HistoriaEl famoso tenor roncalés regaló a su pueblo un completo maletín con instrumental médico de última generación adquirido en Londres en 1877. Ahora se expone tras ser restaurado.
El maletín sanador de Julián Gayarre
El famoso tenor roncalés regaló a su pueblo un completo maletín con instrumental médico de última generación adquirido en Londres en 1877. Ahora se expone tras ser restaurado.

Publicado el 10/06/2022 a las 13:43
“Dile al médico D. José Muñoz que le llevo un regalo de Londres que se va a quedar bizco”. Con estas irónicas palabras escribía el famoso tenor roncalés Julián Gayarre a su primo y amigo Gregorio Garjón desde París, el 24 de julio de 1877, camino de su descanso veraniego en Roncal. En la primavera de ese año, durante su primera temporada artística en Inglaterra, Gayarre había adquirido un completo maletín médico en la prestigiosa casa Salomon Maw & Son de Londres, especializada en la fabricación y venta de material médico e instrumental quirúrgico de última generación. “Consiste en una gran bolsa que contiene todos los instrumentos de la moderna cirugía. Quien tan bien me curó merece eso y mucho más”, añadía Gayarre en su misiva.
Ese maletín, que sin duda contribuyó a mejorar la atención sanitaria en este punto del Pirineo en una época (segunda mitad del siglo XIX) en la que escaseaban medios y en la que complejas enfermedades y pandemias estaban al orden del día (cólera, tuberculosis, viruela, gripe rusa…), puede conocerse ahora de primera mano en la Casa Museo Julián Gayarre de Roncal que gestiona la Fundación Julián Gayarre. Allí se conservaba y allí es ahora el protagonista de una microexposición promovida desde la institución y que podrá verse hasta el 10 de julio de 2024. Además, ha sido restaurado por el Servicio de Patrimonio Histórico del Gobierno de Navarra.
La exposición, titulada ‘Se va a quedar bizco. Historia de un maletín. Enfermar, curar y morir en tiempos de Gayarre’, ha sido inaugurada este viernes con presencia de las consejeras de Salud, Santos Induráin, y Cultura y Deporte, Rebeca Esnaola, del Gobierno. También ha asistido, entre otros, el médico Pablo Larraz, encargado de la investigación y que realizará visitas guiadas. La exposición se completa con un pequeño recorrido sobre la medicina rural en el siglo XIX y también menciona el papel de la mujer en la sanidad, centrándose específicamente en las parteras y las curanderas.
“La acción bienhechora de Julián Gayarre con su pueblo fue una constante a lo largo de su vida. Está bien documentada su labor de mecenazgo en la construcción de las escuelas, del frontón... Sin embargo, otras actuaciones de Gayarre, como esta del maletín, eran menos conocidas”, indica Larraz, que ejerce como médico rural en Cáseda. “Enfermedades, guerras y pandemias han condicionado el devenir de la humanidad a lo largo de la historia. Sucedió a nuestras generaciones predecesoras y también fue así durante la vida de Julián Gayarre (nacido en Roncal en 1844). El propio tenor contrajo la viruela en 1862 (fue ingresado quince días en el Hospital Provincial de Pamplona), dos hermanos suyos (Ramón y Victoriano) murieron de tuberculosis en 1871 y 1875, dos sobrinos suyos perdieron la vida siendo niños en 1874, y él mismo falleció por gripe rusa en 1890”, repasa.
El equipo sanitario que adquirió Gayarre “había sido diseñado específicamente para cubrir todas las necesidades de un médico rural, todo ello reunido en un compacto maletín de fácil transporte”. Dado el número y “exquisitez” de las herramientas (realizadas con materiales como acero inoxidable, plata, marfil o ébano) “debió pagar por él una suma de libras importante”, asegura Pablo Larraz.
Como ya se ha dicho, su objetivo era entregárselo a José Muñoz, médico de Roncal desde octubre de 1875 hasta su repentina muerte en 1879. “Era amigo personal de Gayarre y su gratitud hacia él se basaba en la eficaz asistencia que le había procurado un año antes, durante un episodio de laringitis que mantuvo en vilo al tenor”, repasa Larraz, recordando que “en tiempo de Gayarre, los recursos del médico de pueblo para combatir las enfermedades eran muy limitados: fármacos escasos y en general poco eficaces, plantas medicinales o terapias físicas de resultado controvertido”.
El maletín reunía el instrumental necesario “para afrontar las principales necesidades de la cirugía en aquel momento”: intervenciones abdominales, torácicas, trepanaciones craneales, fracturas, amputaciones, sutura de heridas o la extracción de proyectiles. Y también “herramientas destinadas a cubrir otros escenarios a los que un médico rural podía enfrentarse”: partos complicados, sondajes urinarios, realización de traqueotomías, cirugía ocular…
Precisamente un acta documental que fue conservada en el interior del maletín permite conocer cuándo se empleó por primera vez. “Fue en una intervención quirúrgica realizada en Isaba el día 25 de abril de 1891. Para esa fecha, Julián Gayarre ya había fallecido (el 2 de enero de 1890 en Madrid, a los 45 años, tras enfermar de gripe rusa, la última gran pandemia del siglo XIX), y el médico José Muñoz varios años antes”.
El paciente con quien se estrenó el equipo fue precisamente “un amigo de Gayarre”: Fermín Zalguizuri, carpintero de 68 años y vecino de Isaba. “Estaba afectado por graves problemas de circulación y la operación consistió en la amputación de una pierna”, recuerda Pablo Larraz.