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Fallece a los 98 años el historiador y religioso Tarsicio de Azcona

El capuchino, considerado uno de los mayores expertos en Isabel la Católica y su época, recibió en 2014 el Premio Príncipe de Viana

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Imagen de archivo de Tarsicio de AzconaJosé Carlos Cordovilla (archivo)
Actualizado el 21/05/2022 a las 23:53
El religioso capuchino e historiador Tarsicio de Azcona, premio Príncipe de Viana 2014, ha fallecido este sábado a los 98 años. Fue uno de los mayores expertos el mundo en la figura y la época de Isabel la Católica, pero sus campos de estudio se extendieron a la historia de la Iglesia, la de Navarra, la de la orden capuchina a la que pertenecía y la de su patria chica, Azcona y el valle de Yerri.
Jesús Morrás Santamaría, que tomó el nombre de Tarsicio, el santo de las catacumbas, en su consagración religiosa, se definía a sí mismo como “un pueblerino”, un campesino “con el gozo de haber pasado a investigador histórico”. Nació el día de Navidad de 1923 en Azcona, el quinto de siete hermanos de una familia campesina modesta. En el pueblo cursó las primeras letras y aunque lo dejó con poco más de diez años, para ir a estudiar al seminario, mantuvo relación con su lugar de origen, sobre todo después de su jubilación de la docencia, cuando estudió la historia del valle y del pueblo y le llegaron a nombrar hijo predilecto.
En Alsasua estudió Humanidades y vivió allí la Guerra Civil, donde podía escuchar “los cañonazos en Guipúzcoa del bando militar que combatía a la República”. Desde entonces los estudios fueron una constante en su vida: en Estella, Pamplona o Roma se formó en Teología, Filosofía e Historia de la Iglesia. Fue entonces cuando su vida se encaminó hacia la historia y la figura de Isabel la Católica. “Desde la universidad me impulsaron a investigar el episcopado español. En tiempo de los Reyes Católicos se realizó una reforma total y completa de la Iglesia española. Es lo que me llevó a embarcarme en la historia de los Reyes Católicos y me metió en el camino de la reina”, recordaba el 12 mayo de 2014, el día en que le concedieron el Premio Príncipe de Viana. El galardón se lo dieron por la “calidad y rigor” de su trabajo y por su condición de “historiador versátil, capaz de moverse con igual soltura en el escenario europeo, español, navarro y local”. Se lo entregó en Leyre Felipe de Borbón apenas un par de semanas antes de ser proclamado rey. “Soy un renuevo del pueblo llano, el que más ha sufrido las calamidades, sobre todo bélicas. Pero dejé la azada y la espuerta y después de 13 años de estudios en casas de la Orden, de 5 de universidad gregoriana, de 40 de docencia y 60 de investigación, puedo continuar trabajando por la Iglesia y la cultura de España y de Navarra, uniendo con afán fe y cultura”, dijo en su discurso.
EN LOS ARCHIVOS
Su investigación llamó la atención por su capacidad de recomponer los hechos históricos. Buscaba “fijar los hechos críticamente, estudiarlos, entender el entorno genético en que se van desarrollando, y ofrecer una explicación sencilla y llana, lo más bella y agradable posible”, explicaba en una entrevista en 2013. Para Tarsicio de Azcona, el documento era imprescindible. “He escrito a base de archivos, si no encontraba el documento no escribía”. De hecho, conocía casi todos los archivos de España y muchos europeos. “Parece que la investigación es un pasatiempo pero es un trabajo que exige mucha constancia, muchos codos y mucha paciencia para encontrar la documentación que a ti te hace falta”, decía un año después en otra entrevista en Diario de Navarra. Su labor se tradujo desde 1956 en una veintena de libros y monografías, además de un centenar de artículos en revistas. Aunque muchos de esos volúmenes se centraron en la época de los Reyes Católicos, y suyas son dos biografías dedicadas a Isabel la Católica y Juana la Beltraneja, también analizó la historia de Navarra y en una de sus obras últimas analizaba el papel de las bulas del papa Julio II en la conquista del Reino.
Su afán por la historia le mantuvo activo hasta poco antes de su muerte. Prueba de ello fueron los artículos que publicó en Diario de Navarra en fechas tan recientes como septiembre de 2021, en torno a la toma del castillo de Amaiur, o en julio de 2021 sobre la batalla de Noáin.
DOCENTE Y RELIGIOSO
Más allá de la investigación, otra de las principales facetas de la vida de Tarsicio de Azcona fue la docencia. En el convento de Extramuros Capuchinos, donde vivió prácticamente toda su vida, enseñó entre 1951 y 1968 Historia de la Iglesia, materia que impartió también en el Centro de Estudios Teológicos de Pamplona, en el Seminario de la capital navarra.
Como religioso capuchino, Tarcisio de Azcona cantó misa durante 30 años en los institutos religiosos cercanos al convento de Capuchinos, como la Compasión, el colegio de la Merced o la clínica Padre Menni. Eso le deparó una estrecha de relación con el barrio de la Rochapea y sobre todo con el de San Pedro, cuyos vecinos le homenajearon también en junio de 2014, poco después de haber recibido el Premio Príncipe de Viana. “Mi cultura es mucho menos importante que la cultura de este barrio”, dijo entonces un hombre que pensaba que “el hombre no es malo por naturaleza, sino que se hace malo por las circunstancias” y que se declaró optimista sobre el futuro: “La historia siempre ha mejorado al periodo anterior. No obstante, siempre ha tenido sus fallos”.

VIDA Y OBRA

SU BIOGRAFÍA
De Azcona. Hijo de Cruz y Basilisa, nació el día de Navidad de 1923 en este pequeño pueblo de Tierra Estella, donde cursó las primeras letras con el maestro Víctor González y los latines de monaguillo con Evencio Muruzábal. Siendo niño, vivió un tiempo en Abárzuza.
Estudios. Con 10 años ingresó en el seminario de los Capuchinos de Alsasua, donde estudió Humanidades. Más tarde cursaría Filosofía en Estella, Teología en el convento de Extramuros de Pamplona y entre 1947 y 1952 vivió en Roma, para estudiar Historia de la Iglesia, en la que doctoró. También era licenciado en Historia Civil por la universidad de Zaragoza.
Religioso. Dio clase durante 40 años de historia de la Iglesia, tanto en los capuchinos como en el centro Superior de Teología de Pamplona. Vivió casi toda su vida en el convento de Capuchinos Extramuros, en la Rochapea.
SUS TEMAS
Isabel la Católica. Tras su tesis, que se dedicaba a la elección del episcopado español por Isabel la Católica, derivó hacia la figura de la Reina. Tras la primera biografía elaboró estudios más críticos de la reina, sobre todo sobre el derecho y la sucesión. También ha firmado estudios especiales sobre la reforma de los estamentos eclesiásticos o sobre la ayuda económica de la Iglesia a los reyes.
Estudios locales. Ha escrito estudios sobre lugares de Guipúzcoa, analizó la importancia de las bulas de Julio II en la conquista de Navarra y estudió la historia de Azcona y el valle de Yerri a través de fondos notariales. También investigó la historia de la orden capuchina en Navarra.
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