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Ideología de género en las aulas infantiles

  • Óscar Gorría Cardesa|
Publicado el 23/10/2018 a las 09:04
El pasado 19 de septiembre el Departamento de Educación del Gobierno de Navarra presentaba las jornadas de formación ‘Skolae’ para docentes. Un programa educativo cuyo fin es, según anunciaban sus responsables, “integrar la igualdad y la coeducación” en el sistema educativo de Navarra. Este programa, cuyo pilotaje finalizaba el pasado año en 16 centros navarros, tendrá carácter “obligatorio”, será “curricular”, y se implantará progresivamente en la red. En el curso escolar 2018-2019 comenzará la formación a docentes de 100 centros, y “en los próximos tres años, se implantará en todos los centros educativos de la Comunidad Foral, públicos y concertados”.
La consejera Solana afirmaba que el programa permitirá que “nuestras alumnos puedan elegir el proyecto vital propio, desde la diversidad de opciones, sin condicionantes de género, ejerciendo su derecho a la igualdad”. Semanas después, el consejero Domínguez, reforzaba las palabras de su compañera de gobierno, aseverando que el programa formativo “será de obligado cumplimiento para todos los centros educativos, una vez sea aprobada la correspondiente orden foral”. Ateniéndonos a las declaraciones ambiguas de sus responsables, no profundizando en los contenidos desarrollados dentro del programa, cualquier padre o madre vería con espíritu esperanzado el impulso de esta iniciativa en los centros educativos de sus hijos. No obstante, la realidad es muy distinta. Dentro del itinerario formativo de 0-6 años-infantil, una de las competencias a adquirir es “la vivencia de la sexualidad en el ámbito de la escuela a través de juegos eróticos infantiles” y “la identidad de género, hombre o mujer, se define identificándose con algunas de ellas (binario), ambas (no binario), o ninguna (agénero)”.
Decirles a la señora Solana y al señor Domínguez que bajo el paraguas de la igualdad no todo cabe, amparándose en la obligatoriedad de la legislación vigente no toda medida está justificada. Nadie cuestiona la necesidad de medidas legislativas, educacionales y sociales que amparen, enseñen e inculquen en nuestra sociedad los principios básicos de la igualdad de genero, la libertad y el respeto. Utilizar estos postulados éticos y morales por parte del Gobierno de Navarra para implantar un adoctrinamiento en materia de género y sexualidad, sin precedentes en la red de colegios navarros, excede sin lugar a duda sus competencias educacionales. El afán de este gobierno por inocular en la sociedad navarra, desde sus cimientos formativos, una ideología de género basada en un pensamiento único, una definición de sexo, sexualidad y relación amorosa basada en una perspectiva ideológica y sesgada, no puede en ninguna sociedad democrática ser obligatoria en sus programas educativos. Mucho menos curricular. Mucho menos ajena a la opinión de las familias. Mucho menos en la etapa infantil 0-6 años. Menoscabar el papel educativo y decisorio de los padres en conceptos éticos y morales tan básicos como son el amor o la sexualidad atenta no solo contra los principios de libertad formativa, sino que choca frontalmente con los derechos constitucionales de las familias.
La formación en una sexualidad responsable, en las etapas educativas adecuadas según edad y desarrollo, basada en principios de conciencia, libertad y respeto, está asimilada desde hace años en los programas formativos de los colegios. Su difusión y enseñanza nunca ha sido cuestionada, más aun, es vital como medida de salud pública y seguridad sanitaria. Ampararse en la creciente incidencia de enfermedades de transmisión sexual, por parte de los responsables de Gobierno, para apoyar e implementar con sustento jurídico el adoctrinamiento ideológico en materia de género y sexualidad en los colegios navarros es del todo demagógico e irrisorio. Escudarse en la obligatoriedad legislativa, a todas luces injusta, para desarrollar un programa formativo inadecuado muestra la cobardía de la red de colegios navarros ante la posibilidad de perder el concierto económico, que no olvidemos, engloba a la práctica totalidad de centros no públicos de Navarra. El miedo de las familias, y del conjunto del profesorado, a denunciar esta intromisión educacional muestra una vez más el mutismo asentado en esta sociedad dormida.

Óscar Gorría Cardesa, médico especialista en Urología y Andrología, y padre de dos hijos.
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