecutoria antes de tiempo, empleando para motivar a la militancia la existencia de poderes que intentan impedir su triunfo. Típico mensaje de quien considera que su situación no se debe a sus propias decisiones y posibles errores, sino a factores ajenos. La fatiga estuvo ayer presente en los rostros de un comité federal convertido en puro trámite, para asentir las decisiones ya adoptadas previamente por el propio Pedro Sánchez. A partir de ahora se enfrenta, sobre todo, a sí mismo.