Merino: "Tengo la espina clavada de no haber jugado con Osasuna en Primera"

Mikel Merino Zazón (Pamplona, 1996) aprovecha los días de vacaciones en Pamplona tras terminar la temporada en el Newcastle, club con el que tiene contrato cuatro años más. El 6 de julio está citado para comenzar la pretemporada. Al joven futbolista navarro le gusta rodearse de su familia y amigos siempre que puede y no son pocos los viajes que ha hecho a Navarra pese a llevar dos años fuera. Merino recuerda con nostalgia sus dos temporadas en el primer equipo de Osasuna y no oculta su pasión por el club que le vio crecer. Dejó Pamplona atrás para recalar en el Borussia Dortmund y ahora el Newcastle. Desde que se asomó a la élite, su nombre siempre ha estado en las quinielas de muchos equipos, especialmente del Athletic de Bilbao. No es ajeno a los rumores pero no le afectan en absoluto. Llegó a Newcastle procedente del Borussia Dortmund. ¿Cómo fue el cambio? Llegué cedido con una opción de compra y a los seis o siete partidos la hicieron oficial. Al principio de temporada disputé minutos y tuve continuidad, fue un proceso muy bonito. Con la opción de compra efectuada me dio más moral y más ánimo, siempre gusta. Tengo un contrato largo y eso es bueno para un jugador. Como dice, se convirtió en indiscutible pero acabó el curso sin muchos minutos. ¿Qué ocurrió? Sí que al principio empecé fuerte, lo hice bastante bien, pero luego tuve una pequeña lesión en la espalda que me molestaba bastante. Aún así seguí jugando y estaba contento con mi rendimiento. Al final los entrenadores son los que mandan, los que deciden quien debe jugar y en este caso el míster decidió que otros jugadores eran los indicados para jugar. ¿Qué tal la experiencia en Inglaterra? El fútbol allí es frenético. Sí, es que la Premier prácticamente no es fútbol, cada vez que juegas un partido vas a la guerra, sabes que lo que vas a hacer es disputar el balón por arriba, tener mucho contacto y disputas con jugadores muy fuerte y rápidos. Te tienes que adaptar a ese estilo. El balón pasa poco por el centro del campo, la gente no quiere tener el balón en esas situaciones en las que si te lo roban hay peligro. Creo que se me da bien ese tipo de fútbol. ¿Cómo es el ambiente en la Premier? Espectacular. El estadio está siempre lleno y la forma de vivir el fútbol... Con el mero hecho de que el portero se la pase al lateral y tenga la banda libre la gente se vuelve loca y tiene 90 metros para llegar a la portería. Lo viven con mucho ansia, quieren que llegues rápido al área, que tires de cualquier lugar. Son muy frenéticos. Un público muy emocional. No hay un punto medio. Es o muy bien o muy mal. Es una gozada cada estadio, es especial. Hablemos de su debut como profesional. Fue en la 2014/2015 ante el Barcelona B. ¿Qué recuerda de ese paso? Lo añoro. Llevo unos cuantos años viviendo experiencias muy fuertes y que a muchos jugadores les gustaría tener. El debut fue cumplir un sueño. Debuté porque había bajas, gente que no podía venir, el transfer de Nekounam, sanciones de otros jugadores... Me podía haber ido metiendo un hat-trick porque tuve muchas ocasiones (ríe), es un recuerdo que voy a tener para toda la vida. La salvación agónica de Sabadell y el ascenso un año después es algo que marca. Son sensaciones que las vas a tener siempre. La salvación fue pura euforia después de un año en que lo pasamos muy mal. Si bajábamos prácticamente desaparecía el club. La moral del equipo estaba por los suelos. Cuando estás en una dinámica negativa hay poco que hacer. Al final se nos apareció la Virgen. El gol de Javier Flaño. Javier Flaño, que no había entrado en un córner en su vida, entró y casi sin saltar la metió. Gracias a él Osasuna está ahora donde está prácticamente. Y el ascenso fue un proceso. Hicimos un año muy bueno, la afición acompañó, el equipo también. Éramos un equipo joven, de cantera, y nos lo creímos. El míster nos enseñó el camino. Nos metimos en el playoff un poco de chiripa y ya en la promoción fuimos una máquina. Arrasamos. No había quien nos parara, teníamos un ritmo y una intensidad superior. La salvación fue un chispazo y me quedo con el proceso vivido en el ascenso. En cuanto a la temporada del ascenso destacaba usted el hecho de jugar gente de casa. ¿Para un futbolista supone un plus de rendimiento jugar junto a canteranos? Sin duda. Yo cuando más cómodo me he sentido fue ese año, cuando había más gente de la cantera, más chavales. Sentía que estaba en casa, con la gente que has estado en Tajonar toda tu vida. Gente como Oier, Roberto Torres o los Flaño, que había estado viéndoles crecer, y compartir equipo con los García, que crecí con ellos, todo eso te da un plus de confianza. Fuimos una familia. Incluso la gente que luego vino de fuera se adaptó muy bien, éramos