El Sadar
Récord de asistencia con un sueño común
El Sadar registró la mejor entrada tras la reforma del estadio con 23.026 espectadores en las gradas

Publicado el 02/03/2023 a las 06:00
El Sadar prendió la caldera en los prolegómenos, tembló con el gol de Abde de alegría y contuvo el aliento en el final por el miedo a perder la ventaja. Un carrusel de emociones con el billete a la final en juego y 23.026 gargantas empujando a Osasuna. Se cumplieron los pronósticos y se registró el récord de asistencia tras la reforma. Medio centenar de rojiblancos apoyaron al Athletic.
No fue una noche más en El Sadar y se notó desde el calentamiento. Pitada intensa al Athletic y rugido cuando saltaron los jugadores de Osasuna. Todos los futbolistas iban con sudadera, a excepción de uno: el capitán David García, en manga corta, pese a las gélidas temperaturas.
La cuenta atrás llegaba a su fin. Desde el fondo sur se preparó un tifo que cayó desde el anillo superior. “Amore ematea ez da aukera, koparantz denok batera” (Rendirse no es una opción, a por la Copa todos juntos). Ambiente de gala.
En la vorágine inicial se lanzó una bengala al césped, que aterrizó en una lona publicitaria que ardió levemente. Hubo que echar mano del extintor. El Sadar cogía temperatura cuando la sensación térmica era de -5 grados.
El Riau Riau también supuso un fogonazo ante semejante frío. Bufandas arriba en una estampa clásica para empujar a un Osasuna que nada más empezar tuvo un córner en contra. Quedaba todo por delante.
Muniain estuvo siempre en el foco por ese afán de protagonismo. Como cuando fingió un penalti de Aridane. Recibió pitos cada vez que tocaba la pelota.
Los ánimos se encendieron en el tramo final de la primera parte en un carrusel de faltas. Primero Berenguer golpeó al Chimy en carrera. El navarro vio la amarilla y la afición no le perdonó la acción. Después, otro jugador criado en Tajonar como Oihan Sancet, enganchó a Lucas Torró del cuello con el balón ya en la línea de fondo. No hubo amarilla, solicitada por los rojillos y la hinchada. Un criterio desconcertante que siguió durante todo el partido. Se escucharon fuegos artificiales desde el exterior del estadio. El Sadar, ante esa doble jugada, coreó “que no son de Lezama, que son de Tajonar”.
EL PUNTO ÁLGIDO
Por vivir este ambiente ya había merecido pagar la entrada. Envidia sana por televisión, pero faltaba lo mejor. La locura se desató nada más abrirse el segundo capítulo. La cabalgada de Abde a pase de Moi Gómez generó el murmullo que precede al grito de felicidad. Le enseñó el balón a Vivian, se marchó en velocidad y definió con su genialidad. Se paró el tiempo. Se cayó El Sadar. Golazo que celebró en el córner con los brazos extendidos. Era el héroe. El coliseo navarro se vino abajo. La eliminatoria cogía buen tono. Euforia colectiva justo cuando el club anunciaba el dato histórico de asistencia: 23.026 espectadores, récord tras la reforma. Cayó el 1-0 en el luminoso y cayó también el anterior registro de espectadores en el derbi contra la Real Sociedad. Una semifinal de la Copa del Rey es lo que tiene. “La afición volverá a ser titular”, recordó Jagoba Arrasate en la previa. El jugador número 12 no falló a su cita.
Los decibelios seguían subiendo. Era momento de aguantar las embestidas del Athletic. Al equipo le flojeaban las piernas. La afición lo detectó y gritó para llevar a los suyos en volandas. Llegaron los primeros cambios. Momentos de refrescar. Se marchó Berenguer con una tremenda pitada. Salió Raúl García entre tímidos aplausos. Mismo guion seis minutos después. Iker Muniain abandonaba el terreno de juego. Despedida al unísono para un jugador poco querido en Pamplona por sus continuos desprecios a los rojillos. Indiferencia hacia su sustituto, el también navarro Nico Williams. Eran momentos de incertidumbre en el terreno de juego. Había que jugar con los nervios del marcador. Quedaba mucho partido en El Sadar y también en San Mamés. Era tiempo de gestionar las emociones. Se escuchó en la grada la gitana loca y también cánticos a favor de Jagoba Arrasate.
Minuto 77. El Sadar se puso en pie. Abde, el gran protagonista tras frotar su varita mágica, no podía más. El graderío despidió al marroquí como bien se merecía. Kike Barja, dentro. La tensión creció por la incertidumbre del resultado. Sergio Herrera se hizo gigante delante de Guruzeta. El Sadar lo celebró a lo grande. Fuera del estadio siguieron los cánticos saboreando un 1-0 positivo. Mientras, dentro del estadio la afición visitante cantaba “queremos salir de este futbolín”. El fin de una fiesta que fue roja. La vuelta, en un mes.