El alcalde de Berriozar, Xabier Lasa (NaBai) volvió a ausentarse, por tercer año, del homenaje a Casanova
Ayer fue un día de recuerdos en Berriozar. Recuerdo a Francisco Casanova y, con él, a las otras 945 víctimas que la organización terrorista ETA ha dejado a lo largo de su historia. "Desde la niña Begoña Urroz Ibarrola, de apenas unos meses, hasta Carlos Sáenz de Tejada García y Diego Salvá Lezáun", afirmó Maribel Vals, portavoz de la asociación Vecinos de Paz, organizadora un año más (ya son nueve) del homenaje a Casanova, asesinado el 9 de agosto de 2000 en el garaje de su casa.
Su viuda, Rosalía Sáinz-Aja, y sus dos hijos, Javier y Laura, no faltaron a una cita en la que conviven sentimientos contrapuestos. "Venimos con tristeza porque recuerdas todo lo que pasó ese día, pero a la vez con alegría de ver que hay mucha gente que lo sigue recordando y mucha gente que nos sigue dando su apoyo", describió con emoción Sáinz-Aja, quien resaltó que vivió el día de ayer "con satisfacción dentro de la pena".
El homenaje comenzó con una Eucaristía, celebrada en una abarrotada iglesia de San Esteban y oficiada, por primera vez, por el párroco Jairo Díaz Aizpún. "Lo hago con emoción porque pude conocer a Francisco haciendo el servicio militar. Lo recuerdo perfectísimamente como un hombre de trato agradable y disponible, siempre dispuesto a ayudarnos. Él siempre estaba allá", recordó Díaz en el inicio de la Eucaristía, que también concelebraron los sacerdotes Juan Ignacio Ruiz Aldaz, Jaime Larrinaga (que fue párroco de la vizcaína localidad de Maruri, de la que tuvo que marcharse por la presión radical) y Pedro Javier Barquin Ruiz, capellán del cuartel militar de Aizoain.
Vecinos de Berriozar, amigos, políticos y otras familias azotadas por el terrorismo no quisieron faltar. Allí estuvieron, entre otros, la madre y los hijos de José Javier Múgica, los hijos de Tomás Caballero y familiares del último navarro asesinado, Diego Salvá Lezáun. Precisamente su abuela, María Luisa Portillo Ollobarren, protagonizó uno de los momentos más emotivos cuando las niñas Yaiza Olaiz y Alba Medina le entregaron un ramo de flores "muestra de nuestro apoyo y cariño". Entre una gran ovación, María Luisa Portillo agradeció el gesto a las niñas, que no pudieron evitar las lágrimas. "Nos ha dicho que seamos buenas y que nunca nos pase nada", sollozaron emocionadas.
Antes de dar paso al VIII Encuentro de Jotas Francisco Casanova, en el que cantó su hija Laura, los jóvenes Alicia Medina y Daniel Cuesta depositaron un ramo de flores ante el monumento Puerta de la Libertad. La portavoz de Vecinos de Paz insistió en que "el olvido es uno de los mayores agravios y no estamos dispuestos". Vals volvió a pedir la unidad de los partidos ante el terrorismo y criticó "la ambigüedad" de IU en el consistorio de la localidad.
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María Luisa Portillo, abuela de Diego Salvá, con el ramo de flores en brazos recibió una ovación de los asistentes, entre ellos, por la izquierda, Roberto Jiménez (PSN), Rosalía Sáinz-Aja y sus hijos Javier y Laura, y Yolanda Barcina (UPN). J.C. CORDOVILLA
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