Minji cambió Seúl por Pamplona

Diez mil kilómetros en línea recta separan Seúl de Pamplona. En la capital de Corea del Sur, diez millones de habitantes, arquitectura vertical y luces de neón, se crió Minji Lee. Hace unos años no sabría situar Navarra en el mapa. No hablaba castellano y poco sabía de la gastronomía española. Graduada en Periodismo y Marketing trabajaba en una gran empresa de marcas de moda, al frente del marketing de 150 tiendas y viajaba por todo el mundo. Hoy es cocinera en el restaurante Rodero de Pamplona. Y estas líneas tratan de resumir la historia de una mujer que un día decidió doblar otra esquina: “Era ahora o nunca”. Minji Lee, 37 años, llega en bicicleta al restaurante Rodero el último miércoles de febrero. “Pamplona es una ciudad cómoda, no es grande, tampoco pequeña. La gente come bien, hace deporte, muy majos”, desmonta en dos frases cualquier prejuicio. En Seúl la rutina era frenética. Una hora en metro para llegar al trabajo, donde desayunaba, comía fuera de casa a diario y apenas el fin de semana con su familia. De una estancia universitaria en Irlanda quedó la amistad con una estudiante de Vigo. Le invitó a conocer Galicia. Minji aceptó y aquello le enamoró. “Me gustó mucho la cultura, el ambiente y sobre todo la gastronomía”, con el billete de vuelta dejó en los pendientes regresar para un año, con intención de aprender el idioma y recorrer el país. “Disfrutar”, sonríe con sus ojos almendrados. Entretanto continuó con su profesión. “Contenta. Pero pasados cuatro años pensé que si lo retrasaba más ya no podría venir. Tenía 29 años, consideré que era el momento”, recuerda que pidió una excedencia en su empresa y se estableció en Zaragoza donde, agotados los doce meses, decidió quedarse. Para entonces había crecido su interés por la gastronomía, “por la cultura de los bares y de los pinchos”, algo que no vio en otro lugar del mundo. Con esa premisa se matriculó en la escuela de hostelería Aiala de los hermanos Arguiñano en Zarautz, dos años en los que completó un Grado Medio de Técnico en Cocina y Gastronomía. “Cuando acabe vuelvo a Corea”, pensé. “Pero me encantó otra vez. Los profesores me ofrecieron seguir con las bodas de los sábados y estuve un año en prácticas en el restaurante Arguiñano. Luego comencé en Mixtura de la mano de Iosu, un compañero con el que había coincidido en Aiala. Así fue como hace cinco años llegué a Pamplona. Tras una breve estancia en El Mercao me integré en el restaurante Rodero hace dos años. Estoy aprendiendo mucho de la cocina tradicional, la que más me interesa y feliz con el ambiente tan familiar, el trato”, describe en la sala. En sus días libres le gusta visitar otros restaurantes en Navarra. “Hay muchos lugares a una hora, sin olvidar los paseos por el monte”, valora vivir a una hora del mar. De momento no tiene planes fijos. “Sobre la marcha”, subraya. No descarta llevar a Seúl lo que ha aprendido aquí. O viceversa. “No sería la primera. Hay coreanos estudiando en Arguiñano y en el Basque Culinary Center. Y algunos han abierto tabernas en Seúl. Les va bien”, considera Minji que los coreanos se adaptan a la cocina española tal vez, entre las europeas, la más similar a la suya en la base. Ella misma ha propiciado que alguien haya hecho las maletas camino de una escuela de gastronomía en España al leer su blog. Aún lo nutre. Confiesa que le resulta difícil elegir un plato, un pincho. “Me gustan los boquerones, la bola de pimiento.... muchos”. Desvela su amor por el pescado y el marisco que “aquí se prepara de tantas formas diferentes”. “Nosotros lo comemos crudo, estilo sushi o a la plancha, pocos guisos y aquí existen infinidad de salsas, desde la verde a la tinta negra”, repara. Su familia asumió bien el giro en la vida de la hija. “Aunque mi madre, como todas las madres, prefería que me quedara cerca”, explica que vino a visitarla y recorrieron juntas ciudades españolas. También Minji, cuyo nombre significa mandarina de cielo de otoño, viaja a Corea. “Durante tres años no pude por el coronavirus, pero el año pasado sí fui”, sostiene. No hay mandarinos en Pamplona, pero Minji se siente arropada en la ciudad, donde ha hecho “buenos amigos”. La comunidad coreana es pequeña en Navarra. La familia del gimnasio Lee es su referencia, aunque se encuentra con muchos compatriotas de paso en el Camino de Santiago. “Un escritor muy famoso publicó un libro sobre el Camino hace unos veinte años, aún sigue vendiendo ejemplares y fue el germen”, descubre que ella misma cubrió a pie la Ruta Jacobea, desde San Juan de Pie de Puerto.

Minji cambió Seúl por Pamplona

Graduada en Periodismo, Minji Lee estaba al cargo del marketing de 150 tiendas de moda de una gran cadena en Corea del Sur. En un viaje a Galicia se enamoró de la gastronomía española. Estudió Cocina y lleva dos años en el restaurante Rodero.

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