Descubrimiento
La 'Mano de Irulegi', un hallazgo "extraordinario" para la arqueología navarra
Expertos navarros en Historia Antigua valoran la importancia de esta pieza, que contiene la inscripción en lengua vascónica más antigua que se conoce hasta la fecha

Actualizado el 16/11/2022 a las 10:42
Un descubrimiento “extraordinario” para la arqueología navarra. Varios expertos navarros en Arqueología e Historia Antigua coinciden en señalar que el hallazgo de la “Mano de Irulegui” reviste una importancia excepcional, tanto por lo que aporta al conocimiento que hasta ahora se tenía sobre la época (siglo I a. C.) como por las propias características de la ya icónica mano de bronce.
Javier Velaza, catedrático de Filología Latina en la Universidad de Barcelona, fue uno de los expertos que intervino este pasado lunes en la presentación ante la prensa que tuvo lugar en el Palacio de Góngora, en el Valle de Aranguren. Para Velaza este hallazgo “viene a certificar dos aspectos que hasta ahora eran desconocidos o discutidos: en primer lugar, que los antiguos vascones pusieron por escrito su lengua; y, en segundo término que, como era de esperar, la lengua que se hablaba en el territorio de Irulegi era la vascónica”.
“La Arqueología navarra está de enhorabuena”, asegura Javier Armendáriz Martija, profesor de la UPNA de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología. Precisamente Armendáriz ya señaló el protagonismo de Irulegi en la tesis doctoral que redactó hace más de veinte años, centrada en las comunidades urbanas en Navarra en el primer milenio antes de Cristo. “Irulegi debió ser una ciudad vascona soberana, aunque dependiente de Roma, que seguramente emitió moneda propia”, destaca.
Emplazada a 900 metros de altitud, “Irulegi fue violentamente destruida por la milicia romana que se acantonó en el campamento romano del Alto de Cruz/Zarbeta (Aranguren) al verse involucrada en la llamada guerra sertoriana (82-72 a.C.), secuela en Hispania de la primera guerra civil de la República romana”, contextualiza.
No obstante, Armendáriz se muestra cauto: “Todavía son muchas más las incógnitas a resolver que las certezas que ofrece Irulegui; quizás nunca lleguemos a saber con qué facción (Sertorio o Pompeyo) se posicionó este ‘oppidum’ vascón”, señala.
Javier Andreu Pintado, director del Diploma de Arqueología de la Universidad de Navarra y Catedrático de Historia Antigua, destaca el hecho de que la mano de bronce haya aparecido en un “contexto doméstico”: “Estaríamos, presumiblemente, ante un documento de uso privado”. Y aunque la inscripción demuestra que en el ‘oppidum’ de Irulegi “alguien” habló vasco, el hecho de que se empleara un signario ibérico viene a constatar “la intercomunicación lingüística y cultural entre las poblaciones celtibéricas, ibéricas y vascónicas que poblaron Navarra en la Antigüedad”.
Para el historiador Jokin Lanz Betelu, la Mano de de Irulegi “ha sido una agradable sorpresa que tendrá un impacto notable en el avance de las investigaciones en torno al euskera y la Historia Antigua en Navarra”, valora. Por otro lado, Lanz señala que el uso de la escritura “también se extendería al ámbito doméstico y cotidiano”.
UN ANÁLISIS DE LA PIEZA

Los expertos consultados también coinciden en remarcar el carácter “excepcional” de esta pieza de bronce. Javier Velaza comenta que esta mano tiene un caso paralelo en el yacimiento íbero de Alcubierre (Huesca), “pero está en plomo y sin texto escrito”. En el caso de la pieza de Irulegui, “el texto se grabó mediante la técnica del esgrafiado para después marcar los signos mediante el punteado”.
Cuando vio por primera vez la ‘Mano de Irulegi’, Javier Armendáriz se acordó de la ‘Mano de Fátima’ que colgaba de la puerta de la casa de sus abuelos. “Esta iconografía ha sido reproducida desde la Antigüedad (Cartago, Grecia, Roma y en el ámbito ibérico) y a lo largo de la Historia ha sido recurrente como talismán”, explica. Ello demuestra que los antiguos vascones que ocuparon el área central de la actual Navarra “no fueron ajenos al panorama de las primeras civilizaciones del mundo antiguo”.
Javier Andreu destaca que esta mano está dotada de un “profundo simbolismo” que habrá que estudiar. Como experto en epigrafía, constata “una hibridación de diferentes formas de grabar inscripciones” que daría razón de ser al “carácter de mosaico” que tuvieron los territorios de la actual Navarra en la Antigüedad.
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