Cartas de los lectores
Que no nos estropeen la procesión de San Fermín

- Ignacio del Villar
San Fermín predicó por Navarra y Francia que Jesucristo murió en la cruz por amor a toda la humanidad y después resucitó, abriéndonos así las puertas para la vida eterna. Sus grandes dotes como orador, la convicción con que hablaba y su ilusión por evangelizar, hicieron posible que muchos se unieran al cristianismo. Sin embargo, el éxito de Fermín también generó odio y rabia entre los sacerdotes de los templos paganos, que instigaron a los gobernadores romanos para que le dieran muerte y lo decapitaran. Dejaron el cuerpo del santo abandonado en la cárcel donde le habían recluido poco antes de morir, a la espera de descuartizarlo. Pero un cristiano piadoso lo recogió secretamente y le dio un digno entierro.
Durante la procesión que se celebra en honor al santo también hubo sentimientos encontrados. De un lado había vítores y aclamaciones para San Fermín. También algunos aplaudían y saludaban a las autoridades civiles y religiosas. Pero en la última parte del recorrido sucedió lo contrario. Un buen número de personas encendidas de odio se dedicaron a gritar UPN fuera, a zarandear y a proferir insultos contra el alcalde y algunos miembros del consistorio. Solo el buen hacer de la policía impidió que sucediera algo más grave. El obispo, sucesor de San Fermín, también fue objeto de las iras de esta turba. Le arrojaron cerveza y había carteles que decían cosas como “los hipócritas fuera”, “inmatriculaciones escándalo monumental”, “devolved lo robado” o “ladrones al infierno”. El Gobierno de España reconoció en febrero de 2021 la legalidad de las inmatriculaciones realizadas por la Iglesia Católica en España. Pero determinados medios de comunicación siguen difundiendo calumnias sobre este y otros temas, propiciando el anticlericalismo. También había una pancarta que afirmaba “queremos vivir en Navarra sin Opus”, y lo curioso es que el rótulo venía acompañado de los colores de la diversidad. ¿La diversidad es solo para algunos?
El resultado es que, con el pasar de los años, se van cancelando eventos. El Riau Riau se sigue celebrando, pero de forma extraoficial y con menos glamur debido a la ausencia del consistorio. En San Sebastián ya hace muchos años que se suspendió la procesión de la Salve. Recuerdo de pequeño pasear por el Casco Viejo de esa ciudad y ver un cartel que decía: “Kaña a la Salve”, preparando el ambiente posterior. Espero que la procesión de San Fermín no siga los mismos derroteros y sea un lugar de encuentro entre lo civil y lo religioso, entre personas que tenemos distintos pareceres, pero que nos respetamos y unimos en el rojo y blanco que tanto impresiona al forastero que viene por primera vez a las fiestas. Asimismo, deseo expresar mi solidaridad con el alcalde, los concejales y autoridades religiosas que han sufrido en mayor o menor medida el embate de esta turba; también con los policías, en especial los heridos, uno de ellos con la nariz rota.
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