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OPINIÓN

Puntos enjaulados

Los 'periquitos' hicieron buena la máxima de que "ave que no vuela, a la cazuela". Y Osasuna lo aprovechó para hacerse con otros tres puntos

Avatar del undefined Fran Pérez01/12/2019
No hay mayor contrariedad o perjuicio para el ser humano que el que se coarte la libertad, que no se puedan expresar libremente las opiniones y que se intente imponer el pensamiento único, razón y base de los dictadorzuelos que campan en países bananeros o zonas donde pensar es un delito y los borregos prefieren plegarse a lo que diga el poderoso, el matón, el abusón o el que manda o corta el bacalao, sea del mar que sea. Por ello, las jaulas deberían quedar extinguidas de este planeta y de todos los que existan, cambiarlas quizás por cuartos de pensar para que cada uno reflexione. Aparatos que cortan las alas de los que queremos volar sin hacer daño a nadie, guiados por la pluma o el librepensamiento. Artefactos en los que las aves se mueren lánguidamente porque el señor amo quiere escuchar sus cánticos sin dejar que se comparta entre los amantes de los mismos. Jaulas no. Vive la vida.
Los periquitos, a la postre aficionados y seguidores del RCD Espanyol, bien deben saberlo. Y es que los pobres sufren en la "jaula" de su casa lo que no está en los escritos. Un punto han sacado los de Machín en su feudo, que se ha convertido en una auténtica cárcel o mazmorra del sufrimiento para los seguidores blanquiazules, pero no para los visitantes. Y esta vez éramos los rojillos los que viajábamos a Barcelona a tratar de mojarle la oreja al equipo de Europa League, que venía de empatar lejos de casa y cerrar el pase a la siguiente ronda de la competición continental.
Seguimos sin Aridane en la defensa, y eso se nota. Sin paños calientes. La vuelta de Oier se notó, para bien. Y es que el de Estella es fundamental en la parcela ancha del equipo de Jagoba, alcanzando niveles de juego que bien podrían hacer que empezáramos a llamarle Oierinho. Y eso que esta vez salió el bueno de Arrasate con Darko de acompañante, sin Mérida, para cerrar un once con el ataque en manos de Adrián y el 'Chimy', amén de los irrenunciables Rubén Garcúía y Torres. Pero es que Juan Villar y Brandon se quedaron en Pamplona, y es lo que quedaba para jugar arriba, amén de Cardona que esperaba en el banco. Como Juan Pérez, que viajó por si las moscas. Menos mal que viajó...
La mala suerte se daba en el calentamiento, con recaída de Sergio Herrera que obligaba a Juan Pérez a estrenarse en la máxima categoría. Y pese a los nervios iniciales, seguro que el chaval no va a olvidar ni al Espanyol ni al estadio periquito. Porque una mano suya nada más comenzar la segunda parte fue la base sobre la que se asentó el triunfo, esa certificación de que los periquitos están heridos de muerte y que hacen buena la máxima de "ave que no vuela, a la cazuela".
No fue a la cazuela, sino a la jaula o al zurrón. Osasuna metió tres puntos más en una saca que para sí querrían más de uno. Y eso tras un primer tiempo con gol de penalti en contra, ese "cachetazo" al que se refería el 'Chimy' Ávila que adelanta siempre a nuestros rivales, ese revés, señalado por mediación de un VAR que da y quita lo que es justo. Porque el amigo Facundo no sé dónde iba saltando con la mano a lo jotero maño, que si la Virgen del Pilar dice que quiere ser francesa. Mano, dentro del área, penalti y San Seacabó. Anda que si lo para Juanito...
La victoria se escapaba tras el primer tiempo, volaban libres los periquitos, gozosos en la grada viendo cómo, al fin, ganaba su equipo. Y con un Diego López en la meta inconmensurable, gusto que parece que le hemos cogido a hacer del portero rival seleccionable cada vez que jugamos. Pasó con Unai Simón la jornada anterior y llevaba camino de repetise esta en el RCDE Stadium. Pero al final no ocurrió. No por demérito del veterano portero, ojo. Más bien por mérito de la chavalada rojilla. Hay que ver cómo andamos. Fieles a la filosofía de Jagoba, correr, apretar, atacar, fútbol ofensivo y de presión, Osasuna lograba darle la vuelta al marcador en cuatro minutos. Para el primero minuto de la reanudación, una jugada colectiva terminaba con un centrazo de Pervis Estupiñan desde la izquierda y un cabezazo de Rubén García a lo Messi en Roma para poner el empate. Y poco después, el Chimy aprovechaba un pase de gol de Bernardo, "ay corazón, corazón", y ponía el 1-2 en el mano a mano con Diego.
La cosa se daba la vuelta, a lo tortilla, los periquitos se marchitaban y la grada empezaba a barruntar otra tarde de nada con la enésima ocasión en la que los puntos se escapaban de Barcelona. Y eso que Facundo se encargó de echarle guindilla, riojanitas al canto con salsa y picante, saliendo a destiempo y como un elegante en cacharrería contra un rival y dejando a los nuestros con uno menos. Hemos pasado de las Aridanadas a las Roncagliadas, y con más de media hora por delante. Jesús, qué cruz tenemos. Si es que va a ser cierto que nos va la marcha...
Mucho. Más que en los botellones juveniles. Nos va el sufrir, la épica y el trabajo. Pico y pala, presión y con uno menos, lección de saber estar, de hacer la de la perrica, agazapados y esperando salir a la contra para matar el partido. Y todo ello en una jaula que cada vez mostraba más música de viento, con una afición que no daba crédito con el juego de su equipo, con superioridad e incapaces de marcar. Cosa que sí hizo Moncayola, con el enésimo pase del centro del campo local hacia su defensa que aprovechó el chavalín, celebrando su renovación con Osasuna y ganándose un buen chuletón que se va a tener que pagar el primo Néstor. Clinc, clinc, clinc... 1-3 y esto estaba finiquitado.
Los puntos no sólo no se escaparon de la jaula, sino que aumentó la goleada. Porque un despeje en largo en el minuto 90 permitió al Chimy hacer un penúltimo esfuerzo (siempre se guarda uno en la recámara el argentino), correr más de 50 metros, ganarle al defensa, encarar a los zagueros y, en el recorte, recibir el penalti de Piatti. Penalti que no lo lanzó él, demostrando la solidaridad y galones de este equipo, dejando a Torres que lo alojara pegado al palo derecho, con Diego López vencido al lado contrario. 1-4, cerrado el partido y pensando ya en el Sevilla que visita El Sadar.
Hubo tiempo para el golazo de Calleri, recibiendo de espaldas en el área y con poca oposición, marcando de tijereta, sin que esta vez Juan Pérez pudiera hacer nada. Lo había hecho antes, con el 1-2 en el marcador sacando una mano enorme que fue, de largo, la parada de la jornada por lo que suponía. Esa mano del chaval abrió el camino a un triunfo que nos da alas, que nos eleva a los cielos, que deja la jaula de puntos en 22 y que hace que vislumbremos el horizonte como las águilas reales: orgullosos, poderosos y sin miedo a nada ni a nadie.
¡Hasta la muerte, Forofillo hasta la muerte!
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