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JESÚS MARINO PASCUAL | ARQUITECTO NAVARRO, AUTOR DE BODEGAS DE VANGUARDIA

"A los 18 años me fichó el Barcelona pero me asusté, llamé a mi padre y volví a Pamplona"

"El precio de la vivienda se fija por la capacidad de endeudamiento de una pareja"

Actualizada Domingo, 24 de febrero de 2008 - 04:00 h.
  • TEXTO GABRIEL ASENJOFOTOS MONTXO AG Y CEDIDA

El diseño de autor también se traslada a los viñedos; y a los nombres de Calatrava, Frank Gehry, Moneo o Foster, las guías de arquitectura añaden la innovación, simbolismo, fachadas sofisticadas y edificaciones del navarro Jesús Marino Pascual Vicente. En su caso es aplicable aquello de que la arquitectura es como música congelada.

Posiblemente perdió el Barça un futbolista y la nueva arquitectura de las bodegas ganó un artista, porque Jesús Marino Pascual Vicente, dejó el F.C. Barcelona para estudiar en Pamplona. De esta forma, a la vez que discutía hace 35 años en la Universidad de Navarra sobre la retícula de Le Corbusier, pudo dedicarse a edificar jugadas en los rectángulos de fútbol de la Tercera División, trazaba geometrías de líneas y curvas, encontraba vacíos y ocupaba espacios con el balón. Y acaso por todo ello, entre otras obras civiles, viviendas y reconstrucción de castillos, ha sido capaz de crear una referencia del maridaje entre cerros, viñedos y arquitectura a la salida de Logroño, en las bodegas Darien, una de las propuestas más vanguardistas del llamado enoturismo. Un proyecto de 15 millones de euros que explica con mimo y que se abre al exterior con tantas fechadas como puntos de ubicación puede elegir el observador. Entre otros trabajos es el creador en Briones (La Rioja) del Museo de la Cultura del Vino Dinastía Vivanco, una bodega cargada de pedagogía, donde conviven desde cientos de sacacorchos a pinturas de Picasso.

Es autor de las formas ondulantes de la Bodega Antión, en Elciego (Álava), dotada de un espectacular cilindro de acero de 31 m donde "el sistema de elaboración del vino es una aportación ya que todo se hacer por un sistema de gravedad para evitar bombeos, y además todo está robotizado. Hasta las barricas se mueven con un robot" recuerda. Trabaja ahora en Barbastro (Bodega Irus de la D.O Somontano). En Navarra ha firmado la parroquia de San Pablo en Barañáin y la de Zizur Mayor.

Residente en Logroño, criado en Liédena y Pamplona, Jesús Marino Pascual -"Marino por mi padrino, el tío Marino, casado con una chantreana, Amaya Galdeano, y con tres hijas preciosas"- , afirma que sigue conservando olores y memorias de su Liédena natal "como los de la panadería de mi tío Benigno. Era lugar de encuentro de las mañanas donde se hablaba de fútbol. O la barbería de mi tío Ángel. Ahí eran las tertulias del atardecer. Yo pensaba de niño que cortar el pelo era un servicio público hasta que me enteré que luego se pagaba" confiesa.

¿Qué le condujo a ser arquitecto?

Mis padres eran maestros. A mi padre, director del Ave María en Liédena, le llamaban la atención mis dibujos. Tenía un tío que era Santiago Alonso, pintor y restaurador de la catedral, y los veranos pintaba en su taller. Pensaba en ir a Madrid a hacer Bellas Artes. Pero un amigo, Juan Ignacio Moncosí, viendo mis dibujos de caballos y caseríos que hacía en Huici, en vacaciones, casi me convenció para hacer arquitectura. Pero siempre he pensado que el manejarme en el mundo de la volumetría, de los envolventes que capturan el espacio, que es la arquitectura, tiene que ver con Liédena. En Liédena encuentras un espacio urbano de una complejidad tremenda, lo que llamamos la zona de la Puerta de la Cruz con plazas inclinadas, escalinatas, cuestas y el callejo. Una macla de volúmenes y espacios libres y públicos, y un valor urbano que cada vez que pienso me parece más interesante y más bonito.

De Barcelona a Logroño

Dice que su vida es producto de azares y circunstancias.

