El portero de un museo

Este año debe haber un toro de Cebada Gago que tiene muy buena pinta”, comenta un visitante nada más entrar a los corrales del Gas. “El 92, un castaño. Seguro que te refieres a ese”, responde rápidamente Pablo Sánchez Garriz, portero de los corrales del Gas desde que hace ocho años encontrara el puesto “gracias a Miguel”, reconoce refiriéndose a Miguel Reta, ganadero navarro y pastor clásico de los encierros. La tarea de Sánchez, nacido en Barañáin hace 32 años y que ha ejercido como mayoral de la ganadería Reta durante cuatro años, en los corrales no se limita a vender entradas. Su afición por la tauromaquia le ha llevado a transmitir a los visitantes el ambiente del toro en el campo a través de una exposición fotográfica instalada junto a las ventanas acristaladas. “Después de dos años sin Sanfermines pensé en hacer algo bonito”, explica sobre la muestra. “Son imágenes de Carlos Canalo y Rubén Albarrán impresas por Mikeva, una empresa de mi amigo Mikel Grijelmo”, apunta sobre Jinetes de Bravura. “Busco explicar la vida en el campo, la vida de los mayorales y vaqueros”, añade. “El trabajo en el campo es muy sufrido, está mal pagado y muchas veces no se reconoce”, lamenta. La exposición, que se puede ver hasta el próximo martes durante el horario de visitas a los corrales (11.30 a 13:30 y 16.30 a 20.30), también busca descifrar el significado de estos corrales que en su origen estaban ubicados en el Sario.

Esta pasión que trata de transmitir a los niños que acuden junto a sus padres al recinto donde descansan las reses le llegó a él de manera generacional. “Me viene de mi padre, que falleció hace cuatro meses, y de mi abuelo. Ambos eran corredores, uno en Santo Domingo y otro en la bajada de Javier”, dice orgulloso reconociendo que este año serán unas fiestas “especiales” por la ausencia de su progenitor. Pablo asegura que se recorre Navarra y España corriendo encierros. A diferencia de su padre y de su abuelo, él corre entre la plaza Consistorial y Mercaderes. “Empecé en Estafeta, pero eso era una guerra”, dice mientras observa los animales.

Su trabajo le obliga a ver a diario a las bestias que correrán detrás suya. “Se va acercando el encierro y empieza el miedo, encima este año el trapío de los toros es de diez”, reconoce este corredor que está opositando a Policía Foral y que suele desempeñar las labores de director de lidia en Barañáin. El parón de dos años, a pesar de ser un gran hándicap a nivel económico para las ganaderías también ha servido para mejorar la presentación de los toros en la feria. “Han venido con mucha elegancia, hay mucho cinqueño”, explica este corredor que asegura no ser de los que corren de “empalmada”, comenta riendo. “No, no, yo salgo, pero después de los fuegos o del encierrillo me voy a casa a dormir. Si puedo, claro...”, resopla. Estudiar, correr, observar, amar el toro y divulgar la tauromaquia. Este es Pablo Sánchez Garriz.