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El Forofillo

Osasuniña

Ese puede que sí, puede que no, terminó en tablas entre rojillos y celestes

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La reacción del Forofillo, tras el empate contra el Real MadridDiario de Navarra
Publicado el 06/03/2023 a las 23:16
La esencia de Braulio Vázquez impregnó a Osasuna en el choque contra el Celta de Vigo, bañando al equipo de esa magia gallega espolvoreada por las meigas y haciendo de los de Jagoba un equipo más de la Torre de Hércules que de la Plaza del Castillo. La duda ofende, Pazos, que decía en Airbag el ínclito Manuel Manquiña. Y Osasuna dudó tanto que terminó bajo la piel de Osasuniña.
Chiste. Esos dos gallegos que andan pescando en el puerto de El Ferrol y uno de ellos nota que pica. Y empieza una denodada batalla entre hombre y mar, con tirones y cesiones, recoger sedal, correr carrete, tirar de brazo. Y tras una hora de combate, el tirón final rescata de las aguas del Atlántico un ejemplar de sirena bellísimo. El pescador se le queda mirando y, acto seguido, la tira al agua. "¿Y por qué?", le espeta su compañero de faena. "¿Y por dónde?", replica él. Pues eso. ¿Por dónde se mete un gol a Iván Villar? Tarea harto difícil.
Jagoba no escatimó y puso en liza al mejor once posible. Emperrado en Moncayola de lateral, no quiso arriesgar con Diego Moreno y tiró de los de la Copa, a excepción de Sergio Herrera y Juan Cruz, sustituidos por Manu Sánchez y Aitor Fernández. Y enfrente el Celta de Carvalhal, con Gabri Veiga en racha y la calidad de Iago Aspas, venido a menos por cuestiones de los años que empiezan a pasar factura.
Y con todo eso Osasuna salió en busca de los 36 puntos, con esa ilusión que reclamaba Jagoba horas antes, que si se ganaba nos asomábamos a unas alturas interesantes y que había que intentarlo. Hombre, a ver, el míster no va a decir que se la trae al pairo LaLiga y que la Copa es en lo que piensan 24 horas al día y otras 24 horas a la noche. De ahí que la gente se lo creyera y se vieran con 36 puntos...
Más con la salida, con las ocasiones, con Budimir queriendo  quitarse esa espina de la no llamada de su seleccionador mientras que David, Monca y el Chimy celebraban esa chorrez de estar en la prelista de De la Fuente, donde hay más gente que en la cola del INEM, y miren que es larga. Pero Iván Villar no quería que los rojillos sumaran y empezó a sacar más manos que un pulpo, ya que hablamos de criaturas marinas...
El que fue un poco pez fue Aimar, que tuvo una de cabeza para marcar y se la echó a las manos del portero rival. Mientras tanto, los celestes se empeñaban en tratar de salir a la contra en un primer tiempo de marcado acento navarro. El pues se impuso, de largo, al y por qué.
En la segunda parte siguió la cosa parecida. Por mucho cambio que se daba, la cosa no variaba en exceso. Pero Osasuna, poco a poco, a lo gota malaya, fue tornando su aparición para entrar en terreno gallego. Y ahí, donde las meigas campan a sus anchas entre conxuros de queimadas y bestas bajo la niebla, poco pueden hacer los nuestros. Mucha niebla y Osasuniña que no atina...
En uno de esos cantos a la duda se fue Cervi por la izquierda y tras superar a todo bicho viviente, retrasó para el mago Veiga que hizo lo incomprensible. Fallar con todo a favor. Fue la única cantada, la única duda, la única concesión que se dio. Porque las ocasiones en el marco contrario fueron numerosas.
Hasta hubo un gol, pero se anuló. Por el VAR. Abde metió un centro con comba desde la izquierda, el Chimy amagó y el cuero entró ante un Iván Villar que esperaba que alguien tocara el balón. ¿Os acordáis del gol que SÍ le dan al Real Madrid en el Santiago Bernabéu pese al intento de Rudiger de rematar? Pues pongan que el que saca es Abde, y que el Chimy hace de Rudiger. Pues eso. Por no mencionar ese fuera de juego tirado desde EL CODO del Chimy. Sí, EL CODO, con mayúsculas, cuando la rodilla no está en fuera de juego y tuvo que ser legal. Vayan ustedes a reclamar...
Porque no te van a hacer caso. ¿O sí? No van a hacer nada. Ni a Osasuna, ni al Cádiz ni a nadie que no sea un grande. Osasuna mereció ganar. ¿O no? Osasuniña dudó cuando no había que hacerlo, cuando nos acerábamos a las alturas, cuando íbamos a poner la salvación a tiro de piedra, en la cabecita del mutilvero Pablo Ibáñez estuvo el gol. Pero no pudo ser. ¿Por qué? Porque en esto del fútbol hay que hacer una cosa, que se llama marcar goles. Sin dudarlo. Pero claro, para marcar goles, hay que superar a Iván Villar. ¿Y por dónde?
¡Hasta la muerte, Forofillo hasta la muerte!
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