Autonomía fiscal y el mundo al revés

Tardaba en regresar la polémica sobre la autonomía de las comunidades a la hora de fijar impuestos. Es un Guadiana de la política española. Lo que pasa es que este año viene teñido de surrealismo puro. Es el mundo al revés. El independentismo catalán (ERC) arranca al presidente Pedro Sánchez (PSOE) la promesa de limitar la autonomía fiscal de las comunidades en el Impuesto del Patrimonio. Pero vamos a ver. Los de ERC ¿no quieren ser soberanos para hacer lo que quieran, incluso lo que no pueden hacer, irse de España? Y ahora se dedican a dar lecciones de qué es lo que pueden o no hacer los demás. En este caso, Madrid, el objetivo contra el que disparan su dardos políticos. Lo peor no es lo que piden desde ERC. Lo peor es que Sánchez entre al trapo y lo pacte. El Impuesto sobre el Patrimonio. Recapitulemos. La comunidad de Madrid (PP) tiene una activa política de impuestos bajos, algo que notan sobre todo las rentas altas. De hecho, ha eliminado (bonificado) el Impuesto del Patrimonio, el que grava la riqueza. Hay que recordar que es un impuesto muy discutido porque casi no existe en la UE, muchos profesionales sostienen que supone hacer pagar dos veces por la misma riqueza (una cuando se adquiere y otra por el hecho de tenerla) y, sobre todo, que afecta a las clases medias-altas y no a los más ricos. En España lo eliminó el presidente Rodríguez Zapatero (sí, del PSOE) y luego lo volvió a reinstaurar con la anterior crisis económica con el objetivo de recaudar más “de los que más tienen”. Y ahí sigue. Está totalmente transferido a las comunidades autónomas y la gestión de Madrid ha sido la más radical ya que decidió bajarlo a cero para sus contribuyentes. Ha sido la única, incluso entre las que gobierna el PP. Eso ha hecho que la capital se haya convertido en un atractivo punto de destino para fortunas del resto del país. ¿Paraíso fiscal? Por ello sus detractores, y el Gobierno catalán entre ellos, le acusan de hacer competencia desleal (“dumping”) e incluso de ser un “paraíso fiscal”. Cataluña en cambio apuesta por subir sus impuestos, con lo que la “brecha” con Madrid se agranda. Sin darse cuenta, por supuesto, que el problema real que tuvo Cataluña con la fuga de empresas y capitales fue la inestabilidad absoluta creada por el soberanismo. Ahora lo que propone ERC es limitar la autonomía de las comunidades, que no puedan hacer lo que quieran, sino que exista una cuota mínima. Dicho de forma más clara, ERC aboga por la recentralización del Estado al pretender “recortar” la autonomía fiscal de las comunidades. Ver para creer. La lógica de armonizar. Es cierto que el debate viene de muy atrás. Y la idea de “armonizar” la fiscalidad entre las autonomías es muy vieja y no tiene un padre ideológico. La han manejado desde los estudiosos de Gobiernos del PP a ahora los del PSOE. Armonizar, ojo, quiere decir poner orden y fijar unas reglas mínimas de juego compartidas. Tiene sentido y hasta lógica si se hace en el marco de un debate general y buscando el necesario consenso con el PP. Lo que no tiene ni pies ni cabeza es hacerlo como lo pretende el PSOE. Sin un acuerdo previo y a impulsos del independentismo. Eso es pretender meter un cambio sustancial con calzador y darle un triunfo pírrico a ERC. Navarra y su autonomía fiscal. Por cierto, el debate fiscal siempre acaba salpicándonos. Navarra tiene una autonomía fiscal garantizada por el Amejoramiento y plasmada en un Convenio Económico que le permite fijar sus propios impuestos. Así que esta controversia no le afecta en absoluto y podrá seguir fijando este impuesto. Otra cosa es que quieran meternos en ella. Navarra tampoco podría ser nunca un “paraíso fiscal”. Por la sencilla razón de que nuestro Convenio Económico recoge que tendremos una “presión fiscal efectiva global” similar a la del resto de España. Es decir que podemos cambiar impuestos pero, en conjunto, debemos pagar de forma similar al resto de los españoles. Mejor concepto de “armonización” no cabe. Difícil sacarnos los colores. Además, en estos momentos va a ser más difícil que alguien quiera sacarnos los colores. La razón es muy simple. En varios impuestos el porcentaje que se paga en Navarra es de los más altos de España. Sí. Eso exactamente. En IRPF, Navarra tiene el tipo marginal más alto del país, el 52% para rentas de más de 300.000 euros, que seguirá siendo el más alto aunque se apruebe la subida del IRPF nacional que han pactado PSOE y Podemos. En Sociedades (que grava el beneficio de las empresas) de nuevo el porcentaje que pagan las grandes empresas aquí es el mayor de España (el 28% frente al 25%), aunque es menor en Navarra para las pymes. Y en Patrimonio, en la pasada legislatura, teníamos el peor impuesto de toda España para los empresarios familiares (ahora ya se ha corregido). Y, para terminar, los datos. Navarra prevé recaudar este año 42 millones por Patrimonio de unos 9.000 contribuyentes que declaran tener bienes por un valor total de 14.000 millones. ¿Quienes son? Los que tienen un patrimonio de más de un millón de euros, descontados 250.000 euros por su vivienda. Luego en Navarra se deja exenta una base de 550.000 euros (en la mayoría de España es de 700.000) y el resto de los bienes paga el impuesto que puede ir desde el 0,16% al 2%.

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Los debates fiscales siempre acaban salpicando a Navarra, aunque en este caso es difícil que nos saquen los colores

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