La N-121-A que le han negado a Navarra

No han servido de nada las numerosas recomendaciones de expertos navarros que se vienen sucediendo sobre la conveniencia de redactar un proyecto que permita la conversión futura de la N-121-A en un 2+2. Con informes y referencias de 2014 a 2017 y despreciando datos más recientes, la decisión del Gobierno de Navarra para la vía más peligrosa y de mayor densidad de tráfico de Navarra es un trazado 2+1. Debemos recordar que en marzo de 2021 entró en vigor la Orden Circular 1/2021 del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. La primera norma elaborada exprofeso por un elenco de expertos para proyectar las carreteras 2+1, que es lo que el consejero de Cohesión Territorial del Gobierno de Navarra, Bernardo Ciriza, dice que están haciendo en la N-121-A. Un mes antes, el Gobierno de Navarra inició las obras negándose a dejar abierta la posibilidad de conversión de la N-121-A, en el futuro, en un diseño 2+2 y, por lo tanto, desatendiendo la recomendación que recoge la propia Orden Circular en su punto 2.4; en dicho punto se indica que donde el crecimiento de la demanda justifica la implantación de carreteras de alta capacidad, pero las disponibilidades económicas requieran programar por fases la actuación, podrá considerarse la opción de la carretera 2+1, en cuyo caso “el tramo será proyectado de modo que resulte compatible con la futura ampliación a sección 2+2”, “inventariando las actuaciones necesarias para la conversión definitiva en sección 2+2 e incluyéndolas en el proyecto para disponer de ellas en el futuro”. A pesar de esto, el consejero Ciriza y el Gobierno de la Comunidad Foral, le niegan a Navarra la posibilidad de conseguir algún día los máximos niveles de seguridad para la N-121-A. Se están asegurando de que nunca pueda tener un trazado 2+2. De que nadie pueda hacerlo nunca. Ni este Gobierno ni ningún otro. ¿Y por qué? ¿A quién beneficia que no se redacte a tiempo un proyecto que permita la ampliación de un carril más en el futuro con un coste razonable? Veamos dos cuestiones. Una parte de la N-121-A -todavía de titularidad navarra- discurre por Guipúzcoa, desde Endarlaza a la frontera de Behobia. En virtud de un convenio firmado con la diputación guipuzcoana, Guipúzcoa está obligada a intervenir en ese tramo en consonancia con las obras que acometa Navarra en el eje de Belate. Casi 10 kilómetros que debería abordar Guipúzcoa. Sin embargo, con la mediocre opción elegida por el Gobierno foral, Navarra pierde la posibilidad de disponer de un mejor acceso a la frontera con Europa. Y Guipúzcoa encantada porque no tiene que hacer ni pagar nada. ¿Qué hacen mientras tanto formaciones como Bildu y Geroa Bai, socios del PSN en el Gobierno de Navarra, y con gran peso, este segundo a través del PNV, en las Juntas Generales de Guipúzcoa? Corroborar estas decisiones e impedir la cohesión territorial de Navarra de sur a norte, a cambio de su propia ‘Reserva Territorial’. La segunda cuestión. Tampoco beneficia a los miles de vehículos y de ciudadanos que deben transitar por una vía a la que no se dota de la seguridad necesaria. Y esto es lo más doloroso. Lo que con más delicadeza y tacto hay que abordar, pero también sin eufemismos. Cuando hablamos de seguridad hablamos de muertos que deben ser mencionados. Dolorosos para todos. A muchos les ponemos cara, nombre y apellidos. El Sr. Ciriza se defiende argumentando que la citada Orden Circular entró en vigor un mes después del inicio de las obras y que lo que contiene son recomendaciones y no instrucciones. ¿A qué usuarios de la N-121-A pretende convencer con semejantes explicaciones? ¿Saben el consejero y este Gobierno cuántos navarros tomamos decisiones vitales en función de la N-121-A? ¿Cuántas decisiones toman las empresas? El consejero debería encontrar argumentos sólidos en lugar de esconderse constantemente detrás de los técnicos del Departamento de Cohesión Territorial, con quienes busca que nos enfrentemos cuando criticamos sus decisiones. Cobarde actitud: la decisión es política y su obligación, hacerlo bien. Los técnicos ejecutan las decisiones políticas que consejero y el Gobierno adoptan y de las que deben hacerse responsables. Pobres explicaciones, concluyendo, para justificar esta hipoteca en la seguridad de la N-121-A. Escasas y pueriles también. Tanto que, como no tengan otras, no sé cómo se van a dar algunas respuestas, ahora y en el futuro. Impedir la posibilidad de ampliar la N-121-A a un 2+2 cuando Navarra tenga un gobierno con voluntad y preocupación quedará en el debe de la gestión irresponsable de quienes hoy dirigen las riendas de nuestra Comunidad. Isabel Olave Ballarena Parlamentaria de NA+ y miembro de UPN

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