TRÁFICO
La aventura de transitar rotondas cada día
Taxistas, chóferes de villavesas y profesores de autoescuela creen que los conductores desconocen la normativa
- J.M.S. . PAMPLONA
EL conductor no suspende, suspende su formación. A la hora de entrar en una rotonda, muchos desconocen cómo hacerlo y cómo se establece la prioridad. El fallo más común reside en aquellos que entran en la rotonda por el carril interior creyendo que el coche que se sitúa en el exterior obligatoriamente va a continuar recto. Éste sigue girando y entonces se produce la colisión. Para salir de este tipo de intersecciones, los conductores deben situarse en el exterior y señalizar con el intermitente derecho los cambios de carril. Este tipo de accidentes es uno de los más comunes. Aunque no suelen revestir mayor gravedad, son fácilmente evitables. Con formación.
Enemigos habituales
Miguel Ángel Montesino Zornoza tiene 64 años y lleva más de 30 enseñando a conducir. Trabaja en la autoescuela Ramiro y tiene una carpeta llena de apuntes. En ella guarda varios dibujos, entre ellos algunos sobre la prioridad en rotondas. Con rojo señala la trayectoria del infractor y con azul, la del que conduce correctamente. Conoce bien el reglamento y por eso reconoce que lo que hace falta es "una buena campaña de formación". Para él, los puntos más conflictivos desde el volante son las rotondas de la calle Ermitagaña, junto al hotel Albret. "La gente se cree muy experta y no recuerda que todos hemos sido novatos. Los alumnos lo hacen bien al entrar a las rotondas", se defiende Montesino.
Jesús Gorriti Sarasola lleva 9 años al volante de un taxi. Aunque considera que "las rotondas a veces están congestionadas", sí reconoce que durante el resto del día "facilitan la circulación". También explica que "al entrar en ellas con el taxi hay que mirar a izquierda y derecha porque es muy normal que haya conductores que intenten salir desde el carril interior". Por eso, dice que "para el inexperto es complicado tomarlas".
Óscar García Arista lleva dos años conduciendo villavesas y ya le ha dado tiempo a ver de todo. Al conducir un vehículo de mayores dimensiones, las rotondas son para él un enemigo especial, sobre todo si en ellas se encuentra una parada. "Las peores son Príncipe de Viana y Merindades, hay que tener cien millones de ojos", cuenta. Dentro de la rotonda y para girar siempre pone "el intermitente izquierdo", ya que "la realidad es que la gente coge el carril izquierdo para seguir de frente". Eso sí, él también es un defensor de las rotondas como agilizador del tráfico. "Hay muchas, más que en otras ciudades, pero me parece perfecto que las haya en vez de semáforos. Lo que pasa es que los conductores no están concienciados de cómo se toman. Si todo el mundo entrara a 40 por hora, las rotondas serían una maravilla. Nos daría tiempo a ver hacia donde van los coches", sugiere.
La velocidad en las rotondas también parece suponer un problema para la conductora Dorina Baicu, de 50 años. "A veces, los conductores entran a demasiada velocidad, tendrían que tener más cuidado", opina. Baicu es rumana y tiene el carnet desde hace 20 años. Lleva 7 en España y ya le ha dado tiempo a descubrir que una de las costumbres locales es no señalizar. "Nadie le da al intermitente al llegar a la glorieta, entonces no sabes hacia donde va a ir. Es muy importante que el de atrás sepa hacia dónde vas", cree. Aunque muchos conductores no saben la norma al 100%, ella sí que conoce lo esencial. "Cuando vas a continuar recto, hay que situarse en el carril de la derecha, el exterior. Y para hacer un cambio de dirección, en el de la izquierda", explica. A pesar de los múltiples contratiempos que producen este tipo de cruces, Dorina Baicu tiene muy claro que las glorietas "agilizan el tráfico" y las prefiere antes que "los semáforos". La clave está ahora en que los conductores conozcan bien cuáles son las normas de circulación.