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Empleo

La falta de socorristas condiciona la temporada de baño pospandemia

Su contratación se está convirtiendo estos días en un verdadero quebradero de cabeza en pequeños municipios de Tierra Estella con piscina

Ampliar Imagen de archivo de un curso de socorristas celebrado en las instalaciones de Ardantze
Imagen de archivo de un curso de socorristas celebrado en las instalaciones de Ardantzearchivo (Montxo a.g)
Publicado el 05/06/2022 a las 06:00
En la temporada de baño pospandemia, la que prepara libre ya de restricciones la inminente apertura de las piscinas, un nuevo factor se ha convertido estas semanas en un verdadero quebradero de cabeza para ayuntamientos de Tierra Estella con recintos de baño municipales. A pocos días de su apertura, no hay socorristas para todos. Un problema que acusan principalmente pequeños municipios entre los que se encuentran Abárzuza, Bargota o el valle de Guesálaz. También en Villatuerta se sigue buscando. Y son solo una muestra de lo que se vive también en otras localidades.
La campaña estival comienza el 18 de junio en las instalaciones de Guesálaz, situadas en el concejo de Muez. Como la mayor parte de las de este tamaño, precisan dos socorristas para cubrir los turnos y solo disponen de uno en estos momentos. Preocupado por ello, el alcalde del valle, Pedro Soto, se lo trasladaba a la consejera de Cultura y Deporte, Rebeca Esnaola, durante su visita esta semana a la campaña escolar de vela en Alloz. Le pidió, subraya, que se echara desde el Gobierno de Navarra una mano en lo posible para buscar una solución. “No es nada fácil, sobre todo en poblaciones como las nuestras algo más alejadas. Hay pocos, eligen sitios más grandes y es un problema conseguirlos”, señala.
En el otro extremo de la merindad, Bargota afronta una experiencia similar. Su ayuntamiento lleva semanas anunciando una plaza de socorrista para la temporada y no consigue cubrirla, con lo que de momento cuenta solo con una persona para el servicio que pone en marcha el 17 de junio. Su alcaldesa, Cristina Remírez, explica que convocaron la contratación pidiendo como requisito estar inscritos como demandantes de empleo en esta categoría en la oficina del SNE de Estella.
Como en otras localidades, vieron cómo la bolsa que llega de ahí no cubría ni de lejos toda la demanda y siguieron buscando. Anunciando en redes, con el boca a boca o a través de los grupos de difusión de Whatsapp.
En parecida situación se encuentra Abárzuza, otro de los pequeños municipios que se vuelca en hacer de sus piscinas el eje de la vida local cada verano. Su alcalde, Alberto Pagola, señala que este ha sido siempre un trabajo tradicionalmente cubierto por estudiantes, que en verano obtenían así un dinero extra.
SALARIO Y PERSONAL COMPARTIDO
Aunque la nueva normativa foral que aumenta las exigencias formativas para ejercer de socorristas no se está pidiendo aún y la moratoria permite la convivencia de la antigua titulación con la nueva, sí se ve en ella una de las causas de este déficit. Unos requisitos tan elevados -dicen desde los ayuntamientos- que van a echar atrás a los perfiles que tradicionalmente nutrían estos puestos. Hasta el punto de que un salario que en estas pequeñas localidades puede situarse entre los 1.300 y 1.400 € netos al mes no está resultando suficiente ante esta carencia.
Mientras se acerca la fecha de apertura, se continúa intentándolo. En el caso de Villatuerta, que difunde por Whatsapp su oferta y que este verano quiere contar con un tercer socorrista dado que la afluencia de las tardes lo hace necesario. En Igúzquiza, con una de las piscinas con más reclamo de la zona, han conseguido este año solventar la situación y tienen ya sus dos plazas. Pero su presidente, Raúl Galdeano, comparte las sensaciones de sus compañeros. Recuerda cómo el año pasado ya se les hizo muy complicado y recurrieron finalmente a una fórmula compartida con el vecino pueblo de Luquin. En vez de dos socorristas cada uno, se asociaron para contratar tres entre los dos que rotaron por ambas piscinas.

Las nuevas exigencias, aún con moratoria, entre las causas

¿Qué ocurre para qué se repita esta situación? Ayuntamientos consultados apuntan a la titulación exigida por la nueva normativa foral por la que quienes velan por la seguridad de los bañistas deberán tener una formación profesional cualificada y avalada por una titulación oficial. No bastará con un curso exprés de unas 52 horas, sino que se exigirá un certificado de 370 horas de enseñanza teórica y práctica.
El propio decreto foral de 2018 que lo establecía así en la normativa de piscinas contemplaba un periodo transitorio de tres años para evitar que no pudieran cubrirse todas las plazas necesarias. Una moratoria que iba en principio a finalizar el pasado diciembre. La pandemia y la disminución con ella de cursos y certificados llevó a ampliarla un año más, con lo cual este verano esa nueva acreditación no resulta todavía necesaria para ejercer en este puesto.
Aún así, los consistorios sí señalan a este nuevo marco como una de las causas de lo que están viviendo. Hay -subrayan- confusión al respecto además de que la cantidad de horas que resulta necesario invertir en esas nuevas titulaciones las hace menos atractivas para estudiantes que buscaban solo un empleo estacional. Los antiguos -dicen- han cumplido años y se dedican a otras cosas y los nuevos no son suficientes, ni auguran lo serán en los próximos años.
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