"Leyendo unos cuadernos que escribió el antiguo párroco de Pueyo, Pedro Mari Flamarique, vi que la estación de Pueyo cumplía los cien años, y decidí escribir algo para recordar su historia", cuenta el cura Flotildo Martínez Cerga. Martínez es el hermano del párroco del pueblo, Gregorio Martínez Cerga, y el autor de un folleto que recoge la historia del apeadero de Pueyo. "La estación fue abrir Pueyo al mundo. Entonces había 640 habitantes y casi todo el mundo vivía, se divertía y trabajaba en el pueblo", explica. Además, el cura recoge en sus apuntes cómo Pueyo luchó alrededor 61 años desde que se empezó a plantear la vía hasta que se construyó el apeadero: "Discutían entre el valle del Arga y el de Valdorba para ver por dónde iba a pasar el tren. Luego se empezó a utilizar cada vez menos hasta que se cerró porque los vagones eran incómodos, de madera y muy fríos. Hoy todo el mundo quiere que pase lejos".
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