El Parlamento castiga a Theresa May a una semana de votar el Brexit
- Iñigo Gurruchaga. Londres
El dilema propuesto por Theresa May a la población británica y a sus representantes en el Parlamento -o se aprueba el Acuerdo de Salida de la UE negociado con la Unión Europea o Reino Unido se marchará sin acuerdo- fue ayer negado por una alianza de la oposición, de conservadores y de unionistas. En una sesión histórica, aprobaron conjuntamente una moción que permitirá a los diputados demandar al Gobierno que cumpla su voluntad sobre la dirección que debe tomar en este proceso.
La derrota, por 321 votos contra 299, es trascendente porque no hay mayoría en el Parlamento británico para marcharse automáticamente de la UE sin un acuerdo, como quieren los brexiters opuestos a lo aprobado en el Consejo Europeo en noviembre. Y abre avenidas para otras opciones -la incorporación británica al Área Europea de Libre Comercio o un segundo referéndum- que tienen numerosos partidarios entre los diputados.
Fue una jornada terrible en la Cámara de los Comunes para el Gobierno, que también tendrá que publicar el texto completo del asesoramiento legal ofrecido por el abogado general sobre el Acuerdo de Salida de la UE, tras sufrir otra derrota por todos los partidos de la oposición, incluyendo al Partido Democrático Unionista (DUP), que hasta ahora sostenía la mayoría de gobierno.
Por primera vez en la historia, el Parlamento británico aprobó, 311-293, una moción de desprecio, el que habrían mostrado ministros del Gobierno a la asamblea de diputados por desoír una moción, aprobada sin oposición en noviembre, para que se publique el texto íntegro del asesoramiento legal -el análisis del abogado general sobre el documento del acuerdo-. El Ejecutivo de May, que entonces no se opuso, ha publicado solo un extracto de 50 páginas.
El abogado general del Gobierno, Geoffrey Cox, compareció el lunes durante cuatro horas en la Cámara de los Comunes para responder a todas las cuestiones de los diputados, pero no ha bastado. Ayer levantó la mirada al techo del edificio y compuso una mueca de decepción tras el voto de la moción, diseñada por el laborista Keir Starmer, también abogado y responsable del brexit en su partido.
Hasta conocer el texto legal, no se puede pronosticar el efecto que tendrá su publicación íntegra. El Gobierno estaba dispuesto a rectificar su aparente error de noviembre sometiendo el informe a un comité parlamentario, para tachar quizás cuestiones sensibles de seguridad o de estrategia negociadora. Ahora ha sido obligado a publicar todo el texto.
CINCO JORNADAS DE DEBATE
A esa humillación le ha seguido la aprobación de la moción propuesta por el diputado conservador Dominic Grieve que afecta a los pasos que se darán tras una derrota del acuerdo de May. De nuevo se ha confirmado la fuerza de la oposición cuando se suman disidentes conservadores y los diez unionistas norirlandeses, pero esa alianza no puede darse por supuesta en votos posteriores o interpretarse como un cambio definitivo de dirección en el proceso de marcha de la UE.
A las seis de la tarde, casi la hora de cenar en Reino Unido, la primera ministra entraba por primera vez en la Cámara triunfante. Le correspondía el primer turno de intervención en el debate de cinco días que desembocará en el voto sobre el acuerdo, que tendrá lugar el próximo martes. Si gana la votación contra todo pronóstico, Theresa May guiará a Reino Unido a la salida política de la UE, el 29 de marzo, y quizás también a su partido hasta las próximas elecciones.
Si pierde el voto, la deriva imprevisible ha sido acotada por el Parlamento, que se encargaría de guiar el proceso del brexit. Al terminar la líder su frase de introducción al debate sobre el Acuerdo -“Quizás merezca la pena emplear unos minutos en recordar cómo hemos llegado hasta aquí”-, una carcajada se extendió por los escaños.