La Kirikoteka, de la manzana a la sidra

La tradicional fiesta de la Kirikoteka, que se celebra en Arizkun desde hace ya 17 años, tuvo dos grandes protagonistas, el buen tiempo y, por supuesto, las manzanas. Cientos de personas asistieron a esta curiosa tradición, donde la sidra corre a raudales y la historia cobra vida en el lagar de Gamioxarrea. La fiesta también contó con una feria de artesanía en la que doce puestos ofrecían: embutidos, quesos, miel, talos, pan, dulces, ropa, complementos, pinturas o juguetes, y continuó con una suculenta comida popular y ambientación callejera. SIDRA CON HISTORIA Esta celebración tiene por objetivo conservar y revivir el método tradicional de elaboración de sidra, para el que el colectivo cultural Jo Ala Jo renovó hace un par de años este lagar y unas prensas del siglo XVIII, según informó uno de sus miembros, Joseba Indabere Ochandorena, de 38 años y natural de Legasa. En el edifico tiene lugar el plato fuerte del día, la representación del proceso de prensado, para el que este año se utilizaron 2.200 kilos de manzanas de hasta 21 tipos diferentes: burni, goikoetxea, butzin, libra, urdin, mozolo... Unos 1.500 kilos se importaron de Guipúzcoa por la mala cosecha. “Generalmente toda la fruta es del pueblo, pero este año hemos tenido bastantes problemas con la recolección, así que no ha quedado más remedio que traer las manzanas de fuera”, subrayó Joseba Indabere. Durante la recreación del lagar Gamioxarrea, en el que varios jóvenes machacaban la fruta al ritmo de sus mazos (también llamados Kirikotekas) y la canción Dolare Kantak, Pello Iriarte Zelaieta narraba la historia de la Kirikoteka: “En el siglo XVII y XVIII, los jornaleros venían del campo con cientos de kilos de manzanas y, tras acordar un precio con el dueño, hacían uso delas instalaciones para elaborar su sidra”. Este arizkundarra de 37 años aseguró que el método se mantuvo hasta principios del XIX, cuando la introducción de la industria acabó con el proceso tradicional. A la hora de elaborar la bebida, aclaró Pello Iriarte, “había dos etapas de fermentación: la primera en la que la bebida perdía todo el CO2 y la segunda, que duraba hasta la primavera”. Para el proceso era necesario contar con un edificio como el lagar que se compone de tres alturas: el desván donde se suben las manzanas; la primera planta donde se prensa la fruta y, actualmente, se exhiben fotografías de esta fiesta en ediciones anteriores, y la planta baja, donde se encuentran los barriles o kupelas y ahora también el bar. Niños y adultos degustaron el jugo elaborado ayer, cerca de 1.300 litros porque más o menos se consigue aprovechar un 60% de las manzanas prensadas. Lo que sobre de la celebración se mantendrá en las barricas hasta la primavera. BAILE Y OTRAS TRADICIONES Uno de los aspectos más curiosos a ojos de los visitantes que acudieron a la cita fue la estructura de la comparsa. Además de los típicos músicos y gigantes, una joven se situó sobre un arcón de madera, con el mazo o Kirikoteka a mano, mientras que seis mozos la transportaban al ritmo de la música. Más tarde, en la plaza mayor, tuvo lugar el baile de la Kirikoteka. Poco después, destacó la participación del grupo de Markina (Vizcaya), Zerutxu dantza taldea, que interpretaron numerosos bailes tradicionales como el aurresku o la ezpatadantza. Este grupo de dantzaris se compone de 110 miembros y cuenta con cincuenta años a sus espaldas, explicó su representante Felipe Amutxastegi Duralde, de 80 años. Uno de sus dantzaris realizó la mayor acrobacia de la jornada, bailar sobre el arcón. Tanto la gente del lugar como los visitantes se mostraron entusiasmados con la celebración. Los primeros consideraban que la fiesta aportaba “mucha vida” al pueblo y que era “una fantástica forma de conservar las tradiciones”. Los segundos calificaron la tradición de “curiosa” y se mostraban sorprendidos por cómo se elaboraba la sidra. Maite García Alonso, de 42 años, venía con su familia desde Pamplona para ver el machaque de las manzanas y lo de la canción. “Nos enteramos de la tradición de la Kirikoteka hace un par de meses cuando vinimos de casa rural y nos hablaron de ella”. La familia de Merche Arriaga García, de 54 años, llevan muchos años viniendo a esta fiesta tradicional. Ella consideraba que “ver el proceso de elaboración de la sidra, en especial la parte de triturar y machacar las manzanas, era lo más llamativo”. También destacó que el “ambientillo que se genera en este tipo de fiestas tradicionales, la cercanía y la alegría” son un incentivo para volver y repetir la experiencia.

La Kirikoteka, de la manzana a la sidra

La tradicional fiesta de la Kirikoteka cumple 17 años con 2.200 kilos de manzanas y unos 1.300 litros de jugo. El buen tiempo acompañó a dantzaris, arizkundarras y visitantes durante toda la mañana

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