Curiosidades
El pueblo resucitado
Prada de la Sierra, en León, fue dado de baja en el registro en 1992 y tras 30 años de pleitos una sentencia obliga a reinscribirlo en el INE

Publicado el 10/06/2022 a las 06:00
En Prada de la Sierra no tienen carretera de acceso, ni señales, ni agua ni electricidad. Por no tener no tienen ni nombre en el registro. O, al menos, no lo tenían de forma oficial hasta esta semana. Este pueblo, enclavado en un valle de la comarca leonesa de la Maragatería, rodeado por montañas coronadas por palas de aerogeneradores, y al que solo es posible llegar a través de pistas forestales, ha logrado resucitar tras una sentencia pionera que obliga al Ayuntamiento de Santa Colomba de Somoza a reinscribirlo en el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En los últimos 30 años, el pueblo no ha existido de forma oficial. Estaba considerado como una localidad despoblada, a pesar de que nunca se quedó vacío del todo. De hecho, desde los años 2000, de forma constante ha contado con vecinos que habitaban de forma continuada en sus casas.
La última batalla la libró Javier López, uno de sus moradores más jóvenes, que se desplazó a Prada de la Sierra hace nueve años con su mujer y sus dos hijos. Este, de la mano del abogado Víctor Álvarez, ha logrado que el tribunal les dé la razón y exija al ayuntamiento que dé marcha atrás a la decisión que tomó en 1992. Aquel año, a propuesta de Santa Colomba de Somoza, la Junta de Castilla y León solicitó dar de baja al pueblo. Ahora, la sentencia obliga a resucitar a este pueblo, que genera el 60% del presupuesto de Santa Colomba, según afirman, gracias a los pastos, la caza, una corta de madera y los aerogeneradores.
Los vecinos solo quieren que una parte de los ingresos que recibe el ayuntamiento repercutan en su pueblo. "Ellos mismos han tenido que rotular las calles, limpiarlas y gestionarse sin el ayuntamiento", recuerda el abogado. "Solo queremos que nos den de alta como pueblo y tengamos unos servicios básicos. Hasta ahora, nosotros hemos puesto el agua, la luz y el alumbrado en las calles".
Sus repobladores se han encargado de recuperar las casas, crear un puente, devolver el nombre a las calles y convertirse en un pueblo autosuficiente, generando su propia energía para tener luz e instalando una red de saneamiento. "Aquí, entre la asociación y los vecinos, hemos arreglado una fuente, la antigua escuela, se han traído las campanas a la iglesia y se han adecentado las casas para vivir".
Reclaman también que se les permita empadronarse en el pueblo. Y es que, los vecinos que se instalaban en la localidad eran registrados como ciudadanos de otros pueblos del municipio e incluso se les daba de alta el domicilio en la casa consistorial. Y su lucha aún no ha acabado. A la espera de que la sentencia sea firme y recuperen servicios esenciales como la llegada del correo hasta el pueblo, queda pendiente de resolver una demanda por las normas urbanísticas, que mantienen a la localidad como zona rústica lo que frena la reconstrucción de viviendas y otras propiedades.
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