Fútbol sala
Las enseñanzas de Roberto Martil, capitán de Osasuna Magna
El navarro se recupera de la temida triada en su rodilla izquierda. A sus 36 años la grave lesión le está enseñando a ser paciente. No puede ayudar a sus compañeros desde la pista, pero sí lo hace desde la grada de Anaitasuna

Publicado el 19/05/2023 a las 06:00
Roberto Martil Fernández (Irurtzun, 1986) está aprendiendo muchas cosas con 36 años. El 11 de marzo sufrió la temida triada en su rodilla izquierda: rotura de ligamento cruzado anterior, ligamento interno y menisco exterior. Un diagnóstico que puede acabar con la carrera de cualquiera. Sin embargo, el cierre de Osasuna Magna exprime cada día las enseñanzas de unas cicatrices que se notan en su piel.
El capitán es la mano derecha del técnico Imanol Arregui sobre la pista. El más veterano de la plantilla con 19 temporadas defendiendo el verde de un equipo y una localidad. Está viviendo también otra situación nueva, la de animar a sus compañeros desde fuera en un contexto también desconocido. El conjunto navarro se juega mañana en Anaitasuna la temporada en el último partido del curso (18:30h). La victoria y el empate ante el Betis les basta para certificar la permanencia en una campaña donde festejan sus bodas de plata en la máxima categoría del fútbol sala nacional. Quieren seguir brindando.
"Son ocho meses en una vida. Tampoco es tanto"
Desde hace dos meses, las muletas son inseparables para Roberto Martil. Nunca antes había tenido una lesión de tal magnitud. La madurez le hace relativizar su situación actual.
¿Cómo está?
Bien. Hemos pasado lo peor. Fue más duro y doloroso de lo que pensaba, pero la rodilla ya va a su sitio. Entre la rehabilitación y demás vamos mejorando.
¿Cómo es ahora su día a día?
Muy tranquilo (risas). Todas las mañanas tengo rehabilitación de unas tres horas entre fisios, piscina y gimnasio. En casa intento ayudar cada vez más. Ya me siento más útil con las niñas. Trato de disfrutar también que tengo más momentos con la familia.
¿En qué momento se encuentra?
Estamos intentando poder flexibilizar la rodilla y ganar grados para poderme montar en una bici estática. Pronto, espero, podré deshacerme ya de las muletas. En las dos próximas semanas tengo que dar un buen cambio y avanzar. La verdad es que echo de menos una buena sudada en bici.
Con 36 años quizá uno está más preparado para afrontar una lesión así.
No sé si estamos preparados para esto, pero según como se mire no es para tanto. Son ocho-nueve meses en una vida. Me ha pillado en una edad que dramatizas menos. Al principio me lo tomé muy bien, pero he tenido altibajos. Hay momentos en los que he sufrido porque mi familia ha tenido que tirar de mí para todo. Soy un pequeño lastre porque me tienen que ayudar. Además con las niñas... No puedes hacer nada en casa. La cabeza se viene un poco abajo, pero también hemos tenido momentos de risas.
Casi ha dado más trabajo que sus niñas.
Sí, sí. Por momentos he dado más trabajo que ellas. Sobre todo que la de tres años, que es más independiente. Yo era casi como la de uno...
¿Qué está aprendiendo?
Que, a veces, hay que tener paciencia. Yo soy una persona impaciente, intranquila, muy movida en mi día a día. Al principio me precipité en hacer cosas y, al día siguiente, estaba dolorido. La rodilla marca el proceso y estoy aprendiendo a eso. No es mi cabeza, sino la rodilla.
Se le ve animado para seguir.
Está claro que quiero seguir en el equipo. Acabo contrato y no he hablado con el club. Les dije que no quería hablar hasta que estuviésemos salvados. Quería estar centrado en la salvación y no hemos hablado. Quiero seguir y recuperarme. Tengo un reto bonito por delante, que es seguir jugando al máximo nivel. Ojalá sea en Primera División. Estoy covencido de que así será.

"Tengo impotencia al no poder ayudar en la pista"
El capitán de Osasuna Magna analiza la temporada, una de las más complicadas en la historia del club de Irurtzun. Se juegan todo a una carta, pero el cierre navarro confía plenamente en sus compañeros.
¿Qué ha podido ocurrir esta temporada?
Creo que no hemos hecho mal año. Hace varias jornadas teníamos casi todo finiquitado. Nos faltaba una victoria, pero no la hemos conseguido. Si nos hubieran dado esta oportunidad en diciembre, cuando estábamos últimos, quizá la hubiéramos firmado el hecho de jugárnosla ante nuestra afición. Hemos hecho una buena segunda vuelta con posibilidad de puntuar en el Palau, contra el Jaén en Anaitasuna o ante el Palma. Nos tiene que dar confianza porque hemos podido ganar a cualquiera.
¿Se sufre más desde fuera?
Es impotencia al no poder ayudar en la pista. Cada día intento animar y me pongo en un sitio diferente de la grada. Detrás del banquillo pienso que soy un brasas y no les quiero dar la chapa, pero para mí es una forma de estar cerca porque me siento útil. He estado también en la grada lejos, arriba y sin contacto. A veces creo que es mejor. Nunca lo sabes.
Es su nuevo papel de capitán desde fuera.
Es lo que intento hacer, ayudar. Cuando me lesioné ya dije que iba a estar aquí. Por pequeña ayuda que sea ahí estaré.
¿Cómo está Imanol Arregui?
Le veo como siempre. Nervioso porque es así. Quiere ganar, pero no en esta situación, sino también cuando estábamos luchando por el tercer puesto. Nos estamos jugando muchas cosas y todos estamos esperando a que llegue el sábado.
¿Qué espera del partido?
Espero que Anaitasuna sea un fortín y que vengan a animarnos. Va a ser vital para nosotros. Los vamos a necesitar mucho, incluso si pueden venir con tiempo para estar en el calentamiento será de agradecer. Verles desde el principio será importante porque somos un equipo joven que vamos a necesitar de todo. Con un Anaitasuna lleno como en las grandes citas seguro que todo sale redondo.
¿Le preocupa la inexperiencia del equipo en encuentros así?
Es un hándicap que tenemos las últimas temporadas. Hay mucha juventud, pero ya hemos vivido situaciones así de jugarnos la permanencia. De hecho, soy el más experimentado, pero hasta que llegaron ellos yo tampoco había vivido esto. Hemos ido conviviendo, aprendiendo y creciendo de esta situación. Aunque son jóvenes estoy convencido de que tienen capacidad para soportar esto porque lo hemos vivido.