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La segunda convocatoria consecutiva de una manifestación frente a la sede del PP en Madrid movilizó en la tarde de ayer a más periodistas y agentes antidisturbios de la Policía Nacional que a manifestantes, ya que sólo cinco de ellos se dieron cita en la calle Génova para gritar contra el líder, Mariano Rajoy.
Una supuesta transmisión en cadena de mensajes de teléfono móvil citaba a las 17.00 horas para protagonizar una nueva concentración frente a las puertas de la sede madrileña del partido, pero esta vez no tuvo éxito. Las 250 o 300 personas de la concentración del viernes por la mañana eran apenas cinco ayer por la tarde.
A las 16.45 horas podían contarse en el número 13 de la calle Génova de Madrid a una decena de periodistas, tres furgones policiales, cinco agentes de la policía y otros tantos manifestantes, que enarbolaron una bandera de España sin descanso y dejaron claro, a gritos, que quieren que Rajoy se vaya.
Según pasaba el tiempo, aumentaba el número de periodistas pero los manifestantes no encontraban a quien se uniera a su causa. Ni siquiera los transeúntes mostraban la más mínima curiosidad. Mientras, el diputado del PP Carlos Aragonés paseaba por la calle Génova sin que nadie le reconociera.
Marcar distancias
Dirigentes del PP, entretanto, trataron de poner distancia con las protestas ante la sede de la calle Génova.
El secretario general de los populares madrileños, Francisco Granados, lamentó la celebración de esas concentraciones porque "no son el mejor sistema para expresar las discrepancias" y evidencia "el deterioro" que sufre el partido.
El presidente del PP de Cataluña, Daniel Sirera, tachó de "ridículas" las protestas y reclamó a las personas que están detrás que "no trasladen discrepancias internas al ámbito de la calle". Pese a todo, Sirera negó que su partido atraviese una crisis y atribuyó las controversias a las tensiones propias de una etapa precongresual.
El portavoz del PP en el Parlamento vasco, Leopoldo Barreda, también rechazó las concentraciones de la calle Génova porque dan "una imagen cutre" del partido.
La portavoz del partido en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, consideró que lo importante es que el PP salga fortalecido del congreso que celebrará en junio, y destacó que desde esta formación se trabaja para construir un proyecto que ilusione todavía a más personas.
Sáenz de Santamaría señaló a los periodistas, tras participar en unas jornadas de la Asociación Mujeres del Medio Rural, que el PP tiene muy claros sus principios e ideas.
Evitar la desbandada
Por su parte, la diputada del PP catalán en el Parlamento autonómico Montserrat Nebrera, que aspira a presidir el PPC, hizo ayer un llamamiento a los militantes para "la responsabilidad y la serenidad", para evitar que la crisis del PP acabe con una "desbandada" en las filas populares.
Nebrera ha asegurado que en el PP "no hay riesgo de ruptura", pero subrayó que "es momento de cerrar filas" y que el partido tiene que cerrar su crisis "ya, y de manera eficiente". Ella rechazó encuadrarse con alguna de las tendencias internas.
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