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Novela gráfica

Un genio a la sombra de su personaje

Koldo Azpitarte y Mikel Bao recrean parte de la vida del autor de ‘Las aventuras de Tom Sawyer’. En ‘El diablo y el señor Twain’ se centran en su relación con el financiero Henry H. Rogers

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Koldo Azpitarte (izq.) y Mikel Bao, mostrando la portadaJon Spinaro
  • Jon Spinaro
Publicado el 31/03/2022 a las 06:00
Si hablamos de Samuel Langhorne Clemens, probablemente a un buen número de los lectores su nombre ni les suene. Y es que este escritor que nació y murió bajo la estela del cometa Halley alcanzó fama mundial publicando sus obras con el sobrenombre de Mark Twain.
Koldo Azpitarte y Mikel Bao han culminado un trabajo de más de tres años en torno a la vida del creador de Tom Sawyer publicando El diablo y el señor Twain, una novela gráfica en la que recrean los últimos años de la vida del escritor, a partir de la relación de éste con el genio financiero Henry H. Rogers.
Curiosamente, el proyecto surgió del proceso de documentación para otro guion muy distinto centrado en la figura de Nikola Tesla. Koldo Azpitarte señala que “investigando sobre el ingeniero e inventor eléctrico me di cuenta de que la vida de Twain, que era amigo suyo, daba para muchas cosas y para reflexionar sobre el proceso creativo. Ahí comencé un trabajo de inmersión muy profundo, leyendo cartas, biografías sobre épocas más oscuras de su vida y la autobiografía que, quiso que se publicara 100 años después de muerto para que no hiciera daño a nadie”.
Y en este estupendo relato histórico plagado de personajes relevantes del mundo de la ciencia, la sociedad y la cultura, cobrará especial importancia la figura de Henry Rogers, un tipo que partiendo de la nada se hizo multimillonario y que también tenía la faceta de benefactor.
“Tenía fama de ayudar a sus amigos y que propuso a Twain solucionar los problemas que tuvo con sus deudas mediante una fórmula para no tener que pagar nada a sus acreedores, aunque el escritor lo rechazara por una cuestión de orgullo”, señala Azpitarte.
La razón por la que aquí se le presente como la encarnación del diablo es porque “a veces la gente es lo que nosotros queremos ver en ellos. Cuando veo a alguien que se ha hecho multimillonario de la nada, siempre tengo a pensar en un ser malvado, con lo que es probable que sea yo el que le pone a Rogers el sambenito de malvado”.
Y es que, además de ser un gran escritor y orador, otra de las facetas destacadas de su personalidad era su incapacidad para la gestión financiera, lo que le llevó varias veces a la bancarrota de la que le salvó el propio Rogers. Dotado de gran ingenio y sarcasmo, se hizo amigo de políticos, artistas, industriales y miembros de la realeza europea, que disfrutaba de sus charlas, marcadas por su locuacidad, sus juegos de palabras y la capacidad de inventiva.
Quizás el problema fue que el personaje terminó por absorber al hombre: “Era un tipo que se había puesto el traje del personaje que había creado, era Mark Twain alimentando a Mark Twain, el pobre Samuel Clemens estaba desaparecido porque su vida dependía de sus ventas y sus ventas dependían de lo popular que fuera y de los teatros que pudiera llenar. Además, probablemente ganaba más dinero de esas charlas que de las ventas de sus libros”, comenta Azpitarte.
Es además un cómic en el que los textos y los dibujos se fusionan de una manera tremendamente acertada, encajando a la perfección, y que unido a todo el diseño en conjunto confieren a la obra un estilo de libro clásico de la época de Twain.
En su trabajo más largo como dibujante, Mikel Bao, apunta que “lo verdaderamente apasionante fue la vida que llevaron estos autores. Todos los literatos de esa época escribían libros, relatos, cartas, realizaban una gran sucesión de viajes y sus conversaciones era muy brillantes. En su momento igual no eran conscientes de la vida que llevaban porque lo veían como algo cotidiano”. Junto a la estupenda descripción de la historia, otro de los éxitos del cómic es que los autores han conseguido sortear el temor de que, ante tanta profusión de detalles, terminara por resultar un cómic árido. Mikel comenta que “afortunadamente, nos han dicho que es un cómic que se lee bien y con el que han disfrutado mucho, porque engancha y no se te hace bola. Creo además que la división por capítulos ha servido para darle un buen ritmo de lectura”.
Koldo apunta que no buscaron centrarse en una biografía lineal con los datos que todo el mundo ya conocía: “Éramos conscientes de ello, de que podíamos terminar haciendo algo que aburriera a las ovejas. Íbamos con miedo, pero parece que hemos logrado hacer un cómic con profundidad y densidad y que, a la vez, resulte ameno, pero creo que hemos superado el reto”.

‘El diablo y el señor Twain’
Autores: Koldo Azpitarte y Mikel Bao
Editorial: Dolmen
Páginas: 192 páginas, color
Precio: 19,90 euros

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