Tras dos graves errores en la primera mitad, Osasuna arrinconó al Sporting en la segunda y rozó el empate en varias ocasiones
La llegada de Camacho a Osasuna no ha frenado las desgracias. El séptimo capítulo de la Liga quedó manchado por una nueva expulsión. Es la cuarta. Para pensárselo. Ayer le tocaba a Roversio enfilar el camino de los vestuarios antes de tiempo. Medina Cantalejo interpretó sin razón que el agarrón del brasileño sobre Bilic había abortado una ocasión manifiesta de gol antes del descanso y dejó al equipo con diez para toda la segunda mitad.
El precio a pagar resultó demasiado caro pese al enorme desgaste y el ímpetu en busca del empate hasta el último segundo.
El error del colegiado no quita para pasar por alto un par de acciones deficientes de Osasuna, que al fin y al cabo salió derrotado en Gijón y tendrá que esperar a la octava jornada parar lograr su primer triunfo. Fueron dos faltas escoradas lanzadas por el Sporting sin aparente peligro, una de cada lado, que terminaron con un fallo de Ricardo en una salida y el mencionado penalti de Roversio, que no debió agarrar a Bilic de esas formas. Poco más en ataque creó el equipo local, salvo una doble ocasión de Maldonado cuando Osasuna estaba volcado. ¿Les suena esto?
A la vista del 2-1 y con medio partido por jugar en inferioridad, Camacho movió pieza enseguida y adelantó las líneas del equipo en busca del punto. Sus jugadores respondieron con actitud y llegaron a arrinconar al Sporting. Pero el gol no llegó. El palo, en un remate de Kike Sola, evitaba la igualada. Más madera. Cuando el partido moría, Dady tuvo en su cabeza el empate. Más de lo mismo.
Dos delanteros por fin
José Antonio Camacho confirmó en Gijón su idea de jugar con dos delanteros. Además, Kike Sola y Portillo estuvieron flanqueados por los extremos Juanfran y Ezquerro. Quedaban dichas las intenciones del técnico. Lo cierto que el equipo nunca dio la sensación de partirse y siempre intentó la cohesión, pero se vio tocado con el gol inicial asturiano.
En un balón colgado de Morán, Carmelo aprovechó el inusual error de Ricardo para inaugurar el marcador. Un mazazo al que los navarros sólo tardaron tres minutos y medio en reaccionar. Desde la izquierda, Oier trazó una diagonal y se marchó de un par de rivales parar meter un pase medido a Ezquerro donde más daño hace. El riojano, en un alarde de serenidad, supo definir ante Cuéllar y romper la sequía realizadora.
El empate permitió a Osasuna tomar el mando, unas veces esperando a salir a la contra con la velocidad de Juanfran y otras esperando a dar el pase exacto tras un ataque elaborado. En éstas, Ezquerro volvió a plantarse ante el meta del Sporting e imaginó la vaselina de la tarde. La ejecución no fue perfecta porque la pelota salió ligeramente desviada. Pudo ser el 1-2 a la media hora. El buen planteamiento navarro caería como un castillo de naipes sólo siete minutos. El castigo de Medina dejó a los rojillos con diez y permitió a Bilic adelantar de nuevo al Sporting.
Sin Roversio, Camacho tuvo que reordenar sus piezas en el descanso. Josetxo reforzó la zaga y con él entró Masoud, en sustitución de Juanfran y Portillo. Sola se quedó como referente, mientras que Ezquerro y Masoud ejercieron la labor de medias puntas con mayor libertad de movimientos. Osasuna no perdió la cara al partido, jugó siempre en terreno visitante y atacó por los costados hasta con los laterales. Los rojillos comenzaron a disparar con fuego con los lógicos riesgos de ser cazados en alguna contra asturiana.
En una falta lanzada por Masoud cometida sobre el riojano en una rapidísima contra, Kike Sola conectó un cabezazo que impactó en el larguero. Después fue Masoud, incansable en el regate. El iraní lanzó un golpe franco directo a la escuadra que salvó en última instancia Cuéllar. Habría tiempo para la inmejorable oportunidad de Dady en la prolongación. Su cabezazo salió fuera.
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