La Pamplonesa: un centenario para el recuerdo

Pocas veces ha presentado el Navarra Arena un ambiente festivo como el de ayer durante el principal concierto en celebración por el centenario de La Pamplonesa, en el que estuvieron presentes los ‘amigos’ que han acompañado a la banda a lo largo de su historia. No era para menos, pues la banda municipal había dado su primer recital exactamente cien años y un día antes, el 25 de octubre de 1919. Gente de todas las edades, con mención especial a las familias y a los jubilados, llenó casi por completo el pabellón para homenajear a la banda municipal y vibrar con los éxitos musicales de ayer y de hoy. Aunque las dimensiones del Navarra Arena cambiaron algo la habitualmente más íntima experiencia de los presentes con La Pamplonesa, un completo despliegue de cámaras facilitó que el público pudiera sentir más de cerca a la banda. Mientras esperaba a que el concierto comenzase, la gente se buscaba en las pantallas gigantes, que iban sacando planos de los asistentes. A las 19.08, los componentes de La Pamplonesa se situaron junto al escenario y Aritz Aguirre presentó a la banda. El público respondió con gritos de “¡Esa, esa, esa, esa Pamplonesa!”. “En las dianas gritáis más”, bromeó Aguirre. El concierto comenzó con el tradicional Ánimo pues, acompañado con las primeras de las numerosas palmas de la tarde. Le siguió la Marcha de Deva, de Pablo Sorozábal, que contó con la presencia sobre el escenario de los Txistularis del Ayuntamiento de Pamplona. A estos les siguieron los Gaiteros del consistorio y el grupo de dantzas Duguna. El folklore pamplonés llegó a su cénit en el concierto de ayer con la comparecencia de los zaldikos, kilikis y gigantes de la Comparsa, que se llevaron una de las grandes ovaciones de la tarde. Alcanzada la cima del navarrismo, La Pamplonesa miró a Liverpool y los Beat-Less aparecieron sobre el escenario. La banda tributo al icónico cuarteto británico tocó junto a La Pamplonesa Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band y All you need is love. Y amor es lo que manifestó el respetable con la siguiente invitada de la tarde, la finalista navarra de Operación Triunfo Natalia Lacunza. “De toda la vida tengo superarraigada a La Pamplonesa en mi corazón. Me siento muy afortunada de poder cantar esta noche con ellos”, confesó la vocalista pamplonesa. Lacunza interpretó un tema en inglés acompañada por la banda municipal. Le siguió sobre el escenario otro reciente producto televisivo musical de la marca Navarra. Javier Erro habló sobre la noche en la que cantó junto a La Pamplonesa y junto a Amaia Romero en el concierto de tributo a Mecano. Precisamente, Erro optó por interpretar un par de temas de la banda madrileña, Cruz de navajas y Barco a Venus. Durante el concierto, también se glosó la historia de la banda, explicando sus comienzos a principios del siglo XX. También se hizo un repaso por sus directores y músicos destacados, con especial ovación para el maestro Turrillas y para el propio J. Vicent Egea, actual director de La Pamplonesa. Asimismo, fue mucho el cariño que recibió el siguiente ‘amigo’ que compartió escenario ayer con la centenaria formación. Serafín Zubiri afirmó que la banda municipal marcó un “punto de inflexión” en su carrera y que es su “talismán”. El vocalista firmó una de las actuaciones más coreadas y celebradas de la tarde con un repaso por éxitos de Camilo Sesto como Vivir así es morir de amor y de Nino Bravo como Te quiero, te quiero, Noella, Un beso y una flor, América, América o Libre. Uno de los momentos divertidos de la velada llegó con la presentación del Orfeón Pamplonés, que cantó en último lugar junto con La Pamplonesa. El director del coro fundado hace 154 años, Igor Ijurra, se dirigió a la centenaria banda con un cariñoso “mozos, ya nos estáis pillando”. El concierto fue llegando a su fin con lo que Aritz Aguirre denominó una “coctelera pamplonil”, con la actuación al mismo tiempo de La Pamplonesa, el Orfeón, los gigantes, los dantzaris, los gaiteros y los txistularis. Interpretaron la cantata Carmina Burana, así como el Agur Jauna. Finalmente, La Pamplonesa entonó los acordes del Vals de Astráin, cantado a pleno pulmón por el Orfeón y por las más de seis mil gargantas que llenaban el Arena. La Polonesa sirvió de despedida a los gigantes, kilikis y zaldikos, que compartieron los últimos momentos del concierto con la banda municipal. Como colofón, el director de La Pamplonesa, J. Vicent Egea, agradeció la “fidelidad y generosidad” del público, que respondió con una gloriosa ovación para cerrar una noche centenaria.

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