Historia
Un viaje en el tiempo: la Fiesta Medieval de Artajona
Batallas de espadas y desfiles a caballo de la corte, estas son algunas de las actividades características de la edición 21 de los Encuentros de Historia de Artajona que reunió a familias y vecinos para remontarse a la época medieval del pueblo

- Micaela Barriga Arbulú
La mañana empezó gris y se avistaba un poco de lluvia. Sin embargo, el tiempo no detendría a los artesanos y panaderos, quienes fueron montando sus puestos y colocando sus productos para vender. El pregonero envainó su espada y acomodó su túnica. Se aseguró de tener el pergamino que tenía guardado en el bolsillo y salió del Ayuntamiento de Artajona. Una niña le esperaba en la puerta. Al verla, una sonrisa cubrió su rostro y el pregonero exclamó: “¡Hija, mira cómo se ha vestido papá!”.
Ricardo Abad Martínez no estaba acostumbrado a usar ese tipo de atuendo, pero consideraba un honor haber sido escogido anunciador este año para las fiestas medievales de Artajona en su edición 21. En noviembre del año pasado, Abad hizo el mismo recorrido con la bicicleta, subiendo y bajando el Cerco de Artajona durante 24 horas. Con el reto se recaudó dinero para una niña artajonesa con una enfermedad degenerativa. “Cuando terminé el reto me dijeron que lo que me faltaba era ser pregonero el siguiente año. Así que eso se ha cumplido”, comentó. Este año hizo el mismo recorrido, solo que esta vez a pie, vestido con túnica y corona y junto a un séquito de personas a caballo.
El cortejo avanzaba por las empinadas calles que subían hacia el Cerco de Artajona. Al llegar arriba todos los presentes se reunieron frente a la entrada de la iglesia. Juan Ramón Elorz Domezain, el alcalde del pueblo, participó del séquito también. “Ahora me confesó Riki que subiendo con nosotros se ha sofocado más que con la bicicleta”, contó antes de darle la palabra al pregonero. En su discurso, el ultrafondista recordó a aquellos que sufrieron las consecuencias del covid, que fue la razón por la cual estas fiestas no se pudieron hacer en los últimos dos años. Entre sus palabras no se olvidó de mencionar a David Beriain, periodista fallecido y vecino de Artajona: “Allá donde estés David, tus vecinos no te olvidan”. Recordando a Beriain finalizó su discurso con una reflexión en voz alta: “No olvidemos que estamos de paso, disfrutemos de estos medievales y de cada minuto de la vida”.
En las torres de la iglesia estaba Benito Linzoain Urra que se preparaba el pan con chistorra para el almuerzo. Subir 76 escalones hasta el campanario le abrió el apetito. Él era el encargado del Bandeo Manual de Campanas tan tradicional de Artajona. “Lo que nos caracteriza es bandear las campanas al revés, de dentro hacia afuera”, señaló . Al son, tanto la corte a caballo como los viandantes entraron a la Plaza de los Fueros.
Desde su formación, los caballeros del cortejo se acercaron al centro de la plaza y distribuyeron sus turnos para la representación de las batallas medievales a espadas. De dos en dos, los hombres se vistieron con el equipo necesario para el combate. Ante la mirada expectante de niños y adultos, los dos caballeros rodeaban la plaza sin quitar la mirada de su contrincante. Los competidores daban pasos amenazantes hacia adelante hasta que cualquiera de ellos se acercaba e intentaba estocar a su rival. Entre los sonidos de las espadas al chocar contra los escudos y algunos susurros de asombro, el público no alejaba su vista. Cuando la espada finalmente tocaba a alguno de los caballeros, este caía al suelo y los espectadores aplaudían emocionados.
Al terminar las batallas, los niños comenzaron a copiar los movimientos con sus espadas de juguete. El cortejo se unió a la celebración y de pronto las mujeres que habían interpretado a princesas se convirtieron en vecinas y el pregonero en un deportista. Sin embargo, a pesar de que los personajes dejaron sus roles, la Plaza de los Fueros de Artajona se seguía sintiendo como si estuviera atrapada en el tiempo. Y así lo estará este fin de semana para quienes quieran ser parte de un viaje al pasado del pueblo.