En 2013, la Mancomunidad cerró por primera vez los contenedores que había instalado 25 años antes. Entonces, en 1988, había un solo recipiente para todo tipo de residuos y, cuando llegó el quinto, le pusieron llave. El objetivo: lograr mayor cantidad de materia orgánica separada y que lo recogido fuera de buena calidad, es decir, libre de impropios y listo para utilizarse como fertilizante. Por este motivo se añadieron las cerraduras. La implantación fue progresiva y siempre voluntaria, de manera que cada domicilio o ciudadano decidía si aceptar y utilizar o no la llave. En octubre de 2014 el quinto contenedor llegó a Ermitagaña y el barrio pulverizó el registró de hogares inscritos. Ya en los primeros días, seis de cada diez familias estaban apuntadas y los habitantes de este entorno, aceptaron de buen grado el cambio.
También parecen receptivos ahora a la tarjeta electrónica que, en este caso, se envía a todos los domicilios, a no ser que alguien la rechace de manera explícita, y está asociada al mismo. La Mancomunidad registra cuándo se efectúan las aperturas y considera que es la manera de incrementar el porcentaje de materia orgánica recogida de manera separada. Porque la llave resultó un fracaso. El reciclaje de biorresiduos apenas alcanzó el 15% del total generado. Sin embargo, las pruebas piloto efectuadas desde hace casi cuatro años con las tarjetas constatan una cifra del 44%. En ella se ha embarcado la entidad mancomunada, al menos en la zona urbana de Pamplona y la Comarca.
Las últimas zonas en sumarse han sido Vistabella, Echavacoiz sur, Ermitagaña, Mendebaldea, Yamaguchi y la Universidad de Navarra, el 19 de abril y San Juan el 2 de mayo e Iturrama, el 16.
Una mañana en Ermitagaña es un cruce entre generaciones, de los estudiantes que salen al recreo en el instituto Navarro Villoslada, y las personas que van y vienen al mercado, a las tiendas del barrio. Entre las primeras, Adriana Garbisu Rivera y Marina Sarría Úriz. Las dos tienen 16 años y estudian primero de Bachiller. Son nuevas en la zona. Adriana vive en la Rochapea y Marina, en Olloki. Ambas se han trasladado a Ermitagaña para cursar el Bachillerato Internacional, en el que en una de las asignaturas, confluyen Creatividad, Actividad y Servicio a la Comunidad. Y en este último apartado se incluyen actividades vinculadas al medio ambiente, como la reciente limpieza del río Arga. Almuerzan en un banco junto al mercado y ofrecen su testimonio sobre el reciclaje y los contenedores. “En la Rocha tenemos el contenedor con llave, aún no con tarjeta. Pero no está en todos los grupos. Lo veo más como una forma de evitar el vandalismo, que no se quemen o vacíen los contenedores y en ese sentido me parece bien, pero no sé si servirá para reciclar más”, apunta. Marina considera “un poco excesivo” el nuevo sistema. “El dinero de los contenedores con tarjeta tal vez se podía invertir en otras cosas más necesarias”, considera Marina Sarría quien, por otro lado, lo ve como un acercamiento a la tecnología. Esto es lo que ha sucedido a Camino, vecina de Ermitagaña de “setenta y pico años”. “Cuando pusieron los primeros contenedores, hace más de 30 años, en el barrio ya los aceptamos muy bien. Lo mismo cuando llegaron los de la llave. Al principio cuesta, pero son unos días y eso que aquí muchas somos ya personas mayores”, entiende que igual ha sucedido con la tarjeta. “Al principio había bastantes bolsas en el suelo, pero ahora ya no se ven. Hay personas de la Mancomunidad informando, si tenías alguna duda, te la resolvían”, repara en que “es cuestión de voluntad”. Explica su propia experiencia. “El 19 de abril bajé con la bolsa de basura y me encontré con los nuevos contenedores. Tenía la tarjeta, volví a casa, la cogí y fue sencillo. Hay personas que dicen que luego todo se mezcla y reciclar no sirve, igual al principio fue así, pero ahora creo que las cosas se hacen de otra manera”, apunta Camino y concluye que ella prefiere la tarjeta al teléfono para abrir el contenedor.
Los contenedores con tarjeta llegan ya a 78.414 viviendas
La Mancomunidad de la Comarca de Pamplona ha repartido ya la mitad de las 175.000 tarjetas previstas en la implantación de los nuevos contenedores electrónicos asociados a domicilios. Solo con esta tarjeta, que también sirve para la villavesa, o bien por medio de una aplicación para teléfonos móviles, es posible abrir los recipientes de orgánica (franja marrón) y resto (gris).
La implantación, que tiene como objetivo incrementar el porcentaje de materia orgánica, comenzó en octubre en Mendillorri y Sarrigurren y a final de este mes habrá llegado a 78.414 domicilios y 7.661 establecimientos comerciales y de hostelería, de modo que hay operativas 86.075. A esta cifra habría que sumar las descargas de la aplicación ‘SIGMA MCP’. La Mancomunidad controla el número de aperturas que se efectúa con cada tarjeta o teléfono. Es una forma, afirma, de mejorar la comunicación y la efectividad del sistema.
Una vez finalizada la implantación, a mediados de 2023, estos contenedores darán servicio a 356.000 habitantes, el 94% de la población atendida por la Mancomunidad y se habrán repartido 350.000 tarjetas en 175.000 domicilios y establecimientos.
La Mancomunidad reitera que los resultados son positivos. El pesaje de los camiones de residuos y la caracterización de su contenido, una vez descargado y separado revela que la materia orgánica recogida de manera separada se multiplica por cuatro, mientras que la fracción resto, la que actualmente se entierra sin tratar en el vertedero, se ha reducido en una tercera parte.
La entidad subraya que “la ciudadanía, en su mayoría entiende que la sostenibilidad requiere un esfuerzo individual”. Y el Plan de Residuos de Navarra 2017-2027 marcó como objetivos una separación en origen de la materia orgánica del 50% en 2022, con un límite adicional del 20% de impropios; y del 70% en 2027.
CLAVES
Calendario de mayo. Día 2, San Juan; 16, Iturrama y 30, Abejeras, Azpilagaña, Milagrosa, Sadar, UPNA y Arrosadía.
¿Cuántos domicilios? Desde abril, Vistabella, Echavacoiz sur, Yamaguchi, Mendebaldea y Ermitagaña que suman 8.935 domicilios y 811 comercios. En San Juan son 8.952 domicilios y 898 establecimientos. En Iturrama, 9.902 domicilios y 1.088 locales. Antes se implantó en Mendillorri, Sarriguren, Ensanche, Lezkairu, Erripagaña, Arrosadía, Mutilva, Barañáin y Echavacoiz.
¿El resto de zonas? De septiembre a noviembre el contenedor magnético llegará a San Jorge, Buztintxuri, Nuevo Artica, Sana Engracia, Rochapea y Txantrea.