todos buenos amigos y eso se nota en el campo. Sientes que vas todos a una y no importa qué y creo que ese fue el plus que tuvimos ese año. ¿Cómo recuerda el año del ascenso? Creo que ese año fue muy importante para mí. Enrique me dio la confianza, me dio por así decir la batuta del equipo. Me dijo que iba a jugar ahí y que lo iba a hacer bien y desde el inicio lo hice bien. Una vez que tienes la confianza y si estás preparado anímicamente vas a hacerlo bien. Aprendí mucho y crecí como futbolista. Mi cambio de posición en el playoff fue más anecdótico de lo que realmente fue. Parecía que estaba tocado por una varita. ¿Qué pensaba en ese momento? Añadió a sus registros los goles. Tengo la anécdota de un momento concreto. Sí que había metido gol contra el Numancia o contra el Huesca, pero en la eliminatoria contra el Nàstic, que doy el tacón para que Javi Flaño marque un golazo y hubo otra que metí gol con la derecha. Me acuerdo de ir a celebrarlo con la grada allí y decir: “pero madre mía, ¿qué me pasa? Estoy metiendo todo, cada partido estoy metiendo gol”. Es la mejor sensación que he tenido. ¿Esa fue su mejor temporada? Ese año siempre va a ser mi favorito y va a ser muy difícil que algo lo supere. También por vivirlo en casa. Sí, por ser mi club, ser lo que quiero. También porque fue un ascenso de película. Con chavales de la cantera, contra dificultades se meten en el último minuto en el playoff y después hacen ese espectáculo y yo consigo encima meter goles es algo muy difícil de superar. ¿Cómo fue su traspaso al Dortmund? Fue difícil porque dejas tu casa y tu familia. Es un cambio de aires que nunca antes había experimentado. Tenía 19 años y me tenía que ir. La decisión no la pienso, porque el Borussia es uno de los clubes más grandes del mundo y jugando Champions. Era el salto correcto que tenía que dar. Luego te puede salir bien o te puede salir mal, como pudo salir con respecto a los minutos y la confianza que tuvo el entrenador. Gracias a ese cambio soy ahora quien soy. ¿Tuvo otras opciones? Ni me acuerdo si tenía otras opciones porque cuando escuché el nombre del Borussia fue todo muy claro, quería ir allí. ¿El año en Alemania cómo fue? ¿Le dio muchas vueltas a la cabeza por no jugar? No le doy muchas vueltas porque hice todo lo que estaba en mi mano. Que no jugara fue porque el entrenador tenía unas ideas y yo no entraba dentro de ellas. Con el equipo estuve muy bien, fue mi primer paso al fútbol profesional porque al final en Osasuna estaba en mi casa. Fueron nuevos aires, conocí a gente nueva y aprendí de los mejores del mundo. Su siguiente y último paso: Newcastle. Es un club muy grande en Inglaterra, tiene mucha masa social y siempre ha estado en Premier League. Era un paso importante a una liga muy competitiva. En eso estoy ahora, en crecer como futbolista y en adaptarme al profesionalismo de la Premier. En el mercado invernal de la pasada temporada se habló que podía haber vuelto a Osasuna. ¿Qué faltó para que se materializara la operación? Sí que hubo una opción. Obviamente me habría gustado volver. Estaba en casa viendo cómo ese año no salían bien las cosas, veía los partidos mordiéndome las uñas y con impotencia de no poder ayudar. Sí que es verdad que hubo opción y yo quería volver pero el club decidió que no me movía a ningún lado. ¿Cómo ve a Osasuna ahora? Lo veo en una temporada difícil. Tienen un buen equipo y lo que he podido hablar con ellos están bien, tienen buena química aunque las cosas no están saliendo tan bien como ellos querían o como se presuponía. Están cerca de meterse en playoff, no dependen de sí mismos pero nunca sabes. En el último ascenso no dependíamos de nosotros mismos y al final nos metimos. Si eres rojillo tienes que confiar en el equipo. Ha estado en El Sadar viendo a Osasuna, ¿se hace raro estar en la grada? Sí, voy a El Sadar y es una sensación distinta. No es como cuando iba de pequeño, ni como cuando estaba en el campo jugando. Lo vivo como una mezcla entre aficionado y futbolista profesional. No puedo ir ahí y ponerme a gritar. Me junto con mi padre y hablamos de fútbol, de lo táctico. La esencia es la misma, ir a apoyar a Osasuna. Se está hablando esta temporada sobre la ausencia de canteranos. ¿Cómo lo ve? Sí que es verdad que Osasuna se ha guiado siempre por tirar de cantera. Los jugadores se sienten valorados y piensan que tienen opciones de llegar al primer equipo. Creo que el club tiene que hacer una mezcla, siempre y cuando se pueda, de gente de casa y de fuera. Se debe dar valor a los canteranos que se lo merezcan, para que aporten, no se trata de dar opciones por dar. También es cierto que el año del ascenso se juntó una gran hornada. Sí, ese año teníamos mucha gente que tenía lo que tenía que tener para jugar y de hecho jugaba. No estaban solo en el