Volantazo populista de Pedro Sánchez
Que Podemos y Bildu muestren su satisfacción con las medidas anunciadas por el presidente, es la evidencia de que el camino iniciado por el gobierno de Sánchez no es el más adecuado
El guión del presidente Pedro Sánchez en el debate sobre el estado de la nación no podía ser otro que el de sacar de la chistera una serie de medidas económicas que intentaran poner sordina a una inflación intolerable para las clases media y baja de la sociedad española. Pero ni su advertencia de que “irá a por todas”, ni los anunciados impuestos extraordinarios a los bancos y a las compañías energéticas, ni la gratuidad de los abonos de los trenes de cercanías o las becas complementarias a los estudiantes... van a cambiar la sensación de deterioro económico y la pérdida de poder adquisitivo de la población. El Gobierno de Sánchez pretende recaudar 3.500 millones al año con los nuevos impuestos a bancos y eléctricas - el Ibex se desplomó tras el discurso del presidente-, dinero con el que se espera costear otras medidas que ayuden a los ciudadanos a paliar el efecto de la inflación. Sin embargo, hay que ser muy ingenuo para pensar que bancos y energéticas no vayan a repercutir ese hachazo impositivo a los clientes. Es evidente que ante los pésimos resultados electorales en los últimos comicios y las perspectivas futuras tan poco halagüeñas, Sánchez ha pretendido dar un volantazo a la izquierda con medidas de carácter más populista que efectivas, y al mismo tiempo hacer un guiño a su socio de gobierno, Unidas Podemos. Que esta organización política y Bildu muestren su satisfacción con las medidas anunciadas desde la tribuna del Congreso, es la evidencia de que el camino iniciado por Sánchez no es el más adecuado. El descrédito de este gobierno y de su presidente en esta recta final de legislatura es tal que difícilmente el electorado va a creer en un cambio de rumbo, más allá de intentar permanecer en el poder junto a Podemos y de grupos como Bildu o ERC. Las abismales diferencias con el nuevo PP de Núñez Feijóo hace imposible un entendimiento franco entre los dos principales partidos del país, necesario para solucionar los problemas de la gente.