El Barcelona me fichó con 18 años para su filial, pero me encontré con que tenía que entrenar mañana y tarde y, además, masaje. Y me asusté. Llamé a mi padre porque veía que no iba a poder. El Barça me había abierto cuenta en las mejores librerías técnicas de Barcelona, pero como ya antes, justo el día que el hombre llegó a la luna, ya había superado lo que entonces eran tres días de exámenes previos en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra, volví a Pamplona. Yo quería estar con mis amigos en el Chantrea, en aquella Tercera División tan fuerte. Luego jugué en el Tudelano y Peña Sport contra equipos como Osasuna, Logroñés, Salamanca o el Alavés. No me arrepiento, pero me da pena no haber vivido un poco más el ambiente de aquella Barcelona. Y también, por circunstancias de la vida, me vine a Logroño, porque dos compañeros mayores me pidieron ayuda en Logroño. Me ofrecieron en la Escuela de Arquitectura ser profesor adjunto, pero decidí quedarme en Logroño. Aquellos compañeros lo dejaron y se fueron a una comuna a Lizaso. Me quedé por el ambiente, por el carácter, por la generosidad en el esfuerzo y el trato de la gente, y por su amplitud de miras. Eran los tiempos de la transición democrática y veías la tensión que había en Pamplona. La gente de Logroño pensaba que estábamos locos con los líos de banderas en las fiestas de Viana. Era una vida, la de Logroño, que me dejaba perplejo por la acogida y tolerancia.

El poder de lo visual

¿Qué ha sucedió en ese tiempo para que ustedes, los arquitectos, se hayan convertido en una especia de iconos en Occidente?

Jean Nouvel decía que la arquitectura es la petrificación de la cultura. Lo que nosotros hacemos responde a las técnicas del momento, a la economía, a las ordenanzas del momento, y refleja las aspiraciones de un promotor. Y estamos en una sociedad donde lo visual tiene mucho poder. Y la gente quiere formar parte de la coreografía del momento, pasearse por los escenarios arquitectónicos. En esta sociedad que acusamos de poco profunda, la arquitectura no deja de ser imagen, pero si en un momento dado formas parte de ese espacio, eso atrae.

¿Se acaba el llamado siglo de oro de la arquitectura española?

Creo que no. Estamos viviendo un potencial tremendo que está emergiendo. Y es porque hemos tenido las bases para que esto suceda. El arquitecto español está muy formado en la ambivalencia creativa de las bellas artes y la técnica. Y además los colegios de arquitectos españoles han sido lugares de formación y filtración de todos los avances hacia los arquitectos. Fui decano del colegio de La Rioja del 92 al 96 con ese objetivo de crear departamentos técnicos de asesoramiento tecnológico a los arquitectos coordinados a nivel nacional. Quizá los españoles son más valorados en el mundo que aquí.

¿Es verdad que el ciclo de prosperidad económica no se ha visto reflejado en la calidad de la vivienda?

Cuando hablo de arquitectura hablo de buenos arquitectos. Y lo que se proyecta masivamente es la vivienda y hay mucha rutina. El promotor es conservador, pero también te encuentras con promotores que quieren dar pasos adelante. Y se están dando pasos con nuevos tipos y conceptos de vivienda.

¿Detecta una obsesión en los ayuntamientos por encargar un Guggenheim, algo que sólo ha funcionado en Bilbao, en vez de acometer proyectos como reconstruir cascos antiguos?

Es cierto. Los ayuntamientos en general y los políticos tienen interés porque un hecho arquitectónico se convierta en un hecho mediático. Y buscan a las figuras que se supone van a garantizar ese hecho. Al final hay que establecer un diálogo con el lugar para que las cosas sean coherentes.

¿Esa competencia por lo espectacular se observa también entre los bodegueros?

Más que competencia, lo que buscan es aunar el mejor funcionamiento de la bodega con que la propia bodega, a través del edificio de visitantes, sea un elemento publicitario. Sobre todo en esas bodegas jóvenes que necesitan hacer marca e implantarse.

¿Cómo se plantean y emergen los rasgos de un edificio? ¿Cómo es su proceso creativo?

Cuando hice esta bodega de Darien me recorrí La Rioja haciendo fotos a los ribazos para ver si daba con una referencia que me ayudara. Para no hacer algo artificioso, necesitas unas referencias en que apoyarte y necesitas vivir el momento creativo, un momento en el que todo lo que tienes almacenado en tu cabeza tiene que confluir con la intuición y establecer un orden y una imagen que traduce ese orden plasmado y casado en un todo. Y eso no se puede hacer más que con una concentración total en todo, desde el proceso de elaboración del vino a las dimensiones de una barrica o, si la bodega tiene un comedor, a las dimensiones de las mesas y a los recorridos de los camareros. Sólo con emoción esa concentración te puede llevar a dar un salto en el hecho creativo para que te lleve más allá de lo convencional.


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