Adicciones
Del cánnabis y el alcohol, a las pantallas
Las adicciones entre adolescentes han evolucionado. Igual que la sociedad. De jóvenes que consumían cánnabis a los que apuestan ‘online’. El programa ‘Suspertu’ de ‘Proyecto Hombre’, que atiende a adolescentes y sus familias, cumple 25 años

- Sonsoles Echavarren
Adolescentes que abusan del alcohol, fuman cánnabis, tienen problemas de rendimiento escolar y, sobre todo, protagonizan conflictos familiares. Con esta olla a presión en casa, muchos padres acudían a ‘Proyecto hombre’ en la década de los noventa en busca de ayuda o, al menos, de orientación. Y con el propósito de apoyar, no solo a esos jóvenes de entre 13 y 20 años, sino también a sus familias, surgió en 1997 el ‘Programa Suspertu’. Con motivo de la celebración de su primer cuarto de siglo, los responsables (psicólogos, trabajadores y educadores sociales) ofrecieron ayer algunos datos y reflexionaron sobre la evolución de estos últimos veinticinco años. “Se ha pasado de un estilo educativo autoritario a otro mucho más permisivo, contemplativo y servicial, con el que los menores están desorientados y tienen una autoestima baja”, resume el director de ‘Suspertu’, Garikoitz Mendigutxia Sorabilla. Y, añade, la incorporación a las adicciones tradicionales (drogas y alcohol) de otras “sin sustancia”, como los problemas asociados a las pantallas, los juegos de azar y las apuestas deportivas. En este cuarto de siglo han sido casi 3.000 los adolescentes atendidos y cerca de 5.000, los familiares. ¿El perfil del usuario?Un varón de 17 años, que estudia y vive con su familia. ¿Y el de los padres?Una pareja casada, de 50 años (padres)y 47 (madres), con estudios básicos o medios.
El año pasado, concluyen los responsables, se atendieron a 108 nuevos adolescentes (juntos con sus familias), lo que supone un 20% más que en 2020. Se ofrecieron, además, tres nuevas ediciones de formación ‘online’, en las que participaron 85 familias y 250 horas en centros escolares (un 10% más que el año anterior).

ALCOHOL DESDE LOS 14 AÑOS
La adicciones actuales, continúa Garikoitz Mendigutxia, no han cambiado mucho respecto de los años anteriores a la pandemia. “El consumo de alcohol comienza a los 14 años, muy pronto”. “Lo que ha ocurrido es que algunos adolescentes, los que tenían 13-14 años en 2020, han retrasado la edad de inicio por las prohibiciones de la pandemia, a los 15-16”, añade la psicóloga que trabaja con los adolescente en el programa, Saioa Iturriagagoitia Sanz. No obstante, siguen su explicación, los “botellones” siguen siendo moneda de cambio corriente. “La diferencia es que ahora consumen bebidas de alta graduación (ron y ginebra) y no ‘kilomotxo’ (vino con cola), como en nuestros tiempos”, insiste Garikoitz Mendigutxia. Y su colega Daniel Zunzarren Ibero, trabajador social con familias, añade una apreciación. “Había miedo de que una vez que los adolescentes pudieran salir se produjera un ‘boom’. Pero no ha sido así. Es más. En muchos momentos, la convivencia familiar ha mejorado porque no había problemas al no salir de casa”.
¿Y qué ocurre con las pantallas y su abuso? Aunque, y es un dato comprobado, ha aumentado su uso (y abuso) desde el confinamiento de 2020, no significa que las adicciones hayan crecido igual. “No se trata de una situación alarmante”, concluye Mendigutxia. Actualmente y desde 2017, solo entre el 5% y el 20% de las demandas recibidas tienen que ver con los problemas derivados del mal uso de las tecnologías de la información y la comunicación (las TICs). “La mayoría de los adolescentes que apuesta o participa en juegos de azar no lo hace ‘online’ sino presencial, aunque parezca al revés. A veces, es más difícil conseguir una identidad falsa ‘online’ y acceder a una tarjeta de crédito que hacerlo físicamente en un local”.
CÁNNABIS: 2 DE CADA 10
Pero el principal motivo de consulta en ‘Suspertu’ sigue siendo fumar cánnabis (60% de los que llegan). Lo que no significa, insisten los responsables del programa, que ese porcentaje tenga su equivalencia en la sociedad. “De hecho, no llega al 20% el número de adolescentes de entre 14 y 18 años que lo consume”, subraya Daniel Zunzarren. De todos los jóvenes que acuden a ‘Suspertu’, el 65% concluye el programa con resultado positivo (un porcentaje que se eleva al 74% en el caso de las familias). ¿Y por qué más chicos? Se desconoce el motivo pero intuyen que puede deberse “a los roles de sexo”. “Entre ellos, se fomentan más las conductas antisociales”.
VARONES DE 17 AÑOS
Varones de 17 años y estudiantes que viven con sus padres en una familia “normalizada”. Es el perfil de la mayoría de los usuarios que llegan a ‘Suspertu’. Tienen problemas (por este orden) con el consumo de drogas, con conflictos familiares o escolares. Sus padres, apuntan los responsables del programa, suelen estar casados, rondan los 50 años (padres) y 47 (madres), cuentan con estudios básicos o medios y trabajan por cuenta ajena.