Diario de Navarra inicia esta semana una cobertura especial de lo que ha acontecido en la Comunidad foral durante los últimos cuatro años. Desde hoy se sucederán semanas temáticas en las que se hará balance de los asuntos clave de la legislatura por medio de artículos, opiniones de expertos, infografías, foros de debate en vivo y participación ciudadana.
Al hacer un recorrido para observar lo que ha ocurrido en el sistema sanitario navarro durante esta última legislatura, es obligatorio hablar de la mayor crisis sanitaria del último siglo, como ha sido la pandemia por coronavirus. Es evidente la dificultad de gestionar una crisis sanitaria de esa envergadura, pero la gestión del coronavirus en Navarra fue francamente deficiente. No hubo una buena política de comunicación a la población (la información sobre la crisis es casi tan importante como la gestión de la crisis misma). Hubo paternalismos, incertidumbres y lagunas informativas. Se mintió con descaro (mascarillas, comité científico…). Hubo falta de previsión y de anticipación, porque se fue a rebufo de las decisiones del gobierno de Pedro Sánchez, con un ministerio de sanidad que fue ampliamente superado por los acontecimientos. Todo ello supuso ver a Navarra en muchas ocasiones ocupando la parte alta de la tabla de incidencia acumulada por coronavirus. Pero el verdadero problema para nuestro sistema sanitario ha aparecido tras la pandemia, porque hemos pasado de ser una comunidad con un sistema sanitario público, que durante décadas ha sido un referente para el resto de las comunidades autónomas y un orgullo para los navarros, a ocupar los lugares de cola en las listas de espera, con una pérdida importante de confianza de los pacientes en su sistema sanitario, con dificultades de acceso a la consulta de Atención Primaria, con un cribaje de pacientes realizado por el área administrativa…etc. Hay que recordar que el resto de Comunidades Autónomas (CCAA), con las que nos comparamos, también han pasado la pandemia. Además, todo esto ha ocurrido con los presupuestos de Salud más expansivos que ha tenido Navarra en su historia.
Más que insistir pormenorizadamente en todo lo que no se ha hecho, expondré brevemente lo que, bajo mi punto de vista, se debería hacer para recuperar el nivel que nuestra sanidad pública ha tenido siempre. Para ello resulta fundamental realizar un cambio profundo en nuestro sistema sanitario, actuando en dos frentes, uno coyuntural para resolver cuanto antes los problemas más acuciantes y otro estructural, para generar unas bases sólidas en nuestra sanidad pública.
Consultas y actividades del Sistema Sanitario Público en Navarra
Descárgatelo
Desde el punto de vista coyuntural, hay que adoptar rápidamente medidas que hagan a nuestro sistema sanitario más atractivo para fidelizar a los profesionales sanitarios, con retribuciones que estén en la parte alta de las CCAA, incentivando los puntos de difícil cobertura, ofreciendo contratos largos y atractivos a los residentes que acaban su especialidad, facilitando la docencia…etc. Otra medida coyuntural urgente es definir un plan de choque contra las listas de espera. Las listas de espera son las que mayor descontento producen tanto en los pacientes como en los profesionales sanitarios, suponiendo una absoluta quiebra en la equidad de la sanidad pública. Ese plan de choque debería sustentarse en tres ejes: nuevas contrataciones, programas extraordinarios tanto de consulta como quirúrgicos y colaboración con la sanidad privada. Medidas todas ellas coyunturales para restablecer lo más rápidamente posible un nivel de lista de espera aceptable.
Desde el punto de vista estructural existen dos conceptos fundamentales: la innovación y la colaboración público-privada. No podemos continuar haciendo lo mismo porque continuaremos teniendo los mismos malos resultados, por ello es fundamental innovar. Innovar en la gestión, adaptándola a la realidad creciente de la cronicidad y pluripatología, para desarrollar nuevas formas de atención. Innovar acometiendo una reforma del actual sistema funcionarial, que permita orientar el trabajo al desempeño, al logro, a la calidad, a la transparencia y a la eficiencia. Con mayor flexibilidad organizativa, potenciando la autonomía de gestión de los centros, servicios y profesionales, con sistemas de incentivos ligados a resultados y a la calidad. Lo que, con toda seguridad, supondrá la necesidad de redactar una nueva Ley Foral de Salud. Asimismo, es preciso desarrollar estrategias que fomenten la responsabilidad personal y que disminuyan la frecuentación innecesaria.
Si la innovación en la gestión es importante, la relacionada con la investigación es primordial. Hay que establecer mecanismos que apoyen y faciliten la investigación de los profesionales, con alianzas con centros de reconocido prestigio y colaboraciones con empresas biotecnológicas del entorno
El otro concepto estructural es la colaboración público-privada. Una colaboración, no solamente basada en la extensión de la oferta sanitaria y la tecnificación de sus servicios, sino basada en potenciar la atención sanitaria y la investigación, posibilitando redes que permitan el desarrollo de la innovación. Todo ello para aportar, en un futuro próximo, además de una excelente sanidad a los ciudadanos, un desarrollo económico basado en la economía del conocimiento y la innovación.
En resumen, hay mucha tarea por hacer, pero la gran ventaja es que contamos con un pilar de una gran calidad, sobre el que pivota nuestro sistema sanitario, y ese pilar son todos nuestros profesionales sanitarios.
Javier Sada Goñi es médico y exdirector general de Salud