Martintxo, cirujano de bicicletas
- Juan Miguel Gil Jaurena
Merecido descanso. Tras una vida rodeado de motosierras, aperos mecánicos de labranza y bicicletas, Martintxo se jubila. Lejos quedan sus inicios, en el viejo y oscuro taller junto a la plaza de Elizondo con motos y bicis apoyadas en los árboles cercanos. El local actual, moderno y aséptico, no da tanto miedo a los chavales que se acercan. Con nuestra montura enferma, de nuevo, y ante la pregunta angustiosa “¿es grave?” siempre respondía con un esperanzador “algo se podrá hacer”. Unas veces bastaba una transfusión de aire. Otras, cosa seria, un trasplante de cámara. Nunca le asustaba entablillar una parte del esqueleto, tras alguna mala caída. En las extremidades, alargaba o tensaba los tendones para frenar correctamente y meneaba la cabeza por nuestro descuido de los meniscos, “que tanto sufren en las bajadas”. Siempre honesto, torcía el gesto cuando fallaba el corazón y aconsejaba entonces cambio de pareja. Acorde con los nuevos tiempos, su taller se transformó en un quirófano. Mascarilla y guantes. Silencio y precisión. Puntualidad. Muy profesional.
Echaremos de menos sus manos. Que disfrute de su tiempo, familia y amigos. Ahora podrá dedicarse a la bicicleta, en otra variedad. Te esperamos, Martintxo, cirujano de bicicletas.