banquillo. Los chavales que están en la cantera tienen que creer que pueden porque tienen ejemplos claros. Roberto Torres, Oier, los García, Berenguer, pero también Javi Martínez, Monreal o Azpilicueta. Los dos últimos que ha citado van al Mundial. Su nombre también está vinculado a Tajonar, que ha dado grandes futbolistas. Poder representar a un club como Osasuna... Pocos clubes sacan jugadores tan grandes. Se ve que están jugando Champions y Mundiales. Es una razón para que los chavales crean. No te van a regalar nada, pero si pones el cien por cien desde luego que van a llegar cosas bonitas. El último ascenso llegó de forma inesperada y este año se han creado grandes expectativas para subir a Primera. ¿Eso pesa en el aspecto mental en un futbolista? Las expectaciones son jodidas. El año que casi descendimos a Segunda B todo el mundo hablaba de ascenso, incluso dentro del vestuario. Y al final casi descendemos. Creo que la mentalidad que tuvimos después es la que tienes que tener, de pelear cada partido, éramos un grupo de chavales jóvenes que íbamos a pelear cada partido a muerte. Las expectativas confunden a la gente, tanto a los jugadores como a la afición. ¿Qué supone para usted Osasuna? Osasuna es como mi casa para mí. Pamplona y Osasuna van de la mano, he crecido allí en Tajonar. Con los trabajadores del club, con los entrenadores, con los jugadores viéndoles crecer. Es mi infancia, es mi vida y ahora va a seguir siéndolo, un poco más lejano, pero siempre lo voy a tener en el corazón aunque pasen años y esté lejos. ¿Tiene la espina de no haber jugado con Osasuna en Primera? Sí, tengo la espina clavada de no haber jugado con Osasuna en Primera, desde luego. Toda mi infancia lo he visto en Primera y para mí es donde debe estar. No haber estado con Osasuna en Primera es una espinita que tengo clavada. No voy a decir que me arrepiento, porque he dado los pasos que creo que eran correctos. Ojalá algún día pueda volver y jugar en Primera. Aún soy muy joven y no pasa por mi cabeza mirar más adelante del presente. Con solo 21 años ha vivido ya varias etapas. ¿Se para a pensar en ello? Hay veces que te vas a parar a pensar. Tengo con 21 años una experiencia que igual otros jóvenes no tienen. La madurez te la da el haber vivido todas esas posibilidades. Estar a punto de descender, el ascenso, pasar un año sin jugar, aprender de los mejores del mundo, la Champions, el Newcastle, la competitividad de la Premier League, otro estilo de fútbol. Son experiencias que me vienen muy bien para el futuro. ¿Cuál va a ser su futuro? Newcastle. Tengo cuatro años de contrato, no miro más de lo que es el presente. ¿Cómo lleva los rumores? Se dice que le quiere el Athletic y el Betis, entre otros. Los rumores son parte de mi día a día. En los mercados de fichajes me ha tocado vivir rumores. En cada mercado estoy en un lugar distinto parece ser. Que salga tanto su nombre también es positivo. Desde luego, siempre que los equipos te quieran significa que haces bien las cosas. Lo tengo asumido, se agradece que los equipos se interesen, pero los rumores no me afectan. ¿No tiene ninguna oferta? Está citado con el Newcastle el 6 de julio, pero querrá tener minutos. Lo que hay ahora mismo es eso, quiero desconectar con mi familia, irme de vacaciones, ponerme moreno (ríe) e ir el 6 de julio con la mejor de mis sonrisas. Desde Bilbao le tiran mucho los tejos últimamente. Son los rumores y he aprendido a vivir al margen de ellos. He aprendido a no creérmelos y no estar pendiente de ellos. Si hay algo mis representantes me llamarán y lo discutiremos, pero hasta entonces no le doy más importancia. ¿Ha podido recalar alguna vez en el Athletic de Bilbao? ¿Si he podido ir? Sí, si hubiera querido. Al final yo voy a los equipos que me quieren. Voy a donde me siento que voy a ser querido y a donde de verdad apuestan por mí y piensen que voy a ser un jugador para ellos. Entonces yo lo que quiero es sentirme querido y a los equipos a dónde he ido me he sentido querido y no me arrepiento de ello. Es entendible que el Athletic le quiera, ¿no? Un mediocentro como usted, con 21 años, que entra en su mercado. Se entiende, tienen un mercado muy reducido y todos los jugadores que somos de la zona estamos expuestos a que el Athletic tenga la opción de ficharnos. Es su ideología y es muy respetable. ¿Cómo ve al Athletic entonces? ¿Una posibilidad más? Sí, es una posibilidad más, es una opción. Es un gran club y una posibilidad más sin ninguna duda.

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El futbolista navarro dejó Osasuna en verano de 2016, tras culminar el ascenso, para aterrizar en el fútbol alemán y jugar en el Dortmund. Milita en el Newcastle desde hace un año y ahora disfruta de las vacaciones

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