A un año de lucha, un final alegre. Las nueve jugadoras del Aranguren Mutilbasket e Iñigo Baigorri, su técnico, llegaron en la madrugada del lunes a Pamplona desde Sevilla, la sede que les dio el ascenso a Liga Femenina 2. Aún no hay nada claro, todo está reciente, pero la ilusión de las jugadoras, y sin duda de Baigorri, ya ha comenzado. “Todavía quedan muchos pasos por dar, sobre todo a nivel económico y estructural, no tanto en lo deportivo. Hasta que no vea eso en marcha no me hago la idea de cómo puede ir la temporada que viene. Creo que el club sí es capaz de llevarlo a cabo, ya está en proceso de querer hacerlo, pero seguro que será complejo y difícil. La intención está ahí y eso es lo más importante”, cuenta Baigorri, que ya está pensando en la temporada. “Incluso en el viaje de vuelta me hice ideas, pensar es libre, pero se me pasó por la cabeza la exposición de las jugadoras, los entrenadores... Lo que más me ilusiona es el ascenso, es el reto de mi vida. Creo que esto va a ser muy difícil de igualar, es mejor que el simple hecho de jugar en la liga. A nivel emocional fue espectacular, luego el reto de llevar al club, a este paso más, es ilusionante, pero también creo que va a ser mucho trabajo”, añade.
CELEBRACIÓN PENDIENTE
El viaje de Sevilla arrancó muy pronto, así que el equipo aún tiene pendiente hacer algo en Pamplona. “En la pista cantamos, nos abrazamos, me ducharon... Allí pude tomarme una cerveza rápida, pero nos fuimos corriendo al autobús. Viajamos con el Araski, el rival al que vencimos en la final, así que tuvimos que esperar a separarnos para poder celebrar. Ahí explotó de emoción el equipo. Pusieron todas las canciones de San Fermín y bailaron, pero aún tenemos que hacer algo por aquí”, dice Baigorri, que ahora piensa en disfrutar del verano y en plantear la nueva campaña con fuerza.
Anna Corral Lizarraga, pívot
“Íbamos sin expectativas, bueno yo sí creía en que podíamos subir, pero era el premio a la temporada. Lo he disfrutado mucho y ahora me enfrento a la EvAU más motivada”.
“No fuimos conscientes de lo que éramos y cuando llegamos allí nos dimos cuenta del nivel que teníamos. Lo vivimos tranquilas, pero fue chulo descubrir que podíamos hacerlo”.
Olaia Díez de Ulzurrun, ala pívot
“No sé qué esperar del año que viene. Tenemos muchas ganas, quiero disfrutarlo con todas mis compañeras y tomármelo como un premio a este año tan bueno”.
“El Araski era un equipo que ya conocíamos, habíamos jugado contra ellas muchas veces, y el ganarles de uno fue increíble. No nos esperábamos nada de esto”.
Irati Ibáñez Lumbreras, alero
“El ascenso ha sido emotivo, ha sido un año complicado y Sevilla era la recompensa a todo. No sé qué pasará el próximo curso, pero estoy contenta con el final”.
“Fue un día muy emocionante, íbamos muy nerviosas, pero me gustó la intensidad y la igualdad del partido. Lo disfrutamos mucho y cuando pitaron aún no me lo creía”.
“Mi mejor recuerdo fue el pitido final. Me acuerdo que una gritó que ya estaba, que lo teníamos, y todas saltamos al campo a celebrar. Cantamos mil cosas”.
“No me puedo quedar con un momento, aunque no me olvidaré de la sensación de darme cuenta de que estábamos ahí. Fue bonito vernos a todas”.
“Espero que sea un año muy bonito, que nos de muchas experiencias positivas. Lo que más me apetece es jugar y estar con todo el equipo”.
“Lo que más me ilusiona es el haberlo conseguido, es el reto de mi vida. Esto va a ser difícil de igualar, mejor que el simple hecho de jugar en esta liga”.