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Obituarios Navarra

Javier Castejón, ex directivo de CAMP y CAN y una gran persona

Ampliar Javier Castejón.
Javier Castejón.DN
  • Juan Cruz Alli
Publicado el 20/03/2023 a las 07:26
El pasado sábado 18 falleció en Beriain Javier Castejón Suescun, nacido en la calle Eslava de Pamplona el 21 de noviembre de 1937, hijo de Agapito y Fermina, hermano de José Ignacio y esposo de Loli Cayuela Pascual, con quien se casó en la capilla de la Virgen del Camino de San Cernin. Formaron una familia compuesta por Javier, Álvaro y Arnaud, Ángela y Santi y sus nietos Claudia, Thiago, Darío y Beltrán. Su familia fue para él lo más importante de su vida fecunda, a la que siempre dio prioridad sobre todo lo que había hecho, e hizo mucho en el camino de la vida.
A ellos transmito la condolencia compartida, porque todos hemos perdido con su muerte. Ellos un esposo, padre y abuelo amantísimo y entregado. Su carácter prudente y sosegado en pensamiento, palabra y obra era un contrapunto que daba equilibrio y reducía tensiones allí donde se encontrara. A sus más próximos, especialmente a ti Loli, os está diciendo, con S. Agustín: “Te espero. No estoy lejos, justo del otro lado del camino. Ves, todo va bien. Volverás a encontrar mi corazón. Volverás a encontrar mi ternura acentuada. Enjuaga tus lágrimas y no llores si me amas”.
La relación de conocimiento y proximidad entre sus padres y los míos hizo que supiese de los Castejón. En mi casa eran unos “chicos” ejemplares, modelos de referencia, porque reunían todas las cualidades que una familia esforzada y ejemplar en el trabajo quiere para que los hijos mejoren a sus padres: eran estudiosos, responsables, bien educados, deportistas, guapos y, además, de porte elegante. Como se decía en aquellos tiempos en nuestro barrio de San Cernin: “Parecían hijos de ricos”. Si para su madre Fermina no había otros, la mía lo ratificaba. Al cabo del tiempo, con el conocimiento, trato y experiencias vitales he dado la razón a ambas.
En el camino de su vida, Javier realizó sus estudios en los Escolapios y la licenciatura en Derecho en cuatro años con calificaciones sobresalientes en las universidades de Zaragoza y de Navarra, en la que se licenció en 1967. Compaginó los estudios jugando al futbol de interior derecho en el Izarra y el Txantrea y el trabajo en la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona. A esta le dedicó los mejores años de su vida, siendo el secretario personal del director Miguel Javier Urmeneta y subdirector con Fermín Ezcurra. Pudo ser su sustituto, pero sin condicionamientos, por lo que quienes decidían optaron por alguien ajeno a la entidad. Tras la fusión por absorción pasó con el mismo cargo a Caja Navarra, jubilándose muy pronto conforme se sustituían los directivos anteriores. Como era discreto y leal con la entidad y las personas que habían confiado en él, no hablaba de estas experiencias.
Cuando a finales de la década de 1980 el matrimonio decidió instalarse en el casco antiguo de Beriain lo hicieron plenamente, integrándose en la localidad y descubriendo Javier su afición al canto en la Coral Goizalde de la localidad. Gozaba de la amistad del grupo y hasta de los ensayos. Fue vicepresidente del Ateneo Navarro y no quiso ser presidente.
Sus amigos del Txoko del Sadar y el Concorde hemos perdido al buen contertulio de humor inteligente, a veces mordaz y jacobino, siempre agudo en sus puntos de vista y respetuoso con todos. En sus actitudes y opiniones fue una persona de vida interior que, discípulo de Machado y Mairena, huyó de las cabezas que embisten y se descuernan luchando por la idea, quiso vivir “en paz con los hombres y en guerra con mis entrañas”: “¿Tu verdad? No, la Verdad, / y ven conmigo a buscarla. / La tuya, guárdatela”.
A cuantos nos hemos encontrado con Javier en distintos momentos de la vida -que va y viene, sube y baja, siendo el mismo camino- su fulminante enfermedad nos ha llenado del estupor que produce el verle pasar del ser al no ser. Su experiencia de vida y conocimiento de las gentes le hizo ser un empirista consciente de que “ni somos ni seremos. / Todo nuestro vivir es emprestado. / Nada trajimos; nada llevaremos” (Machado).
Sus últimos meses han sido ejemplo y lección se vida que nos ha dado Javier a su familia y amigos, haciéndonos ver lo limitado de nuestra condición: “La muerte espera siempre, entre los años, / como un árbol secreto que ensombrece, / de pronto, la blancura de un sendero / y vamos caminando y nos sorprende”. […] “Pero yo no estoy solo, mi ser vivo / lleva siempre los muertos en su entraña. / Moriré como todos y mi vida / será oscura memoria de otras almas”. Su vida y obras nunca serán oscuras para su familia y amigos, sino la luz del astro del recuerdo que nos guie, esforzándonos en evitar que tenga razón el poeta: “el amor deje a los hombres / cuando dejan de serlo con la muerte. / Como sombra de nube, si se apaga / la luz, también el amor muere” (J.L. Hidalgo, Los muertos, 1947).
Loli, con tu energía desbordante eres la encargada de mantener su luz, como lo has hecho a lo largo de vuestra vida en común.
Juan-Cruz Alli en nombre propio y de sus amigos tertulianos
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