Semana Santa
La procesión de Domingo de Ramos de Pamplona, a cubierto por la lluvia
La inclemencia del tiempo no dio tregua. Este domingo la Hermandad de la Pasión tuvo que suspender la tradicional procesión de Domingo de Ramos por la lluvia. La primera vez que ocurría desde hace 8 años, sin contar los dos de la pandemia
- Ainhoa Briceño
El buen tiempo de la semana y los cielos despejados no se alargaron hasta los primeros días de Semana Santa. Este domingo la lluvia impidió que la Hermandad de la Pasión pudiese salir a la calle en la tradicional procesión de Domingo de Ramos en Pamplona. Se trata de la primera vez que se suspende en 8 años, sin contar los dos de la pandemia, según informó el jefe de procesiones de la Hermandad, Fermín Echauri.
Así se tomó la decisión media hora antes del momento, frente a la inclemencia del tiempo. “Esto es Pamplona”, comentó Echauri. En lugar de la procesión que partía desde la hermandad hasta el Palacio Arzobispal, a las 11.15 horas la comitiva se dirigió directamente a la Catedral de Santa María La Real. Allí, se llevó a cabo la procesión en su interior, encabezada por la cruz y el incienso y a la que asistieron cientos de fieles e incluso algunos peregrinos curiosos del Camino de Santiago. Finalmente, la bendición tuvo lugar en el Claustro y la ofició el arzobispo Francisco Pérez. El paso ‘La entrada de Jesús a Jerusalén’ no salió ante el riesgo, pero a partir de las 12 los fieles pudieron visitar ese y otros pasos en la hermandad.

Después de la crisis sanitaria, esta es la primera festividad en la que los fieles se reúnen sin la obligatoriedad de la mascarilla. Los rostros descubiertos estuvieron acompañados de un nuevo elemento: el paraguas, además de los ramos de romero y olivo que transportaron. A pesar de los fuertes chubascos, cientos de personas se reunieron en la Catedral para asistir a la bendición y más tarde a la misa celebrada, que cerró la mañana. Pérez leyó el Evangelio y se dirigió a la multitud congregada para lanzar un mensaje de agradecimiento a los presentes.
AL REFUGIO DE LA LLUVIA
“¡Hosanna en el cielo!”, clamaban los pequeños vestidos con los trajes de hebreos. Como novedad este año, el grupo incluyó música en la procesión, que estuvo armonizada por tambores y flautas además de los tradicionales cánticos del coro. Debido a las condiciones meteorológicas, hubo menos participantes que en años anteriores, según informó Mercedes Azcárate, encargada del vestuario.
A las 12 del mediodía, la hermandad abrió sus puertas en la calle Dormitalería para que los fieles pudieran apreciar desde cerca los pasos que tuvieron que refugiarse del agua. Entre el público se encontraba Rosa Domínguez junto a sus nietos, que lamentó la suspensión de la fiesta, sobre todo después del parón por la pandemia. “Para nosotros es una tradición salir y ver los pasos”, contó.

Al igual que ella, otros fieles lamentaron el mal tiempo. “No se aprecia igual la vistosidad que tienen en la calle”, señaló Pilar Villar. Sin embargo, esta vecina, acompañada de su amiga Conchi Zabala, no quiso perder la ocasión para acercarse a las obras de tales dimensiones. “Seas de la religión que seas, el arte es arte. Me parecen fascinantes las expresiones que se consiguen”, dijo admirando las figuras. Por su parte, Zabala recalcó el “trabajo y mantenimiento” que se lleva a cabo desde el grupo para cuidarlas.
