Eneko Anaut, director de la escuela de música “Francisco Casanova” y Fermín Irigoien, técnico de cultura, repasaron la actividad formativa y cultural en un municipio en el que han nacido y se mantienen infinidad de conjuntos, agrupaciones y asociaciones que dan vida con sus actuaciones y actividades. Irigoien, que charló Leire Mateos sobre el escenario de la escuela de música, explicó además el uso coordinado del salón de actos que acogió el programa y buena parte de las actuaciones relacionadas con las artes escénicas que se programan en Berriozar.
De la escuela de música “Francisco Casanova” destacó Anaut la gran cantidad de conjuntos y agrupaciones que surgen desde que a los siete años se introduce el lenguaje musical y la enseñanza de instrumentos en el alumnado. “Es una de las señas que tenemos, la creación de conjuntos”, desveló. Antes, de cuatro a seis años se enseña con juegos la melodía y el ritmo a los alumnos. Además, se ofrece formación a personas adultas y han formado agrupaciones como la fanfarre, las bandas y las de pianos y acordeones. Habló también de la estrecha relación con el pueblo. “Se actúa durante el año, en el concierto de primavera, en Navidad, en la jubiloteca, en el Olentzero. Los alumnos son de Berriozar y ensayan grupos como la banda, la coral, el coro rociero... Nos nutrimos de ellos y la relación es muy especial”, señaló el director en un vídeo que se pudo ver en el programa.
"HACER PUEBLO"
De la actividad cultural y el trabajo llevado a cabo habló Irigoien. “Se ha trabajado bastante desde que empezó a crecer el pueblo. Con dedicación y ganas. Se trabaja en la identidad para dar cabida a personas que llegamos de muchos sitios distintos y para procurar que todos seamos vecinos y motores de un pueblo en el que se vive dignamente”, apuntó. Y resaltó el trabajo y participación de asociaciones en la programación musical, teatral, de danzas y expositiva de Berriozar.
“¿Cómo se consigue? Con mucho tiempo, muchas personas que destinan ese tiempo y dedicación y ganas. Y también con recursos públicos y capital humano. Al final podemos hacer una programación cultural con asociaciones y artistas de la localidad”, destacó.
Los cien años de una escuela pública “conectada” con el pueblo y el entorno
En 1922 Berriozar estrenó su escuela en unos locales que ahora usa la asociación Lantxotegi. El empeño del concejo entonces de la cendea de Ansoáin hizo posible contar con un espacio propio que fue germen de la enseñanza pública actual. En total cinco centros cuentan en Berriozar como parte de escuela pública en 2022: la escuela infantil Urtxintxa, los colegios Mendialdea I y Mendialdea II, el instituto y la escuela de ocio y tiempo libre que surgió en el centro juvenil “Gaztegune”. Sus directores abrieron las últimas fiestas como forma de reivindicar la efemérides y la importancia de los centros. De esa relación con el pueblo se habló ayer. En un vídeo lo hizo la directora del instituto IESO Berriozar, Leire Arrieta, y en directo las directoras de los colegios Mendialdea I, Nerea Urtasun, y Mendialdea II, Patricia Aizpurua.
Arrieta habló de un centro “accesible” por su carácter público y su ubicación. También de las relaciones que se han hecho entre profesorado y familias. “Es posible una enseñanza de calidad porque se trabaja juntos y al unísono, también con los colegios, en los programas del ayuntamiento...”.
Catorce años llevan las actuales directoras en Mendialdea y han visto la evolución desde un centro único para Infantil, Primaria y ESO hasta la separación actual tras la creación del IES y la segregación en dos centros según los modelos lingüísticos. “Ha evolucionado mucho y par bien y hay que poner en valor aquella dirección de un centro con casi 1.000 alumnos. Ahora ha evolucionado y la organización ha supuesto un avance para la gestión más cercana y adecuada y para tener unas escuelas más amables”. Respecto a las diferentes modalidades lingüísticas, Nerea Urtasun consideró un “lujo” la oferta para las familias entre el modelo D y los programas PAI A y PAI G. Destacó asimismo el carácter comarcal, con alumnos procedentes de Berrioplano, Juslapeña e Iza.
Aizpurua habló del trabajo enfocado al bienestar emocional y del reto de la revolución tecnológica. Y destacó la ubicación del colegio, en la falda del monte y junto al aula de la naturaleza, además de las metodologías inclusivas.
El centro de salud demandado en 2008 se ampliará para fin de 2023
La consejera de Salud, Santos Induráin, fue la representante del Ejecutivo en el programa. Volvió a Berriozar, municipio en el que trabajó y creció profesionalmente como médico de familia entre 1989 y 2005, según relató, en un momento en el que ya se adivina la estructura del edificio con el que se está ampliando, junto al inaugurado en 1992, el centro de salud. Confirmó su finalización hacia septiembre u octubre de 2023, después de que el alcalde de Berriozar, Raúl Maiza, que también valoró el proyecto destacara que avanzan en plazo tras años de demanda.
Fue en 2008, recordó Maiza, cuando el Ayuntamiento completó la cesión del terreno que ya se demandaba para atender a la población creciente en Berriozar. Recordó que se duplicó en unos años y se hace necesario contar con nuevas instalaciones. La consejera recordó también la reivindicación. “La inauguración supuso para el personal contar con nuevos espacios y una organización que permitía dar una mejor respuesta. Pero se venía demandando ante el cambio de la población y el centro se hizo insuficiente. Y es una suerte que siendo consejera empezasen las obras. Ahora los profesionales van a tener más espacios y las personas un entorno más habitable que duplica consultas de medicina general y pediatría y también para residentes y que tendrá espacio para cirugía menor y aulas polivalentes para trabajos comunitarios y grupos y para prevención”, apuntó Induráin.
Valoró el trabajo preventivo y de hábitos saludables entre Consistorio, asociaciones y centro de salud, premiado en su día por el ministerio.
Por último, remarcó el trabajo en aspectos emocionales y habló de listas y tiempos de espera y las razones de los números actuales.
Los retos del comercio y la economía social
Javier Ongay fue el “embajador” ayer de la asociación que agrupa a servicios, hostelería y comercio en Berriozar, con 33 integrantes. Destacó la localidad como un buen lugar para invertir en el que la población respondió en tiempos de pandemia y en la que el ayuntamiento colabora en la organización de eventos. José María García Bressó habló de Traperos de Emaús, que trasladó una de sus sedes a la entrada de Berriozar, a una antigua fábrica.
Ongay destacó los retos en un momento de incertidumbre por la crisis y el aumento de costes. También por la digitalización y la necesidad de hacer frente al “gigante de internet”. Pero resaltó los valores de la “cercanía y el cariño” del pequeño comercio. “Estamos con miedo, pero también con ganas de trabajar y esperanzados”.
García recordó el fin social y ambiental de la entidad que dirige en Navarra , el papel educativo que se lleva a cabo junto a la mancomunidad y el carácter solidario de Berriozar. Y recordó su lema. “Pensar en qué puedo hacer yo, como Zaratustra”.