Isaba comienza sus fiestas dando las gracias

Tres ingredientes definieron el inicio de las fiestas de Isaba de este jueves. Agradecimiento, tradición y orgullo por las raíces. Un arranque festivo que también estuvo marcado por las altas temperaturas (próximas a los 40 grados) y en el que los rincones sombríos eran los más perseguidos. Escasos minutos pasaban de las 11.30 horas cuando irrumpió en el balcón consistorial Amparo Viñuales Galé, roncalesa de 61 años. Quien hasta hace unos meses era una de las caras visibles en el centro de salud local sería la encargada de lanzar el chupinazo. Esta enfermera jubilada en febrero desempeñó su labor en Isaba y Uztárroz los últimos 28 años, y la corporación municipal quiso agradecérselo (días atrás, recibió otro reconocimiento en Uztárroz). “Estoy muy agradecida por este gesto y, sobre todo, muy contenta por haber compartido mi trabajo y mi vida con vosotros. Me habéis aportado mucho”, aseguró la homenajeada micrófono en mano, para pasar a desear unas felices fiestas “llenas de diversión y libres de agresiones sexistas”. Recibió del alcalde, David Baines, un ramo de flores y una placa que reconocía “su dedicación y profesionalidad”. “Ha sido muy emocionante”, reconocía Amparo Viñuales después. “Me costó mucho despedirme del trabajo, algunos abuelitos me decían que cómo me iba a ir con lo bien que les conocía... Uno de los ingredientes más interesantes de la atención primaria rural es esa cercanía y, de hecho, quise acudir a algunas casas de mayores a decirles adiós”, dijo. Viñuales, hace 5 años, fue una de las caras visibles de una Iniciativa Legislativa Municipal (ILM) que se impulsó desde el Pirineo para pedir por ley una serie de mínimos de atención sanitaria en las zonas rurales. No prosperó en el Parlamento. “Hubo alguna mejora, como la facilitación del servicio de helicóptero o en equipamientos. Ahora se trabaja en un proyecto piloto en la Zona Media”, dijo. “Tenemos aquí mucha población envejecida y no podemos funcionar como hace 25 años”. DANZAS CON HISTORIA Isaba destinará 25.000 euros a estos 4 días de fiestas de Santiago y a las de San Ciprián de septiembre. “Por calendario, y para acabar en domingo, hoy han coincidido chupinazo y día grande, y la comitiva de vecinos vestidos de roncaleses ha dado color al día”, expresaron Aitor Pérez Bueno y Gorka Bueno Barace, ediles de Cultura, Deporte y Festejos. En la organización, han colaborado los jóvenes. Después del chupinazo, se celebró una misa en honor al patrón. Posteriormente, la actividad volvió a la plaza consistorial. Allí, la corporación impulsó un novedoso acto. Entregó a los 5 jóvenes vecinos que han acabado la ESO en el instituto del valle, y que ahora se marcharán fuera a estudiar, ejemplares de un libro “con mensaje”. “Que nos sintamos orgullosos de nuestros orígenes”, aclaró el alcalde, David Baines Pilart. Se trataba de ‘El disputado voto del señor Cayo’, de Miguel Delibes. “Es una reflexión en torno al abandono del mundo rural y el despoblamiento, para que hagan la reflexión que tengan que hacer”, agregó el edil Aitor Pérez. Los recibieron Alex Hall Marco, Markel Sabuqui Garde, Peio López Menina, Kira Canales Aguerre y June Landa Barace. A continuación se procedió al baile de la bandera, acto tradicional que protagonizó Teresa Aguerre Ara. “No es mi primera vez, pero siempre emociona. Es un momento de unión del pueblo”, dijo. La mañana se cerró con el baile del Ttun-ttun de Isaba y el de Uztárroz a cargo de diez parejas de vecinos con trajes típicos, y al son del grupo de txistularis del grupo cultural Kurruxkla. “Este baile se recuperó en 2005. Es clave defender las raíces”, afirmaron los músicos Kepa Vales y Amaia Baglietto.

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Lanzó el cohete, como homenaje, Amparo Viñuales, enfermera local durante 28 años

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